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      Una particular salida del closet

      Redacción Clarín

      “A los que me dieron confianza para ‘salir del closet’”, escribió Deborah en los agradecimientos de Nunca o una eternidad , su reciente opera prima. Lejos de tener connotaciones sexuales, la idea de la cantante es rendir culto a aquellos que la incitaron a mostrar sus canciones, relegando prejuicios, miedos, desconfianzas. Y no se equivocaron. La también modelo sorprende con un puñado de canciones pop/rock de costura fina y un alto poder melódico. A partir de su portada pastoral y campestre, la obra propone un paseo por terrenos luminosos. Desde el comienzo irresistiblemente pop de Algo hasta el clima vintage de The Ring (tema en inglés con fondo de guitarra slide, xilofón y moog), el material no defrauda. Deborah pareciera cantar su diario íntimo, siempre en primera persona. “Ya ves, no soy una chica formal / No quiero ni puedo cambiar / No tengo plan ni plan B” ( Como Soy ), entona apenas después que la dulzura de She & Him bañó a Irreal . Sin embargo, la unidad que conforman Nadie sabe (punto más alto del trabajo, con Lucas Martí en coros), Kamikaze y Este cielo (se pone épico al final y provoca aplausos), es una paleta sonora que sintetiza un disco en el cual su autora parece decir: “Acá estoy yo y esto es lo que soy”. Bienvenida.


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