Noticias hoy
    En vivo

      Solo suscriptores

      Descubrió a muchos de los “diamantes” de Boca y lo echaron del club: por primera vez Diego Mazzilli cuenta su verdad

      • Era jugador xeneize y una lesión lo alejó de las canchas.
      • Cuenta en detalle su vínculo con la institución y la razón por la que se fue abruptamente de Boca.

      Descubrió a muchos de los "diamantes" de Boca y lo echaron del club: por primera vez Diego Mazzilli cuenta su verdadUn gran ojo del fútbol argentino. Diego Mazzilli en la Bombonera, antes de ser desvinculado del club.

      "El Colo" Barco, "El Changuito" Zeballos, Cristian Medina, Mateo Retegui. Todos tienen en común la mano formadora de un "cazador" nacido en La Matanza, la influencia técnica y mental del rey del scouting: Diego Mazzilli.

      Veinte años atrás, el hombre era camarógrafo de Boca Juniors. Un empleado tercerizado que aprendió a hacer foco en las piernas de los jugadores de inferiores, a escanear cómo zigzaguea un crack, cómo se para, de qué fibra está hecho.

      La cámara fue la herramienta que en parte lo moldeó como captador de gemas, la herramienta revancha detrás del sueño trunco: Diego Mazzilli había aterrizado en el club en la Novena división en 1992, y llegó a entrenar con el mismísimo Diego Maradona en 1996, pero una lesión le apagó el sueño de Primera.

      Casi sin planearlo, se transformó en descubridor de diamantes, el cazador oculto, el reclutador y formador en los semilleros xeneizes. Pero hace un mes, desde el departamento de personal de Boca le comunicaron que prescindían de sus servicios. Después de 18 años en el área bautizada "Captación", recibió una palmada en la espalda y un "gracias por todo".

      Durante dos décadas se lo pudo ver en viajes desde La Puna hasta La Patagonia junto a ex glorias como Norberto Madurga y Hugo "El Mono" Perotti. Pruebas de tres mil, cinco mil chicos y su ojo entrenado peregrinando por pueblos esperanzados con parir un Messi.

      De bajo perfil, Mazzilli siempre evitó las entrevistas. Por primera vez, y ante Clarín, cuenta su largo camino boquense y el detrás de escena de su salida.

      "Yo estaba de vacaciones. Me tenía que presentar en febrero en el predio, y cuatro días antes de que terminaran mis vacaciones me llamó la gente de personal de Boca para una reunión. Venía como frizado. Mentalmente fueron dos años duros que no se los deseo a nadie. Que de un día para el otro dejes de hacer tus cosas, que no te den explicación", empieza su relato con angustia.

      Mazzilli junto a Barco niño y a Retegui.Mazzilli junto a Barco niño y a Retegui.

      -¿Qué te explicaron, por qué te echaron?

      -Yo no soy de hacer polémica, siempre me mantuve callado, humilde. A Boca le voy a estar siempre agradecido porque me formó como persona, como profesional. Jamás se me hubiera ocurrido irme de Boca. Hace tiempo que no venía haciendo mi trabajo. Prácticamente los últimos cuatro años no hice mi trabajo.

      -¿Por qué?

      -Yo era la cara visible de la captación en Boca, echaron a mucha gente, yo me mantuve. Es normal que cuando hay una nueva dirigencia lleve a su gente... Mi último viaje como captador de Boca fue a fines de 2021 a Esquel, a una prueba organizada por mí. De esa prueba traje al líder actual de la reserva de Boca, Juancito Payal. A fines de 2021 me frizaron. Dejé de hacer lo que hacía sin explicación. Me mandaron a avisar que tenía que empezar a cubrir los entrenamientos de infantiles en el predio de Boca. No fui más a ninguna prueba. Yo no soy de preguntar tampoco. Me dijeron que debe ser una cuestión política.

      -¿Con Riquelme hablaste alguna vez?

      -No.

      Diego Mazzilli en familia cuando jugaba en Boca.Diego Mazzilli en familia cuando jugaba en Boca.

      -¿No intentaste pedir una explicación?

      -No. Sé la forma en que cada uno se maneja. Dejé que fluyera y que la gente que me conocía me diera contención. La salud mental es complicada. Y yo no tuve ayuda de nadie, nadie se comunicó. A mí me dijeron que Boca prescindía de mis servicios y ese día me felicitaron por mi labor brillante en el club. Parecía que les daba vergüenza decirme que me iba. Yo agradecí y les dije que esperaba este desenlace porque venía sufriendo hacía dos años.

      -¿Por qué sufrías?

      -Por el destrato, por momentos tuve pensamientos feos. Cuando me dieron la noticia sentí un alivio terrible. Jamás hubiera querido irme, pero con la noticia sentí alivio, la estaba pasando mal.

      -¿Te acusaron de algo? En esas áreas a veces se dan negociaciones por izquierda, arreglos con representantes, municipios, terceros ajenos al club.

      -Nosotros no hablamos nunca con nadie. Nos manejamos de club a club y con gente del sector de deportes. Siempre prohibimos hacer pruebas con representantes.

      El Changuito Zeballos hace más de una década junto a Mazzilli.El Changuito Zeballos hace más de una década junto a Mazzilli.

      La lesión que cambió su vida

      El vínculo de Mazzilli con Boca Juniors nació en su infancia. Para 1991, cuando jugaba en clubes como Unión Italiana de Ramos Mejía, enfrentó al club Glorias argentinas de Mataderos. El DT rival, "El Loco" Rubén Sánchez, que también entrenaba arqueros de las divisiones inferiores xeneizes, lo invitó a una prueba en La Candela.

      Con 13 años, Mazzilli, que disfrutaba de jugar como volante, se presentó temblando. Le pidieron que pasara a ser lateral, cumplió y fue reclutado. "Yo era agresivo y marcaba muy bien, trabé dos veces y gané. A lo Boca. Les gustó".

      A principios de 1992 arrancó en la Novena de Boca. Fue campeón en esa categoría, compartió plantel con Ariel Rosada -el jugador de Campana que celebró dos títulos de la era a Carlos Bianchi en 1998 y 1999- y se nutrió de entrenadores de la casa como Mané Ponce, "Chino" Benítez, Enrique Hrabina, Roberto Mouzo, Pancho Sá y Ricardo Sotelo.

      Otro hito de su "museo": haber sido alcanzapelotas de aquel equipo del "Maestro" Óscar Washington Tabárez que logró el Apertura 1992 después de 11 años sin campeonatos.

      Diego Mazzilli y su papá AntonioDiego Mazzilli y su papá Antonio

      Citado para la Selección juvenil de José Pekerman, en 1995 una lesión cambió abruptamente los planes. El sueño de Primera División, que parecía cercanísimo, quedó trunco. "Estuve citado para esa Sub 17 en la que después estuvieron Pablo Aymar y Riquelme. Me desgarré, quedé desafectado y el tren pasó. Seguí en el club, hice una pretemporada con edad de séptima con la reserva de Boca, pero dejé todo. Boca no me dejó libre, yo dejé el fútbol. Fue triste".

      "Mi casa estuvo de duelo durante tres años por mi decisión. Tenía mucha contención de mi familia que me acompañaba, pero tal vez en esa época debería haber visto a un psicólogo. Era un lateral rápido por derecha o por izquierda. Era difícil que me ganaran los duelos mano a mano. A pesar de que no tenía una altura destacada, mido 1,71, iba muy bien de arriba. Terminaba todos los partidos raspado, con sangre", se quiebra.

      "Trataron de convencerme de no dejar, volví a los seis meses cuando me llamó Mouzo, un fenómeno al que después tuve de compañero en el área de Captación de Boca. Llegué a entrenar con la primera en época de Carlos Bilardo. No sé qué me pasaba, miedo escénico, no sé cómo llamarlo, me cohibía. Lo mejor que me pasó fue haber compartido una práctica con Diego Maradona".

      No puede olvidarse de aquella mañana en que El Diez se apareció en el Sindicato de Empleados de Comercio para hacer pases con los chicos de reserva. "'Pasame la pelota, Bocha', me decía. La gran felicidad que me dio el fútbol. Un día glorioso".

      Mazzilli y su papá Antonio, DT infantil.Mazzilli y su papá Antonio, DT infantil.

      Mientras ayudaba a su padre en la remisería familiar, Mazzilli cayó en un pozo anímico. "¿Por qué dejaste el fútbol? ¿Cómo alguien qué tocó la Selección argentina lo deja todo?", lo asediaban amigos y conocidos. "Yo estaba muy cerrado. Después me arrepentí, pero bueno... haber hecho bien las cosas como persona me abrió las puertas de Boca más tarde".

      En 2003, de manera inesperada, empezó a trabajar como camarógrafo en Boca. Fue "el reinicio laboral" que lo revincularía más adelante al fútbol desde la docencia. El periodista Horacio García, que se había sumado al club, organizó un área de análisis de videos y lo convocó, aunque Mazzilli poco supiera de lentes, focos, diafragmas y lenguaje en VHS.

      Al principio filmaba partidos de divisiones inferiores por todo el país, más tarde pasó a las grabaciones de los entrenamientos de Primera liderados por Miguel Ángel Brindisi. Diego fue haciendo un camino en el rubro audiovisual mientras se encerraba en las oficinas boquenses a editar jugadas. Tanta minuciosidad ayudó al ojo a detectar lo que otros no veían. Pausa, rewind, stop, zoom.

      "Aprendí a analizar a los rivales, a observar de otra manera al jugador. Y en 2005 pasé a ser empleado formal del club", detalla. "En 2006 se armó el área de Captación y arrancó esta aventura".

      Secretos de un don...

      "Esta tarea no es para cualquiera", repite. "Nacés para elegir. Es un don. Me podés preguntar qué le veo a un jugador: no te puedo explicar. Ya sé a quién tengo que mirar, me doy cuenta cuando viene caminando", dice después de tanta emoción revuelta y pide un té de manzanilla.

      "Para Zeballos soy su segundo papá", dice Mazzilli."Para Zeballos soy su segundo papá", dice Mazzilli.

      El lema del área que manejaba era el mismo que usa ahora que está desocupado y evalúa trabajar en el exterior. "El mejor futbolista, el diamante, es siempre el que está por venir".

      Mazzilli acumula millas en auto, tren, micro. Puede escribir un libro de memorias de viajes por el interior, a media luz, en pruebas interminables de diez, doce o catorce horas en las que los padres y los dirigentes de clubes infantiles se desesperan por mostrar a sus chicos.

      Alguna vez en esa tarea de búsqueda federal de diamantes sin pulir, sufrió un accidente en la ruta. El auto en el que lo llevaban casi de madrugada chocó con un oso hormiguero.

      "Fue en Formosa. De 8 a 18 viendo chicos y me avisan que teníamos de noche otra prueba a 40 kilómetros. Tres mil chicos esperaban, mala iluminación, tribuna llena. Yo me hospedaba en un hotel en otra localidad, y de regreso me despierto de manera brusca. Habíamos chocado fuerte en medio de la nada. Por suerte no pasó a mayores, pero así es la vida del que sale a detectar talentos, muy sacrificada".

      En plena prueba de jugadores, en épocas en que viajaba por el país. En plena prueba de jugadores, en épocas en que viajaba por el país.

      ¿Cómo se maneja la desilusión de un niño al que se le comunica que no será parte de Boca? ¿De qué forma sutil se explica que ese paso no representa el fin de un sueño? "Uno hace docencia. Cuando probás a un chico hay que hacer una devolución, que se vayan con un mensaje. Aclararle que se le puede hacer un seguimiento, que el 'no' no es definitivo, que por eso tiene que seguir evolucionando, que cada uno en su club tiene que seguir entrenando y siendo el mejor, que hay que estudiar y rodearse de buenos amigos que valgan la pena. Me voy contento aunque haya viajado y no haya encontrado un gran jugador, porque para mí es un día ganado, de aprendizaje para ellos".

      Todavía conserva el documento del día que junto al "Mono" Perotti probó a Cristian Medina en la localidad de Moreno. 27 de octubre de 2012. Aquel día tuiteó: "Hoy le toca a los más chiquitos, categorías 2002, 2003, 2004 y 2005 en el Club El Fortín, en la Liga Casa del Deporte". Se puso frente a esa gema delgadísima de diez años y una insolencia feroz ante la pelota y quedó hipnotizado. "Le había visto pinta de jugador ya cuando estaba trotando. Una pinta de jugador terrible. Habíamos estado todo el día probando y probando, pero yo lo quería ver a él. Me crucé de canchita y lo vi gambetear, limpiar a 5 o 6 en una baldosa, una técnica terrible. Terminó el partido, le tomamos los datos y lo invitamos a entrenar en La Candela".

      Mazzilli explica que el proceso de acompañamiento puede llevar cinco, diez años y dejar en el camino a cientos de cracks. No todo lo determina el talento. Hay variables como la tolerancia a las primeras frustraciones y el cultivo de la paciencia. "Medina, por ejemplo, la luchó mucho. En 2014 no viajó a Brasil para un torneo en que le ganamos al Atlético Madrid y hubo que levantarle el ánimo".

      "Nunca me hubiera ido de Boca", dice Mazzilli."Nunca me hubiera ido de Boca", dice Mazzilli.

      La vida después de Boca


      "Es llamativo que la mayoría de las veces los jugadores que llegan agradecen públicamente a los técnicos, a los médicos, a los dirigentes y se olvidan del primer eslabón de la cadena, el área de captación", se lamenta Diego mientras muestra fotos de los cientos de chicos a los que impulsó.

      "Tengo amistad con muchísimos que no llegaron, que agradecen el tiempo que compartimos. El Messi de Neuquén, por ejemplo. Rulito. Categoría 2004. Me mandó un mate el otro día, nos escribimos. Se rompió la rodilla en Boca y no pudo seguir. Hoy es peluquero".

      Con "El Changuito" Zeballos lo une una historia de fe y lágrimas. Lo vio gambetear en 2013 e invirtió su tiempo en hacerle entender que el éxito era "una alcancía de paciencia": "La madre me dice que soy su segundo papá. Tengo una debilidad por él. Es un chico que los primeros días en la pensión lloraba. Lo llevamos despacio, lo contuvimos, se podía deprimir y después de las charlas respondía con cuatro goles", cuenta Mazzilli, quien también tiene título de director técnico.

      -¿Fuiste responsable también de la formación de "El Colo" Barco?

      -Fui uno de sus formadores, fuimos muchos los que lo descubrimos. Descubrir es responsabilidad de todo un grupo. Siempre digo que si el utilero lo trata bien el día de la prueba, ya es parte también de ese descubrimiento. Ahora, si el utilero lo trata mal, el pibe se asusta. Uno de los primeros mensajes que recibí cuando me fui, fue de la familia de Barco. Ser parte de la carrera de un chico que está jugando en un alto nivel en Europa te enorgullece. Así como la invitación que recibí de un padre para ver a su hijo en Europa, con todo pago durante 10 días. No voy a decirte el nombre, pero me puse a llorar.

      Diego Mazzilli cuando trabajaba como camarógrafo de Boca, en 2005.Diego Mazzilli cuando trabajaba como camarógrafo de Boca, en 2005.

      -¿Trabajarías en River?

      -Soy un profesional, pero no me veo trabajando en River. Estoy muy identificado con Boca. Soy respetuoso de todos los clubes, pero no creo que me llamen de ahí, no lo veo posible. Después de Boca estoy apuntando a algo en el exterior, pero primero estoy abocado a recuperarme.

      -¿Creés que en el futuro podés volver a Boca?

      -Obvio. Creo que hice en Boca un trabajo muy bueno, está a la luz. Chicos que han llegado a Primera, chicos que están por llegar a Primera, venta millonaria de jugadores. Un trabajo oculto, nadie ve cuando hacés docencia, cuando formás a personas, así lleguen o no a la primera de Boca. Tengo 45 años, soy joven, en los clubes los sabios son gente grande, así que tengo una carrera por delante. Sé que trabajo no me va a faltar. Pero ahora estoy tratando de fortalecerme mentalmente.


      Sobre la firma

      Marina Zucchi
      Marina Zucchi

      Editora de la sección Historias mzucchi@clarin.com

      Bio completa