Noticias hoy
    En vivo

      Solo suscriptores

      María Isabel Sánchez, la voz de Mitre: el vínculo con su hermana gemela locutora, su pasado como voz del estadio y el llanto inconsolable en Malvinas

      La conductora de "Encendidos en la tarde" cuenta en profundidad su vida. Retrato de esa hija de españoles que remó hasta encontrar su camino.

      María Isabel Sánchez, la voz de Mitre: el vínculo con su hermana gemela locutora, su pasado como voz del estadio y el llanto inconsolable en MalvinasDoble título, más de 30 años al frente de un micrófono y una vida intensa. María Isabel Sánchez, la gran voz de la tarde. (Foto: Martín Bonetto)

      Si alguien cree encontrar a María Isabel Sánchez caminando por San Diego, California, y le pide una prueba de voz, deberá saber que es su gemela, Rosa, también locutora y periodista. Un tono idéntico que recorre incansablemente estadios para la emisora estadounidense Fútbol de Primera.

      Las hermanas Sánchez nacieron en la maternidad Sardá, en Parque Patricios, un día de Reyes, un mes después de que una radiografía le anunciara a Doña Elena que en esa panza desmesurada había un embarazo gemelar. Vieron la luz con tres kilos y medio cada una. María llegó al mundo cinco minutos antes que Rosa y fue la primera en volar del nido de Lomas de Zamora.

      Precursora en varios frentes, antes del carnet habilitante ya era voz del estadio de Temperley. Un rol pionero en los ochenta, cuando a cara lavada, en jeans y zapatillas, anunciaba dulcemente la salida del equipo celeste.

      En el estudio de Mitre donde conduce "Encendidos en la tarde". (Foto: Martín Bonetto)En el estudio de Mitre donde conduce "Encendidos en la tarde". (Foto: Martín Bonetto)

      Varios de los pasados de la conductora de Encendidos en la tarde, por Mitre, duermen como a la espera de que una charla los active. "Soy primera generación de argentinos", cuenta con esa modulación excelsa que se escucha desde temprano, ya en Alguien tiene que decirlo, con Eduardo Feinmann. "Mis padres eran españoles y llegaron huyendo de la posguerra civil. Mamá vino a los 17 junto a sus papás y a sus tres hermanos. Salvo la más chiquita, mi tía, que tenía siete, todos se pusieron a trabajar para devolver el dinero que les habían prestado para el viaje. Mi madre era empleada en una fábrica de envases y cartón en Valentín Alsina".

      La infancia en las tribunas de Independiente. Un año de juventud en una compañía de seguros, tres en el Banco de Tokio, un lustro en Mar del Plata. Las vidas pasadas de la mujer que se llama así en homenaje a una maestra de escuela de su madre, entremezclan el COSAL con la Universidad Católica Argentina, el Conurbano con las Islas Malvinas, el fútbol con el básquet y el tenis.

      "Crecimos con una altísima exigencia. Para mi papá, mi hermana y yo teníamos que tener 10 en todo. Era tremendo sacarse 9, porque la pregunta era: '¿Qué te pasó?'", cuenta. "Me acuerdo que una vez, en tercero de la secundaria, yo tenía 10 de promedio en 11 de las 13 materias. Y dos 9.50. Mi boletín había ido por toda la escuela, y cuando llegué a casa, mi papá dijo 'qué lástima'".

      -¿Con la planilla del rating tenés esa misma exigencia?

      -Por suerte nos va muy bien, pero sí, siento que no podemos bajar. Que siempre hay que ir para arriba. Y tengo una exigencia personal: si cometo un error al aire o digo algo equivocado, me quedo varios días pensando en el error. Internamente me quedó esa cuestión de la exigencia.

      "Hay una permanente lucha de todos los gemelos", dice María Isabel (Foto: María Isabel Sánchez)"Hay una permanente lucha de todos los gemelos", dice María Isabel (Foto: María Isabel Sánchez)

      En busca de la identidad

      Lleva a menudo un misterioso dije en el cuello, que no es más que la palabra "María" en árabe. Lo mandó a hacer después de que en La pequeña Venecia de Emiratos Árabes un joyero le dibujara la palabra. Viste casi siempre de negro o de azul.​ Ama el perfume Gucci Rush 2, y cuando se enteró de que dejarían de producirlo, se stockeó en aeropuertos desesperadamente de a decenas para poder almibararse a largo plazo. 

      Cuando medía poco más de un metro, la inscribieron en básquet en el club del barrio, pero "no funcionó". Ahora, en el recreo entre los dos programas radiales juega tenis. Aprendió hace una década y la acompaña a todos lados una aplicación en la que ve partidos de todo el mundo a toda hora. Le pega con la derecha y se jacta del revés a dos manos. 

      No cree "ni en la mala suerte ni en las brujerías". Hubiera querido estudiar "arquitectura o psicología", cursó Decoración de interiores y en pandemia duplicó sus horas de pintura. Suele representar en sus obras cuerpos y rostros. Una de sus creaciones es un homenaje a Freddie Mercury.

      Valencia, Salamanca, Castilla y León. María tiene claras varias ramas anteriores de ese árbol que se inició en España. Típica historia de inmigrantes, los abuelos maternos llegaron con lo puesto y terminaron montando su panadería en Valentin Alsina. 

      Estudió en la Escuela 45 de Temperley, después en el comercial Tomás Espora de la misma localidad. Fue en tercer grado que atravesó la primera gran separación de su hermana. A su madre le recomendaron un espacio propio para cada una, por lo que María cursó por la mañana y Rosa, por la tarde.

      La gemela Rosa Sánchez, locutora y periodista que trabaja en los Estados Unidos.La gemela Rosa Sánchez, locutora y periodista que trabaja en los Estados Unidos.

      -¿Había competencia con tu gemela Rosa?

      -Había. Porque mi viejo nos exigía ser las mejores en el colegio, entonces sin querer, esa competencia se daba. Cuando sos gemelo, de alguna manera competís por el amor de tus padres. Sos gemela y nunca fuiste ni la más chica ni la más grande, compartiste el útero. Tuviste que compartir todo desde el primer día. Nunca tuviste a tus padres exclusivos para vos. Nunca fuiste la más mimada por ser más chica. No es fácil ser gemela. Es una enorme prueba tener que compartirlo todo desde el primer día.

      -¿Y cómo era y es el vínculo, mejores amigas o en cierta forma se alejaron?

      -Hay una permanente lucha en los gemelos: como todo el mundo te confunde y parece que las dos son lo mismo, tratás de hacer cosas para diferenciarte... El tema era que teníamos los mismos gustos. Con un gemelo luchás por tu identidad.

      -¿Tuviste tus épocas de crisis, de querer separarte de ella, de tomar aire?

      -Sí. En esa necesidad de diferenciarte del otro formás tu propio grupo de amigos, querés ser única. No tenemos esa cosa de inseparables, eso de que si una está mal, la otra lo siente. Se ve que esa necesidad de tener aire nos llevó por caminos diferentes, de hecho yo viví cinco años en Mar del Plata, y ella ahora vive en los Estados Unidos desde hace más de 20 años. 

      -¿A vos se te cruza la idea de seguirla, de irte del país?

      -Muchas veces, se me cruzó y se me cruza. Pero después lo pienso y digo no, porque yo no tengo una razón como ella, que siguió a su marido. Arrancar sola es dificil. Yo adoro mi país. Fantaseo cuando veo las cosas que pasan, más estando en contacto con las noticias, escuchando y viendo cosas negativas. Pero no quiero que me expulse el país, me voy a resistir hasta las últimas consecuencias.

      La Sánchez que recorre estadios, Rosa, su gemela.La Sánchez que recorre estadios, Rosa, su gemela.

      El día que se fue a vivir junto al mar

      La primera entrevista la hizo a los 12 años para el diario de la escuela. Logró entrar a la casa de Miguel Ángel "Pepé" Santoro, el arquero de Independiente, en Sarandí, y quedó fascinada con ese monstruo del deporte que coleccionaba canarios.

      Apenas cumplió los 18, se empleó en una compañía de seguros como administrativa en el sector de incendios. Fue especializándose en pólizas, pero enseguida cambió de trabajo. Mientras estudiaba en el COSAL, se ganaba la vida en el Banco de Tokio de Lomas de Zamora, puesto al que renunció apenas se recibió de locutora.

      Como en toda historia de éxito, antes de ser la voz más escuchada de la franja de la tarde, hubo algún tropezón del que salió fortalecida. Dos ingresos fallidos al ISER y un "no tiene condiciones" la llevaron hasta el COSAL, donde conoció docentes ejemplares como "Tito Biondi y Jorge Deltell, el locutor de Historias de la argentina secreta". La dulce venganza, cuando tuvo que rendir el examen de habilitación, lo hizo en el ISER y la aprobaron.

      En el ascensor de Radio Mitre en la calle Mansilla (Martín Bonetto)En el ascensor de Radio Mitre en la calle Mansilla (Martín Bonetto)

      El primer trabajo con matrícula lo tuvo en Radio Buenos Aires. Desde entonces no se detuvo: Aspen, América, Radio 10... Antes hizo una parada técnica en Mar del Plata y mucho después un ingreso a la carrera de Periodismo en la UCA.

      -¿Por qué esos cinco años en "La Feliz? ¿Qué te llevó a mudarte?

      -Tenía 22 años y Radio Rivadavia iniciaba un lindo proyecto allá, con Julio Lagos, Juan José Moro. Y me fui. Mis padres lo tomaron mal, pero yo volvía cada semana. Me anoté, di una prueba, me eligieron y me fui con mi autito, un Peugeot 504 plateado con tapizados negros de pana.

      -¿Y cómo fue esa vida como voz del estadio en Temperley?

      -Fue romper un poco las estructuras. Llegué por un vecino que manejaba el audio en el estadio. Lo hacía todo él. Cuando empecé a estudiar me ofreció grabarle las publicidades y me pagaba. Eduardo Estelini, cada tanto me llegan saludos de él. Como me gustaba el mundo del fútbol y me servía practicar era bingo para mí. Veían una chica de unos 20 años haciendo la voz del estadio y era llamativo para todo el mundo. Ahí conocí al locutor comercial César Gómez, que me dijo: "Cuando te recibas buscame, y vemos si empezás con suplencias. Soy el jefe de locutores de Radio Buenos Aires". Le tomé la palabra. Fue al primero al que le golpeé la puerta. Me dio suplencias, al principio en Navidad, o en horarios de madrugada. Mi puerta de ingreso a la radio fue el estadio.

      -¿Cómo anunciabas la salida del equipo? Cuesta imaginar tu voz relacionada a aquel mundo...

      -Yo decía: "El equipo de Temperley sale con esta formación...". No gritaba. Por eso era disruptivo. Lo hacía con tono cálido. Nunca la pasé mal en un estadio. Hoy si no me lleva alguien, no voy, me da miedo. Yo iba a la popular de Independiente con mi hermana desde muy chiquita.

      Coqueta y elegante. María Isabel, voz inconfundible de la radiofonía Foto: Martín Bonetto)Coqueta y elegante. María Isabel, voz inconfundible de la radiofonía Foto: Martín Bonetto)

      -¿Cómo nació el amor por el Rojo?

      -Por mi tío Eutimio, soltero. Nunca más volví a escuchar ese nombre. Vivía a la vuelta de casa, y como no tenía hijos, nos adoraba. Teníamos un vínculo muy cercano. Nos enseñó a jugar al tute, al mus, al truco. Era adorado por nosotras. Y nos transmitió la pasión por Independiente. 

      -¿Y tu regreso desde Mar del Plata cuándo se dio?

      -Llegó un momento en que allá tenía un techo profesional. Y me volví. Vivía en la zona de Plaza Mitre, dejé muchos amigos. Y tuve que empezar de cero otra vez, suplencias y suplencias. Regresé a Radio Buenos Aires, donde me conocían. Al toque conocí a la gente que trabajaba en la Rock & Pop y que hizo la transformación de Aspen, y me encantó pasar a Aspen. En mis cuatro años ahí aprendí muchísimo de música. 

      La llaga Malvinas y otros secretos

      María invierte lo que puede en viajes. Lo ve como "un plazo fijo" en uno mismo, una decisión que "abre la cabeza, invita a ser más sabio". Tiene como grandes pendientes Egipto, Israel, Portugal, Alemania y Marruecos, y este año cumplió lo que había tenido que postergar por la pandemia, una travesía por Japón junto a siete amigas.

      Cuando no está de viaje, se teletransporta gracias a una lista de música en su teléfono que la hace volar. Entre sus preferencias están "Queen, Rod Stewart, Bon Jovi, Bryan Adams, Electric Light Orchestra, Genesis. Y más acá en el tiempo, Ed Sheeran".

      Fanática de Independiente, el fútbol le abrió la puerta a la radio (Foto: Martín Bonetto)Fanática de Independiente, el fútbol le abrió la puerta a la radio (Foto: Martín Bonetto)

      Amante de los autos, calcula que ya pasó la docena en el historial de transferencias. Manejó el primero propio a los 19 años cuando sacó un crédito y compró un Fiat 600. 

      -¿De qué entrevista te sentís particularmente orgullosa?

      -De una que fue shockeante, cuando transmití desde Malvinas. Estuve una semana cuando el gobierno británico autorizó que viajáramos un grupo de periodistas y de ex combatientes. Estuvimos transmitiendo desde el cementerio, desde los campos de combate, desde los escenarios de la guerra. Yo estaba en Radio 10 en ese momento, me sentía horrible por llorar al aire, pero no podía actuar de otra manera. Como hacía, además, un programa sobre Malvinas, conocía perfectamente las historias de cada soldado. Tuve que pedirle disculpas a Feinmann porque en un momento me puse a llorar de manera desgarradora, incontrolable.

      -¿Estás preparando algún nuevo libro?

      ​-No, después de ocho estoy descansando. El último fue Amor del bueno, sobre parejas que se sostuvieron, la solidaridad, los cuidados, la protección y el respeto.

      -Parece que te obsesionara el tema del amor...

      -Y sí, porque el amor es un milagro. Ese enamoramiento, ver a una persona que te conmueve tanto es algo raro. ¿De dónde sale esa corriente?

      -¿Estás en pareja hoy?

      -No estoy en pareja, pero resguardo mi intimidad. Nunca me gustó exhibir eso. Tampoco nunca lo oculté.

      Recibiendo un Martín Fierro en 2014.Recibiendo un Martín Fierro en 2014.

      La voz que no parece haberse contaminado con cigarrillo durante algunos años (fumó "esporádicamente, en situaciones sociales" entre los 18 y los 30) fundió motor una vez, después de haber obtenido un Martín Fierro, en 2007. "Salí de casa, no hablaba con nadie, y cuando le dije buen día al de vigilancia de la radio, estaba muda. Emocionalmente había sido muy fuerte esa gala, porque mamá supo que tenía un tumor, estaba deprimida, y para sacarla de esos pensamientos le dije que estaba nominada, que me tenía que acompañar. Lloramos cuando lo gané. Al otro día tuvieron que inyectarme corticoides".

      -¿Cómo describirías el particular sonido de tu voz?

      -A mí no me parece que tenga voz linda, de hecho no me gusta escucharme. Es grave. Y podría decir que trabajé los matices a lo largo de los años y es bastante flexible en ese aspecto. Porque era una de mis mayores debilidades el tema de los matices cuando estudiaba locución. Como yo era tímida, me costaba la expresividad. De hecho, era lo que más me criticaban los profesores. Creo que lo convertí en una fortaleza.

      -¿Hoy también te considerás tímida?

      Sí, todavía. La timidez es en realidad el miedo a ser juzgado por el otro, el miedo a sonar desubicado, o a que si expresás tus sentimientos no seas aceptado. Traté mucho el tema en terapia y aprendí a reírme de mis defectos.

      -Muchos creían que podías seguir a Longobardi a CNN...

      -El tema es que él quiso cambiar de equipo. Se fue bien con nosotros, pero evidentemente quería hacer un cambio en su vida. Y está muy bien, estaba en todo su derecho de hacerlo.

      -¿Nunca se planteó el hecho de que pudieras seguirlo?

      ​-No, nunca. Creo que él quería armar otro proyecto, salir de su espacio de comodidad.

      -¿Algún político te pidió que le enseñaras dicción y vocalización?

      -¡No, y siempre digo que cuántos lo necesitan! Cuántos se han equivocado en el discurso o en la forma de transmitir y cuántos partidos y gobiernos han equivocado su comunicación. Ahora todos están preocupados por las internas y las listas, pero la verdadera preocupación debería ser Rosario, la inflación, el deterioro de la educación. Esto último me tiene furiosa, porque creo que es lo que nos hace votar mal, no saber lo que queremos. El deterioro de la educación hace que una persona nazca sin futuro, sin posibilidad de cambiar su vida. En la época de mi viejo, nacer pobre no era una condena.

      -Con la experiencia ganada: ¿Hubieras querido advertirle algo a la chica que fuiste y recién empezaba a puros sueños?

      -Le diría lo mismo que le digo a los chicos cuando voy a hablar a las escuelas y facultades. Estoy contenta con lo que hice profesionalmente. No llegué a ser Susana Gimenez, no soy un personaje famoso, pero estoy satisfecha con ese camino paso a paso sin tener que transar con nadie. Siempre di lo mejor, más allá de lo que me pagaron. Este trabajo siempre fue mal pago desde que yo era chica. Si uno trabaja a reglamento por lo que le pagan, siempre va a ser mediocre. Y nosotros los profesionales somos nuestra propia empresa. Lo mejor que tenés para dar, si lo das, si te vas formando en otras áreas, te hace un profesional más sólido y estás invirtiendo en tu empresa. Inviertan en ustedes.


      Mirá también


      Mirá también


      Mirá también


      Sobre la firma

      Marina Zucchi
      Marina Zucchi

      Periodista y Licenciada en Comunicación, es parte de la redacción de Clarín desde 2001. Trabajó en Radio Mitre, Rivadavia y La Red. Tiene publicado un libro con 300 horas de entrevistas a ídolos de Boca Juniors ("Desde el alma", Capital Intelectual). Recibió un premio ADEPA en la categoría Información General y Espectáculos por el especial "Los 100 años de la radio". mzucchi@clarin.com

      Bio completa

      Tags relacionados