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      El maltrato dejó secuelas entre los chicos del jardín

      Los padres dicen que muchos están agresivos, insultan y rechazan que les laven la cabeza.

      El maltrato dejó secuelas entre los chicos del jardínCLAIMA20130206_0054 Gustavo Castaing Pintadas. Así dejaron los padres ayer las paredes del jardín maternal donde insultaban a sus hijos./ Gustavo Castaing
      Redacción Clarín
      06/02/2013 02:52

      La habilitación y control del funcionamiento de los jardines maternales en la provincia de Buenos Aires quedó en la mira, a partir del caso de la guardería Tribilín de San Isidro, denunciada por maltrato infantil, luego de que se conociera una grabación con amenazas e insultos hacia pequeños de 45 días a 3 años de edad. Mientras la Dirección Provincial de Educación en Gestión Privada le notificó al establecimiento que no está en condiciones de funcionar desde hace 17 años, el municipio respondió que si el lugar estuvo funcionando hasta el viernes, fue porque la provincia no lo controló. Ayer a la mañana una inspectora de la DIGEPREPE dijo que el jardín tiene una “disposición de cierre desde 1996”, que determina que el jardín “no puede ni funcionar ni matricular”. Asimismo, la directora general de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Nora De Lucía y el secretario de Niñez, Pablo Navarro, se presentaron ante la fiscalía de turno para que se investiguen los hechos ocurridos en el establecimiento. Además, la titular de la cartera educativa, instruyó a la Dirección Provincial de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social a prestar asistencia profesional a los niños que concurrían a ese lugar.

      Al mediodía, desde el municipio de San Isidro reconocieron que el sitio posee un certificado de locación desde 1998. “Se le dio cuando los municipios tenían la facultad de habilitarlos. Luego la competencia pasó a la provincia y los jardines que tenían el certificado, lo conservaron automáticamente”, explicó el subsecretario de Gobierno Ricardo Rivas. “El municipio sólo determinó que el edificio era apto y es competencia de la provincia que estuviera abierto y que no se hayan establecidos los controles correspondientes”, agregó. Por su parte la presidenta del Consejo Escolar del distrito explicó que ese organismo sólo se ocupa de la de los jardines de gestión estatal, no privada. “Si este horror hubiera ocurrido en alguno de ellos, caerían todos los involucrados, desde los propietarios a los empleados” afirmó Norma Balmaceda.

      Dijo también que el municipio da el visto bueno a un jardín maternal una vez que los dueños obtienen un número de habilitación ante la dirección provincial. “Sin ese número, no hay trámite municipal” aseguró.

      Desde La Plata, fuentes de la Dirección aseguraron que el jardín no figura en sus registros y dejaron trascender que el sitio tenía habilitación como casa de fiestas y que también era utilizado como colonia de vacaciones.

      En medio del fuego cruzado entre ambos organismos, el asesor legal de Tribilín reiteró que el lugar “tenía habilitación municipal” para funcionar como jardín maternal. Según algunos padres, hasta el viernes hubo matriculaciones para el ciclo 2013 en la sede. El costo de la jornada completa para anotar a un chico era de 1900 pesos mensuales y la matrícula, de 1200. Además se cobraban adicionales de 300 pesos por comida y otros 300 por materiales.

      En la conferencia de prensa realizada en el municipio, estuvo Cecilia, la madre de la nena que fue enviada al jardín con un iPod en su mochila y donde quedaron registradas las agresiones e insultos contra los chicos por parte de al menos dos empleadas y una directora. La mujer dijo que entró una sola vez al lugar, durante la visita previa a la inscripción de su hija. “Después nos atendían siempre en la puerta y nadie podía entrar”, explicó. Confió que no creía que lo que ocurría dentro de la guardería era tan grave, hasta que escuchó el audio de la grabación. “Si se comprueba todo lo que está ahí, pido que ellas no puedan estar más cerca de ningún chico” dijo la joven madre que se mostró en desacuerdo con las pintadas que aparecieron en las últimas horas en el frente del edificio. Con aerosol, padres y allegados a los chicos que concurrían al jardín escribieron los nombres de las maestras y directivas involucradas en la denuncia junto a algunos insultos y frases como “pegáme a mí”, “maltrato infantil”, y “ni a los perros tratan así”, entre otras.

      Ayer algunos padres se siguieron concentrando frente al edificio, como Gabriela, que envió a su hija durante y año y medio al jardín. Reveló que la pequeña tenía “llantos desgarradores” y, cuando pedía explicaciones, la directora le respondía que era ella la que “debía ponerle límites”. Dijo también que vecinos del barrio comentaron que mientras los chicos lloraban, las maestras tomaban sol en la terraza. Mientras tanto, en la fiscalía del área correccional de San Isidro, los fiscales Franco Servidio y Carolina Asprella continuaron con la recolección de pruebas sobre el trato que recibían los chicos que concurrían al jardín. También ordenaron la realización de exámenes a los pequeños para determinar si hubo afectación psicológica. De los testimonios de los padres, se desprende que la mayoría de ellos se muestra agresivo, insulta y rechaza que le laven la cabeza. “Varios sufren falta de entusiasmo para jugar y aprender, cambios de conducta con picos de stress é incluso llantos espontáneos, lo que nos da una idea de que este establecimiento era en realidad una tortura cotidiana para ellos”, dijo a Clarín Javier Miglino, abogado de uno de los padres del establecimiento.


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