Carlos Bulgheroni, un innovador con proyección internacional

*Por Giancarlo Elia Valori

Hace un año, el 3 de septiembre, Carlos Alberto Bulgheroni partió con la discreción y la dignidad que siempre habían caracterizado su vida profesional y privada.

Hay muchas maneras de reconocer a un hombre. Una de ellas es el signo tangible de lo que ha dejado como herencia y testimonio. Sin embargo, la mejor manera es, seguramente, el recuerdo que ha dejado a su paso, especialmente a la gran cantidad de amigos, entre ellos quien escribe, y de acreditados gerentes y empresarios internacionales, hasta llegar incluso a los más altos cargos, y no solo de la República Argentina.

Carlos, a quien conocí por medio de un amigo común, Arturo Ercole Frondizi, fue un empresario brillante e innovador, pero fue sobre todo un visionario de avanzada con una perspectiva internacional, con deseos de crecer cada vez más y de afrontar nuevas iniciativas y desafíos.

Pilar del sistema industrial argentino e internacional, era un hombre de calibre indiscutido. Su historia es parecida a la de otros pioneros del empresariado, hombres caracterizados por la intuición, la visión de futuro y la autoridad, que representan un importante capítulo en el desarrollo de formas más avanzadas del capitalismo moderno, abierto a las nuevas e innovadoras dinámicas de los mercados, entre ellos el norte de África, Rusia, Asia central, el medio y el lejano Oriente.

Por ello la figura de Carlos Bulgheroni seguirá siendo para las generaciones futuras, y también para quienes tuvieron el privilegio de conocerlo, un ejemplo, no solo por su capacidad de construir, paso a paso, un camino con un enfoque dinámico, laborioso e innovador, sino también por la pasión y la dedicación al trabajo y la familia. Elementos que demostraron ser fundamentales para su afirmación y dimensión internacionales.

Pero ésta, por sí sola, sería una definición parcial, porque Carlos era principalmente un empresario de gran humanidad, una persona dispuesta a ayudar a los demás. Nunca una expresión fuera de lugar. Se lo percibía como una persona coherente, de pocas palabras pero de hechos concretos.

Llamaba la atención su relación con personas sencillas, que mantuvo durante toda su vida, sellando su acción con un abrazo sincero y cordial. No le gustaban la atención de los medios ni los títulos o las distinciones.

Recuerdo, por ejemplo, el esfuerzo necesario para convencerlo de ir a Roma, en diciembre de 2002, a la ceremonia de entrega de la alta condecoración de “Gran Oficial de la Orden al Mérito de la República Italiana”, con la que fue distinguido, a propuesta de quien escribe, por el entonces Jefe de Estado, Carlo Azeglio Ciampi.

Carlos, a un año de su partida, sigue desplegando la sabiduría de la vida. Su imagen se recorta en la historia de la industria, como una admirable expresión que toca las fibras más íntimas y ayuda a identificar lo esencial.

* Presidente de la merchant bank “La Centrale Finanziaria Generale” y de la participada “La Centrale International” y socio de COFCO INTL. Miembro Honorable de la Académie des Sciences del Institut de France y titular de cátedras en la Yeshiva University de Nueva York, Hebrew University de Jerusalem y Peking University.