Vestidos repletos de brillos, aberturas hasta el infinito, trajes que se le escapan al clásico negro y faldas híper voluminosas fueron algunas de las tendencias que se vieron en la alfombra roja de los Grammy.
Pero hubo más. Porque si en la gala de los Goya el tono ganador fue el blanco, en los Grammy el color que causó sensación fue el gris.
Relacionado con los looks laborales y los uniformes escolares clásicos, los invitados a los premios más importantes de la música le cambiaron la impronta a este tono que, de acuerdo a su textura y variante, también está asociado a la sobriedad y la sofisticación.
Ariana Grande, la intérprete de ‘Thank u, next’, llegó a la red carpet con un vestido en este tono, firmado por Giambattista Valli, que sobresalió por su mega falda, de varias capas de tul gris.
Ariana Grande, con un vestido con varias capas de tul, en la entrega de los Grammy (VALERIE MACON / AFP).
Lana del Rey, por su parte, llevó un modelo con bordados y piedras, de la marca Aidan Mattox que compró a último momento en un centro comercial. El dato: fue un hallazgo de un sale. “Lo vi y me encantó” -dijo en una nota- y demostró que lo caro no siempre es lo mejor.
Lana Del Rey, con un vestido comprado en la época de rebajas (Amy Sussman/Getty Images/AFP).
Iggy Pop, por otro lado, se animó a un traje clásico y de líneas impecables. Los detalles que salieron de lo convencional: lo llevó sin camisa (solo con chaleco) y sandalias planas con strass.
Iggy Pop, con un traje sin camisa (REUTERS/Mike Blake).Orville Peck, en cambio, aprovechó este tono para jugar y reinventar el look cowboy, con un sombrero de ala ancha y un antifaz con flecos incluidos.
Orville Peck, con un una reminiscencia al look cow boy.
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