Grafología: dime cómo escribes la “a” y la “o” y te diré cómo demuestras lo que sientes

En un mundo en el que las computadoras y los celulares se han convertido en nuestros medios de comunicación, aun así podemos encontrar otras alternativas como medio de expresión que definen cómo y quiénes somos, y cómo manejamos nuestras emociones y sentimientos.

Pensemos, entonces, en nuestro cuerpo. Nuestras manos, por ejemplo. De ellas emana la energía que inspira la pluma del escritor, el misterio y la impronta que ponemos a nuestros dibujos y escritura.

En este sentido, aquello que entendemos como azar, casualidad o costumbre no lo es. La grafología -el análisis de los patrones de escritura a mano que buscan identificar rasgos de la personalidad de quien escribe- viene en nuestra ayuda para acompañarnos en este descubrimiento. 

Para los grafólogos, los óvalos (las letras a y o escritas en cursiva) son las huellas que imprimimos en papel, otra manera de demostrar lo que sentimos en realidad, ya que junto a la firma representa nuestro universo afectivo.

Personalmente, me gusta pensar que nuestras letras reflejarán qué tan amorosos y expresivos somos. Animémonos, aquí van algunos conceptos que podrán orientarnos.

Lo que reflejan a la "a" y la "o"

Primero, hablaremos de los óvalos abiertos, como la a y la o cursivas con un espacio sin cerrar.

Óvalos abiertos arriba: Nos habla de personas idealistas, que no exteriorizan sus sentimientos y parecen distantes. Les atrae el mundo cósmico, lo espiritual y la búsqueda de la perfección. De vez en cuando pueden pecar de indiscretos y, si no bajan al plano terrenal, pueden volverse fantasiosos. Son los “perfectos escritores”.

Óvalos abiertos abajo: Son puro instinto. Se mueven en el plano terrenal y disfrutan de las cosas materiales. Les gusta tener el control. Su demostración afectiva siempre es como un lado de la moneda, porque saben leer qué necesitan los demás. Para ellos, la pasión y la ambición son importantes. Ellos son los “buenos lobistas”.

Óvalos abiertos a la derecha: Son absolutamente comunicativos, extrovertidos, francos y sociables. Necesitan exteriorizar sus emociones, lo que puede tornarlos un poco indiscretos guardando secretos tanto propios como ajenos. La expansión es lo suyo: son los “grandes relacionistas públicos”.

Óvalos abiertos a la izquierda: Son muy introvertidos y tímidos. Sólo exteriorizan lo que les sucede con su núcleo más íntimo. Se sienten cómodos con poca gente porque les cuesta confiar. Su mundo interior es gigantesco pero siempre habla más de los otros y muy poco sobre sí mismos. Son “los ermitaños” por excelencia.

Por Espacio Maga.