El heredero de una empresa emblemática y mecenas del deporte que mató a quemarropa a un campeón olímpico

John du Pont nació en 1938, en Filadelfia, Estados Unidos. Tenía todas las posibilidades para concretar a lo largo de su vida todos sus anhelos y para tener una vida sin restricciones. Sin embargo, tuvo una de las peores acciones y pagó por eso.

Entre sus ancestros está E.I. Du Pont, quien en 1802 fundó una compañía química que después se convirtió en una de las más grandes del mundo y generó una de principales fortunas de Estados Unidos.

Por su parte, su padre, William du Pont Jr., cuenta el sitio Algarabía, fue un reconocido banquero y hombre de negocios, además de jinete. Mientras que su madre, Jean Liseter Austin, había recibido de sus padres generosas hectáreas de tierra.

Juntos desarrollaron Liseter Hall Farm, un establecimiento para la cría, exhibición y carreras de caballos de pura sangre.

Cuando John promediaba los dos años, el matrimonio decidió divorciarse. Las hermanas más grandes permanecían la mayor parte de su tiempo en un exclusivo colegio pupilo. Entonces, quedaron en Liseter Hall Farm solo John y su madre.

Una nota del sitio Sphera Sports relata que desde momento John adoptó una personalidad solitaria, introvertida, muy reservada y retraída. También adquirió ciertas fobias.

Su único supuesto amigo era el hijo del chofer de la familia. Pero luego descubrió que su madre le pagaba para que lo acompañara y jugara con él.

Como antídoto a ese universo de soledad, John decidió coleccionar estampillas y se interesó en el estudio de las aves y la biología marina.

También enfocó su energía en la práctica de natación y el triatlón, con la autoexigencia de convertirse en una figura de alto rendimiento y hasta llegar a integrar un equipo olímpico.

El tesón fue uno de sus fuertes. Pero la realidad es que su vara era demasiado alta y sus aptitudes no le permitieron alcanzar estos estándares.

Se enfocó, entonces, en la lucha libre. Una actividad que no fue aprobada por su familia. Tal vez, guiados porque no era una actividad bien vista en los círculos selectos sociales que frecuentaban. La teoría que desliza la nota de Sphera es que la opción de John pudo haber sido como una revancha por la poca atención de sus padres.

Luego del secundario estudió un año en la Universidad de Pennsylvania. No le fue demasiado bien. Entonces probó en un centro de estudios de Miami. Allí se graduó como bachiller en ciencias, especializado en zoología, y más tarde hizo un doctorado en ciencias naturales.

Un mecenas del deporte

Sin embargo, su amor estaba en el deporte. Entonces armó un centro deportivo de 800 hectáreas dentro de una granja de su familia.

Al lugar lo bautizó con el nombre de Foxcatcher y buscaba ser un semillero de figuras de la lucha libre. Para ello, le ofrecía a los practicantes jóvenes hospedaje y apoyo económico.

También alojó al equipo olímpico americano. La nota de Sphera cuenta que su idea era que los integrantes del team de su país tuvieran la misma preparación que sus pares soviéticos, quienes contaban con una dedicación exclusiva.

La llegada a su vida de Dave Schultz

El proyecto de Foxcatcher tomó forma y empezó a crecer. Varios luchadores se instalaron. Como dice la nota citada, du Pont por primera vez parecía conformar un sitio de pertenencia.

Entre los integrantes de esa comunidad, estaba Dave Schultz. El era la máxima promesa de la lucha libre y la persona más próxima a du Pont.

​

El desquicio de du Pont

Todo parecía fluir sin ningún inconveniente. Hasta que du Pont comenzó a desarrollar actitudes alarmantes.

Con la muerte de su madre, incrementó su consumo de drogas y el alcohol. Manifestó alucinaciones y paranoias. Según él, el culpable de todo era Schultz.

La información de Sphera es que echó del equipo a un luchadores de origen afroamericano que había ganado el oro en Barcelona 92 porque decía que el tono de su piel traía mala suerte.

Eso no fue todo. También, solía amenazar con armas a los residentes del centro.

El asesinato de Dave Schultz

Los indicios para una fatalidad estaban a la vista y finalmente esto ocurrió.

Fue de 26 de enero de 1996, unos meses antes de las Olimpíadas. Schultz por esos días estaba abocado a su preparación para su último combate de envergadura, antes de su retiro.

Esa noche se encontraba cenando con su familia. De repente, especifica la nota de Sphera, escucharon llegar un coche, Schultz miró por la ventana y dijo: “¡Es John! Salió a saludarlo y cuando se acercaba al auto Du Pont disparó tres veces. Un tiro resultó mortal.

Su mujer y sus hijos pequeños presenciaron el momento.

Du Pont se atrincheró luego en su mansión. Hasta que la policía le cortó la calefacción y decidió entregarse.

El juicio a John Du Pont

El juicio tuvo 13 días de deliberaciones. A Du Pont se lo vio con la mirada perdida. La sentencia fue de 13 y 30 años de prisión.

Durante el proceso, la nota de Clarín de la fecha explica que los fiscales coincidieron en que Du Pont estaba mentalmente enfermo, pero que sabía que era incorrecto matar.

La viuda de Schultz dijo en un principio que lo demandaría por una cifra millonaria. Un tiempo después anunció que “solo lo quería entre rejas".

En 2010, a los 72 años, Du Pont murió en la cárcel.