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      Valen oro

      En los Juegos Panamericanos, Ana Gallay y Georgina Klug conquistaron en beach volley la 11ª medalla dorada argentina. “Ganamos porque nadie luchó tanto como nosotras”, dijeron.

      Redacción Clarín

      Las manos doradas de Ana Gallay y de Georgina Klug dejaron en lo más alto al beach volley argentino en las arenas calientes de Canadá. Había que verlas de cerca para comprobar que jugaron la final sin presión alguna. El objetivo de ellas era la medalla. Y tal como dijeron después, ayer salieron a divertirse porque la presión pasó a las rivales. Por eso estas dos histriónicas festejaron y levantaron a toda la tribuna luchando hasta la última pelota y ensayando piruetas para festejar cada punto ganado. "Somos las campeonas porque nadie luchó tanto como nosotras", dicen al unísono. Y por algo fueron ganándose el apodo de Las Guerreras.

      Después de haber dejado eliminado a Brasil, en el tie break de la semifinal, las chicas tenían que sacarse el último peso pesado de encima: Cuba, que llegaba con Leila Martínez y Lianma Flores, jugadoras tan fibrosas como potentes. "Ellas tienen ventajas genéticas, pero nosotras somos dos guerreras", aseguraban las argentinas. Y vaya si fue así. Porque si bien Gallay y Klug ganaron el primer set con comodidad (21-17), el segundo lo perdieron (19-21) en parte porque a ellas les costaba recepcionar los misiles que parían esas cubanas cada vez que les tocaba servir. Pero no hubo lugar para la reacción caribeña y Argentina fue implacable en el tercer set (15-7).

      Para la revancha de ayer, cambiaron la estrategia con respecto a la derrota en el grupo. "Nos dimos cuenta de que había que sacarles al medio porque ahí es cuando ellas dudaban. Por suerte, llegaron muchos puntos de servicio de esa forma", explica la santafesina Klug. "El viento nos jugó a favor porque les frenaba un poco el saque de potencia a las cubanas. Son increíbles en ese aspecto: sacan todo el tiempo saltando y no se cansan", agrega la entrerriana Gallay.

      El partido, estrategias al margen, se ganó porque ellas antes lucharon sobremanera para llegar hasta este sitio ¿Contra Brasil? Sí, claro. Pero la referencia del caso no tiene que ver con estos Juegos Panamericanos, sino que apunta a sus orígenes. Gallay y Klug juegan hace dos años juntas. Se conocieron en Mar del Plata. En su primer torneo, ganaron un Sudamericano en Brasil. Y ahora marchan 24ª en el ranking mundial. No tienen grandes récords, aunque la estadística no refleja todas las batallas silenciosas que ganaron.

      Cuando vivía en Nogoyá, Gallay no tenía con quién jugar y peloteaba contra la pared. Si necesitaba ayuda, mamá Silvia se pasaba tardes y tardes tirándole le pelota bien alto para que ella pudiera rematar. Klug, en tanto, recibía la ayuda de su marido, Ignacio Forastiero, quien jugó al vóleibol en Once Unidos. "Nacho me ayudaba y lo sigue haciendo con sus amigos. No hay muchas chicas que jueguen a esto; entonces a mí me sirvió y me sirve jugar contra varones, así nos bancamos más las dificultades", le revela Klug a Clarín.

      Con el oro colgado del cuello, piden más apoyos. "Les queremos agradecer al ENARD y a la Secretaria de Deporte por el apoyo brindado. Con triunfos, igual, todo es más fácil. Y necesitamos más sponsors y mejores torneos locales. Ojalá este logro sirva para impulsar el vóleibol bajo techo y playa", dice Gallay, quien supo terminar novena en los Juegos de Guadalajara 2011 y le dejó a su marido Eduardo el cuidado de su caniche toy. Klug, en cambio, tiene un paso como capitana de Las Panteras.

      Ellas siguen hablando, posando para las cámaras, aprovechando el momento. Los argentinos las podrán alentar del 31 de julio al 2 de agosto en Parque Sarmiento, por el circuito sudamericano de beach volley. Allí también estarán con las manos bien arriba y los pies bien sobre la arena. Y llenas de oro.

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      QUE SE DIJO

      "No somos las mejores técnicamente ni las más fuertes, pero tenemos más entusiasmo que todas. Por eso hablan de la garra que ponemos".
      Georgina Klug

      "El oro es un sueño impensado y un premio al esfuerzo, porque las cosas nos costaron bastante. Y la final no fue para nada fácil".
      Ana Gallay

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      Se ganaron el respeto de sus pares

      Las chicas generaron una revolución adentro y afuera de la Villa Panamericana. "Georgina es la que ceba mates. Quizá no le salen tan ricos, ja, pero convidamos porque es nuestro forma de ser", suelta Ana Gallay. Por eso las felicitó Santiago Capurro, el técnico de Las Leonas, y recibieron un guiño de los hermanos Juan y Gabriel Curuchet.

      "Nos prometieron bicicletas en caso de ganar el oro. Así que ya las estamos yendo a buscar", lanza la entusiasmada Klug.

      La gente también se prendió con la campaña que lanzaron ellas en Twitter para que las bauticen con un apodo. "Es difícil salir de la gama de los animales y más de los felinas, pero a nosotras nos gusta 'Las Guerreras'", opinan estas mujeres que causaron sensación.