La Anonima Lombarda Fabbrica Automobili (Alfa, que para sorpresa de muchos no refiere a la primera letra del alfabeto griego) fue fundada el 24 de junio de 1910, en el polígono industrial de Portello, en las afueras de Milán. Recién en 1921, cuando el ingeniero napolitano Nicola Romeo se hace cargo de la empresa, la marca pasó a llamarse Alfa Romeo.
El mítico emblema representa dos símbolos de Milán: la cruz roja, estandarte municipal, y el emblema de la familia Visconti, fundadora de la ciudad, que es una serpiente con cabeza de dragón (el Biscione, por eso se conoce a Alfa Romeo como la “Casa del Biscione”) devorando al hijo de un sarraceno.
La tradición de deportividad de la marca se gesta desde sus inicios. Uno de los pilotos más exitosos de esos comienzos fue el joven Enzo Ferrari, que corrió con la marca en la década del 20, hasta que en 1929 decide fundar su propia escudería, primero para preparar los Alfa y patrocinar pilotos de su ciudad natal, Módena.
La Fórmula Uno comenzó en 1950, y la primara marca que consigue el título fue Alfa Romeo. Y en 1951 repite, nada menos que con Juan Manuel Fangio como piloto.
El pasado 24 de junio, tres mil “alfisti” de todo el mundo le dieron brillo a las celebraciones del centenario de la marca en Milán. La escultura (foto, arriba) inaugurada frente a la puerta de la Fiera Milano (predio de exposiciones de Milán) es de bronce dorado y pesa dos toneladas. Fue creada por el artista plástico Agostino Bonalumi y está inspirada en el modelo Disco Volante, del año 1952
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