Apología del indie

“Existe el mito de que para hacer cine necesitás tener plata. Esa es una idea muy básica pero, en Estados Unidos, la toman como sagrada. Ahora, con cualquier cámara más o menos nueva podés hacer una película con buena definición”, dice Yernazian y agrega: “Lo que importa en realidad es la idea que vas a presentar y cómo lo vas a hacer”.

Martín tiene con qué respaldarlo. Mientras vivió un tiempo en San Francisco tuvo dos tareas contrastantes: trabajaba vendiendo zapatos y dictaba un seminario de cine en la Universidad de Berkeley. “ El nombre de la cátedra era similar a ‘Si tenés 10 mil dólares no los gastes en un camarógrafo, usálos para hacer tu propia película´. Fue una experiencia de tres años increíble”, se entusiasma y sigue: “Venía gente de distintas partes de California a pedirme consejos y a mostrarme material. Fue una forma de promover el cine independiente, porque lo que menos importa son los inversores”.