El gobierno de Mario Monti probablemente sobrevivirá hasta mayo de 2013, cuando se celebrarán las elecciones parlamentarias nacionales, pero de los comicios municipales parciales del pasado fin de semana el premier italiano emerge debilitado de sus apoyos parlamentarios.
El partido PDL de Silvio Berlusconi, que gobernó mal hasta noviembre, cuando lo reemplazó el gobierno de técnicos y banqueros de Monti, ha sufrido una catástrofe electoral, como su ex aliado en el poder, la Liga Norte de Umberto Bossi. El Tercer Polo centrista, sostén del actual jefe de Gobierno, no perdió votos pero no sedujo como ambicionaba a los que huían de Berlusconi y la Liga. “Los moderados estamos bajo un cúmulo de escombros”, dijo el miércoles su líder, Pier Ferdinando Casini, y anunció que había que crear un nuevo instrumento centrista.
En cambio, al Partido Democrático de los ex comunistas y ex democristianos progresistas, liderado por Pier Luigi Bersani, le fue bien aunque también perdió votos en las ciudades más grandes.
El PD apoya en el Parlamento al gobierno Monti, junto con Berlusconi y los centristas de Casini, pero Bersani afirmó: “Hemos ganado y esperamos que ahora Monti nos escuche”. Anticipó así un aumento de la presión de los ex comunistas en favor de medidas económicas y sociales a los sectores populares, aplastados por la gran crisis.
Habrá que esperar el segundo turno del 20-21 de este mes para hacer un balance claro de los nuevos equilibrios, pero ya hay un seguro e incómodo ganador: el cómico genovés Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas, que de la nada subió al 8,3% en los 101 municipios en los que se presentó, de los 945 que estaban en juego.
Por primera vez un joven “grillino” fue elegido alcalde de un pueblo cercano a Vicenza, en el Véneto. En Parma, el técnico informático Federico Pizzarotti conquistó casi el 20% e irá al balotaje contra la lista de centroizquierda que logró el doble. Es posible que el joven discípulo de Grillo sea elegido en una ciudad importante, que era un bastión del berlusconismo, reducido del 50,24% al 4,7%.
Estas elecciones parecen haber marcado un hecho histórico: el final irreversible de la era del conservador Berlusconi , que dominó durante 17 años la política italiana. “Se ha abierto un enorme cráter en el centro del sistema político”, escribió el Corriere della Sera. La explosión ha embestido en pleno a los partidos y ha dejado escombros “por todos lados”.
Los dramáticos problemas sociales vuelven al centro del escenario.
Los sindicatos están en pie de guerra y harán una gran concentración en Roma el 2 de junio contra las medidas de austeridad del gobierno. Susanna Camusso, líder de la CGIL, la principal central obrera italiana, afirmó esta semana que “hay demasiados sacrificios y pocas esperanzas para los trabajadores y pequeños empresarios exhaustos por la crisis”.
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