La alianza opositora denuncia fraude en Venezuela y exige un recuento de votos

Impugnar las elecciones, pedir el recuento de los votos en cada región y protestar en la calle. Son los tres pilares del plan con que la oposición venezolana planea reaccionar al resultado de las elecciones regionales del domingo, en las que, según el oficialista Consejo Electoral (CNE), el chavismo ganó 17 gobernaciones.

Los candidatos de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) sospechan que hubo fraude y aseguraron que el oficialismo incurrió en “trampas e irregularidades” para ganar la elección. Estudios independientes les daban la victoria en un mínimo de 12 estados y un máximo de 18. El resultado oficial fue de sólo 5 opositores electos a gobernador.

Sin respaldarlo aún con pruebas, el jefe de comando de la MUD, Gerardo Blyde, acusó al CNE de irregularidades durante el proceso electoral. No reconoció los resultados, anunció que cada candidato afectado solicitaría la impugnación de las cifras y llamó a protestar en la calle para defender los votos.

La reacción del gobierno no se hizo esperar: el presidente Nicolás Maduro ya amenazó con meter en la cárcel a los gobernadores que permitan protestas y hechos de violencia y recordó a los gobernadores electos que para asumir debían jurar el cargo ante la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente (AMC). Tanto si le hacen caso como si no, el resultado es una victoria para el chavismo. Los opositores que juren legitimarán a la ANC. Y los que no, quedarán sin nombramiento.

La impugnación de los resultados y solicitud del recuento de votos es diferente para cada región. Entre las irregularidades más comunes figuran las inconsistencias numéricas entre las actas en poder de la MUD y las del CNE; la denuncia de centros electorales clandestinos con votos fantasmas; las fallas de las máquinas electrónicas de votación; y la lentitud del proceso para votar, que cansó a muchos electores.

Anoche, el vocero de la MUD, Angel Oropeza, denunció en rueda de prensa que a un millón de electores “se les impidió u obstaculizó votar”, mientras a otros 350 mil “sufrieron violencia e intimidación dentro y fuera de los centros de votación”. Señaló que hubo 90.537 votos nulos que “debieron haber sido para la oposición”.

El opositor Carlos Ocariz, favorito por el Estado de Miranda, dio un ejemplo de irregularidades. “Evidenciamos diferencias en las cifras. Tenemos todas las actas y las estamos analizando, pero no es el tema, va más allá: en 403 centros de votación teníamos comunicación vía celular, en otros 141 centros de votación no tenían conexión telefónica y fue donde el chavismo sacó el más alto número de votos y de porcentajes en su historia, con algunos centros duplicando su participación. Es un sistema perverso y fraudulento. También sacaron a nuestros testigos”.

Larissa González, candidata opositora por Amacuro, ganado por el chavismo con 54% de votos, dijo que ese porcentaje era “una muestra clara de que el gran ganador del 15 de octubre en Delta Amacuro fue la trampa”: “Por eso anunció que impugnaré en los próximos días las elecciones”.

“Vivimos una elección donde secuestraron mesas, donde agredieron a testigos, donde diputados y altos cargos del chavismo alteraron los resultados en los centros”, dijo enseguida.

Otro de los favoritos en los comicios del domingo era el gobernador de Lara, Henri Falcón, que según el CNE terminó derrotado. En Twitter denunció que durante la jornada electoral los empleados del gobierno se negaron a cerrar colegios electorales mucho después de su horario oficial. “Denunciamos que hay centros donde funcionarios de la GNB (policía), CNE y PSUV (gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela) se niegan a cerrar”, publicó. “Hay centros donde sacaron a los testigos, cerraron y no proporcionan ninguna información”, escribió también.

EE.UU. también cargó ayer contra los comicios. “Condenamos la ausencia de elecciones libres y justas ayer en Venezuela. La voz del pueblo no fue escuchada”, dijo el Departamento de Estado. Sostuvo que hubo falta de observadores internacionales independientes, falta de auditoría para los recuentos del CNE, cambios de último minuto en la ubicación de los colegios electorales, manipulación en el diseño de las papeletas, y pocas máquinas de votación en los barrios de mayoría opositora.w