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      El Papa dio una multitudinaria misa en Milán y visitó presos latinoamericanos

      Ante un millón de personas congregadas en el parque de Monza, dijo que se debe “hospedar al diferente, integrarlo con respeto”. Antes recorrió una cárcel de la zona.

      El Papa dio una multitudinaria misa en Milán y visitó presos latinoamericanosEncuentro del Papa con los presos de la cárcel de San Vittore. (AfP
      Redacción Clarín

      El papa Francisco dio una multitudinaria misa este sábado cerca de Milán, al norte de Italia, donde defendió la cultura "mutiétnica", que no teme al diferente, contratastando de esa manera con las corrientes antiinmigrantes en Estados Unidos y algunos países europeos.

      Un millón de personas se congregaron en un enorme parque de Monza, a 20 kilómetros de Milán, entre ellos numerosos inmigrantes que trabajan en el norte industrializado de Italia, para escuchar al Pontífice argentino.

      "Un pueblo formado por mil rostros, historias y orígenes, es un pueblo multiétnico y multicultural. Esa es nuestra riqueza", dijo el Papa, coincidiendo con la conmemoración del 60º aniversario de la firma del tratado de Roma, que dio origen a la actual Unión Europea (UE).

      "Un pueblo así debe hospedar al diferente, integrarlo con respeto y creatividad y celebrar la novedad que proviene del otro. Ese pueblo no teme abrazar las fronteras ni acoger", agregó Jorge Bergoglio, que dedicó buena parte de sus ocho horas de visita a Milán a los más pobres y olvidados de esa región.

      Antes de la misa, una de las más masivas que ha oficiado en la península, el papa argentino almorzó con un centenar de reclusos en la cárcel milanesa de San Vittore, entre ellas varias mujeres latinoamericanas.

      La autoridades de la cárcel milanesa pensaron que el papa se sentiría más a gusto si durante el almuerzo podía intercambiar alguna palabra en su idioma.

      Por ello, como adelantó el diario Avvenire, en la mesa del pontífice hicieron que se sentaran también la ecuatoriana Dalia, la argentina Mónica y la chilena Gemma.

      En el resto del improvisado comedor -habilitado en uno de los corredores de la prisión- hubo una representación de las diferentes componentes nacionales y religiosas de los reclusos en esta cárcel judicial, donde encuentran en espera de la sentencia definitiva.

      Francisco visitó el primer pabellón donde se encuentran las mujeres detenidas con sus hijos pequeños y allí saludo a las reclusas y se detuvo con los voluntarios que trabajan en las cárceles.

      Antes de partir, hizo una siesta de cerca 30 minutos en la habitación del capellán de la cárcel. Un gesto inédito y que refleja su deseo de estar y dar alivio a las capas más desfavorecidas de la sociedad.

      Luego, el Pontífice conoció personalmente la otra cara de la ciudad, emblema de la moda y el lujo. En el popular Case Bianche (Casas Blancas), Francisco se reunió con varias familias, entre ellas una formada por musulmanes con varios hijos, para escuchar sus problemas.

      En el barrio multiétnico, donde viven familias gitanas, musulmanas y de inmigrantes de varias nacionalidades, el papa latinoamericano fue aplaudido y ovacionado.

      Después de conversar con las familias, oró frente a un pequeño santuario dedicado a la Virgen de Lourdes rodeado por cientos de niños y jóvenes, muchos de ellos provenientes de otros barrios cercanos, que se tomaban "selfies" con sus móviles.

      Antes de llegar, rompió el protocolo y como una persona normal entró a un baño portátil, gesto captado por los fotógrafos.

      Francisco estuvo también en el Duomo, la espléndida catedral gótica en pleno centro histórico, donde rezó el Ángelus ante miles de fieles que lo esperaban desde muy temprano bajo un calor bochornoso.

      El menú (risotto, carne empanada y pannacotta) había sido preparado por los mismos presos.

      El papa hizo una siesta de cerca 30 minutos en la habitación del capellán de la cárcel. Un gesto inédito y que refleja su deseo de estar y dar alivio a las capas más desfavorecidas de la sociedad.

      El pontífice argentino, gran amante del fútbol, concluirá la jornada con un encuentro con los jóvenes en el legendario estadio de San Siro de Milán.


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