El rey que gobierna su país a 9.000 kilómetros de distancia

Está presente en los márgenes de las carreteras y en sus rotondas. También se le puede ver en los templos budistas, a la entrada de cualquier centro oficial, en algunas terrazas de edificios privados, o asomado en los biombos de algunos locales comerciales. Se lo puede encontrar en humildes bajos de artesanos, en viviendas junto a campos de arroz o incluso en las consultas de chamanes rurales.

Las fotos de Maha Vajiralongkorn, el rey Rama X, forman parte del paisaje diario de los tailandeses y llama la atención de los 35 millones de turistas que visitan cada año el país, que ven su semblante serio en todas partes: desde cuadros gigantes con marcos recargados a calendarios de pared. En ellos siempre aparece vestido con uniforme militar o con ropas ceremoniales.

La omnipresencia del rey en los espacios públicos contrasta con una realidad diferente: Rama X no está en el país. Desde hace años vive a 9.000 kilómetros de Bangkok, en Alemania, en una villa junto al lago Starnberg, al suroeste de Munich. No hay exilio ni razón aparente para ello. Simplemente ha mantenido su situación de eterno heredero al trono de Tailandia aunque es rey desde el pasado 1 de diciembre del 2016, cuando accedió con 64 años. De hecho, el Gobierno de Bangkok hizo que ese nombramiento tuviera efectos retroactivos al 13 de octubre de ese año, fecha del fallecimiento de su padre, Bhumibol Adulyadej, o Rama IX.

Como único hijo varón de Bhumibol y Sirikit, Maha fue nombrado heredero en 1972 y desde entonces vivió bastante alejado del foco principal. El peso de su carismático padre, el jefe de Estado más longevo de la historia con un reinado de 70 años y 126 días, le permitió llevar una vida alejada de muchas obligaciones protocolarias. Aquel rey enfermó en 2006. Sus apariciones públicas fueron con cuentagotas y el protagonismo tomado por su madre permitió al futuro monarca seguir teniendo un perfil discreto y pasar largos periodos de tiempo fuera del país, sobre todo en Europa, donde ha podido llevar una existencia mucho menos encorsetada que en Asia.

Rama X ha tenido una vida sentimental muy intensa durante esa larga etapa de heredero: tres matrimonios y siete hijos. Su primera esposa es miembro de la nobleza local; la segunda, actriz, y la tercera, una economista que ejerció de asistente personal en la corte. Además de otras relaciones, habría una cuarta esposa, ex azafata de vuelo, que aunque no reconocida oficialmente, durante los funerales de Rama IX vestía uniforme militar, algo que sólo podría permitirse un miembro de la casa de los Mahidol.

En los '70, preguntada por su hijo, la reina Sikirit indicó que “era muy buena persona y muy educado, aunque un tanto donjuán”. Poco más se ha sabido de su vida personal de manera oficial, puesto que en Tailandia existe una severa ley de Lesa Majestad que hace no permite y castiga cualquier crítica al rey, su familia o sus antecesores. Fotos como las del monarca con falsos tatuajes y vestido con un top que le dejaba el estómago a la vista en un aeropuerto, mientras oficiales del ejército se cuadraban ante él, el nombramiento como oficial del ejército del aire de uno de sus perros, los cables de Wikileaks o sus hábitos en Alemania, donde tiene un Boeing 737-800 para su uso personal (hace unos días voló de Munich a Bergen, en Noruega), no trascienden ni son publicados en Tailandia, donde los informativos en televisión y le prensa en general pasan muy por encima u obvian temas políticos de peso.

Preguntar por el rey a cualquier local o incluso a expatriados que viven allí es toparse con un muro. Los primeros pasan por alto la cuestión y los segundos cambian enseguida de conversación. “El rey oficialmente está aquí... poco más se sabe ni tampoco parece que se quiera saber. No hay mucho más que decir”, indica, algo azorado a La Vanguardia un empresario francés que lleva más de una década instalado en Tailandia.

Y mientras tanto, el rey sigue presente en todas partes, aunque en realidad no está... y tampoco se le espera. De hecho, ni siquiera se ha previsto fecha para la coronación oficial. La última se remonta a 1950. Eran otros tiempos... y otro rey.

Javier Ortega Figueiral - La Vanguardia