“Súper jueves” en Gran Bretaña, con las miradas puestas en Londres

El “Super Jueves” en Gran Bretaña no solo elegirá legisladores de las asambleas de Escocia, Gales, Londres, los concejales distritales y los alcaldes. Existe un 56% de posibilidades de que Londres opte por un alcalde de religión musulmana contra un 42% que prefiere a un millonario judío. En estos comicios de extraordinaria coincidencia en 20 años, se decidirá la suerte de Jeremy Corbyn, el líder laborista, para que el que se prevé una fuerte derrota, con el partido sumergido en un escándalo de antisemitismo. El escenario abrirá la puerta a una probable disputa de liderazgo por el cargo de primer ministro entre el alcalde saliente de Londres y líder del No a Europa, el conservador Boris Johnson y el actual premier “tory” David Cameron, un euroescéptico que apoya quedarse dentro de la Unión Europea.

Unas elecciones locales que han alcanzado una inédita dimensión nacional y también internacional, cuando se acerca el referéndum el 23 de junio para decidir si Gran Bretaña seguirá o no siendo europea. Según las regiones del reino, el jueves deberán elegir 129 miembros en el Parlamento Escocés, 60 en la Asamblea de Gales, 108 en la Asamblea Legislativa de Irlanda del Norte, 2743 consejeros municipales distritales y metropolitanos en todo el reino, 25 miembros de la Asamblea de Londres y los 40 comisionados policiales. A ello se suman dos elecciones para reemplazar dos diputados en la Cámara de los Comunes en Sheffield y en Ogmore, donde los laboristas deben defender sus bancas.

La disputa más apasionada es en Londres, en un tríptico que inflama las pasiones y el debate. El extrovertido y multilingüe Boris Johnson abandona su cargo de alcalde y dos candidatos –laborista y conservador respectivamente– están batallando para reemplazarlo. El “Labour” Sadiq Khan, un londinense de origen paquistaní, con un padre que fue chofer de ómnibus, una madre modista y con siete hermanos que terminaron la universidad, representa la trayectoria de una familia inmigrante exitosa, bien integrada y con la historia del Imperio británico detrás. Ellos se fueron de India a Pakistán durante la “partición” y luego emigraron a Gran Bretaña. Así Sadiq Khan, que pensaba ser dentista pero argumentaba tanto que su maestra le recomendó la abogacía, descubrió la universidad de North London para estudiar leyes y su licencia de abogado. Hasta que fue elegido diputado laborista y luego, uno de los 35 que eligió a Jeremy Corbyn como líder, aunque no apoya todas sus ideas.

Zac Goldsmith, su contrincante conservador y con religión judía, nunca tuvo esos dilemas. Nació en una cuna de oro. Hijo de Annabelle Goldsmith, por la que el famoso club privado británico lleva su nombre, y del millonario Jimmy Goldsmith, histórico euroescéptico. Fue enviado al muy royal colegio de Eton pero lo expulsaron por fumar marihuana. No continuó sus estudios y dirigió, como ecologista declarado, la revista The Ecologist de su tío.

La campaña estuvo rodeada de acusaciones falsas. Zac imputó a Sadiq de ser próximo de terroristas por portación de nombre y su trabajo de abogado. Nadie le creyó sus acusaciones cuando Imran Khan, su ex cuñado, es un político paquistaní ultraconservador, próximo al Talibán, que aloja en su casa. El diputado Sadiq Khan jamás probó el alcohol y cree que “no es fácil aún ser musulmán en el 2016”. Khan considera que no sólo hay que enseñar a las hijas sobre los peligros de Internet y los abusos sexuales “sino la diferente dimensión de la radicalización”. Los londinenses han superado la idea de no tener un alcalde musulmán y es el favorito en los sondeos para ser elegido en este Súper Jueves.

El líder laborista Jeremy Corbyn enfrenta su peor test en esta elección, con su partido involucrado en un escándalo de antisemistimo, 50 de sus militantes sancionados por ello, y la posibilidad de recibir la peor derrota en los últimos 35 años en estas elecciones locales. El primer ministro David Cameron aprovechó para destrozar a Corbyn el día antes del Súper Jueves en la interpelación parlamentaria, acusándolo de la defensa de sus “amigos” de Hamas y Hezbollah durante 17 minutos. Corbyn es un pacifista, ex líder de “Stop the war coalition”, defensor de los derechos de los palestinos, estuvo toda su vida involucrado en procesos de paz en Irlanda del Norte, América Latina y Oriente Medio. Hasta sus pares consideraron el ataque de Cameron excesivo, gratuito. Muchos periodistas se retiraron para no ver el linchamiento en una interpelación desaforada. Pero una derrota puede servirle al partido parlamentario laborista para desprenderse del controvertido Corbyn, a quien consideran “inelegible” para las elecciones generales.

Si el actual alcalde de Londres, Boris Johnson, pudiera ser reelegido, se impondría fácilmente en la elección por el 41% contra el 39% sobre Khan. Pero no está en sus planes. “Boris es Boris” y trabaja solo para él como líder del Brexit, el movimiento que quiere irse de la Unión Europea en el referendum del 23 de junio. El pretende, a caballo de una derrota o victoria de Cameron que generaría guerra civil en el partido, reemplazarlo en Downing St como primer ministro. En Gran Bretaña no se puede llegar a premier sin ser diputado y se puede ser primer ministro sin haber sido elegido, como el laborista Gordon Brown, vía renuncia del jefe de gobierno o el desafío parlamentario al líder de la mayoría, Cameron. Es lo que tiene proyectado Boris.

Nadie cree que Boris es un euroescéptico sino un gran oportunista. Este periodista y ex corresponsal de The Times en Bruselas, que conoce como pocos el tejido de la Unión Europea, creció, se educó en ella y habla fluidamente latín, griego, francés e italiano. Johnson dijo que irse de Europa “es una opción atractiva” pero que él prefiere quedarse en la UE si ciertas reformas se puedan conseguir. Está convenido que habrá negociación tras el referéndum, para evitar “el efecto contagio” en el resto de Europa.

El periodista Boris es el político más popular de Gran Bretaña. Transversal y extremadamente astuto, lo quieren simpatizantes laboristas, conservadores y liberales demócratas. A diferencia de los conservadores, llega con su insolencia, su humor y su desparpajo –en su ya histórica bicicleta por las calles de Londres– a un mundo electoral al que los tories jamás alcanzaron y que descree de la política. No tiene las fobias anti inmigratorias de los conservadores y propone una amnistía. Una idea que lo vuelve muy popular entre las minorías. Con una familia que el mismo describió como “un modelo de Naciones Unidas”, donde se unen todas las nacionalidades y orígenes (una esposa de origen indio, una cuñada afgana, un abuelo turco que anglicanizó su nombre y muchos affaires amorosos complicados), Boris es un conservador de centro, con ideas humanistas, formado en Eton con una beca y graduado en Oxford junto a Cameron. Como en sus tiempos universitarios, ahora volverá a competir con su ex compañero, y tratará de ganarle con los peores recursos.