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      Marcelo Cantelmi
      Marcelo CantelmiPanorama Internacional

      Estados Unidos: curiosidades de la saga de los documentos filtrados del Pentágono

      La noticia sacudió al mundo por la profundidad discutible de las revelaciones, pero todo el episodio promueve dudas, incluso el responsable de la audacia, que acaba de ser detenido.

      La Base Conjunta de Cape Cod, donde el acusado de filtrar documentos secretos, Jack Teixeira, de 21 años, se desempeñó como Guardia Nacional Aérea. Foto EFE

      La noticia ha sido que un torrente de documentos clasificados como altamente secretos de EE.UU, fueron filtrados a las redes y a los adversarios de la potencia norteamericana. Se trataría de archivos muy recientes que conciernen a los conflictos inmediatos de la Casa Blanca, en particular el desafío ucraniano y la amenaza de Rusia y de China.

      Para entender de qué se trata, los materiales llevan la clasificación de NOFORN, un sello que impide compartirlos con agencias de inteligencias extranjeras, incluido Five Eyes, la comunidad de espionaje que une a EE.UU. con sus aliados íntimos del Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. 

      Visto de este modo es una noticia preocupante. Como señaló The Washington Post, por encima del propio contenido de los archivos “la parte más dañina es la filtración misma”. Revelaría una inusitada vulnerabilidad en la seguridad nacional norteamericana.

      La clave de los informes es que ponen en duda las potencialidades ucranianas en la guerra, discuten los números de bajas que difundió Washington, y señalarían un lugar no tan complejo y más efectivo del lado ruso en el trámite del conflicto. Atento a eso no deja de ser interesante que las primeras dudas sobre la fiabilidad de estos expedientes lleguen desde Rusia.

      “Probablemente sea interesante que alguien mire estos documentos, si realmente son documentos o si podrían ser falsos, o constituir una filtración intencional”, dijo Sergei Ryabkov, el vicecanciller del Kremlin.

      “Dado que EE.UU. es parte del conflicto y probablemente está librando una guerra híbrida contra nosotros, es posible que relatos técnicos se estén utilizando para engañar a su oponente, es decir a la Federación Rusa”, dijo convencido.

      Algunas dudas


      Ucrania, que es el gran eje de este sorprendente episodio, lo redujo a una mezcla de mentiras con verdades, una mirada, esa última, nada desdeñable. Pero luego atribuyó al Kremlin tanto la filtración de los papeles como el agregado de ciertos contenidos. EE.UU. no ha negado en ningún momento su propiedad de los polémicos informes.

      Según las indagaciones de The New York Times, el medio que tuvo la primicia del  escándalo, los funcionarios del gobierno de Joe Biden reconocen la autoría de los documentos aunque advierten que muchos de ellos habrían sido manipulados. Verdades con mentiras.

      Para más datos, el Post reveló este jueves que el autor de esta audacia ha sido un muchacho de 21 años, Jack Teixeira, empleado en una base militar de la Fuerza Aérea.

      Se trata de un joven racista, pro armas y técnico informático, habilidad que le habría bastado para semejante aventura. Un recuerdo aunque con algunas diferencias importantes del caso de Edward Snowden quien difundió en 2013 una parva de documentos secretos.

      Imagen de video que muestra a Jack Teixeira, en remera y pantalones cortos, en el momento de ser arrestado. Foto APImagen de video que muestra a Jack Teixeira, en remera y pantalones cortos, en el momento de ser arrestado. Foto AP

      Esa comparación tiene límites y tironea algunas dudas que deberían ser despejadas de una historia a la otra. Snowden movió sus archivos a través de The Guardián y The Washington Post y era un agente de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).

      Teixeira era solo empleado de la Guardia Nacional y apenas líder de un grupo de chat en línea, que no es precisamente de hackers. No solo por eso es que si se va un poco hacia atrás, al origen de esta noticia y se revisa su entramado, cuesta armar el mecano.

      Según el muy respetado sitio web de investigación Bellingcat, de periodistas especializados en la recolección y verificación de datos de inteligencia, los documentos aparecieron inicialmente en fotos publicadas en Discord, una plataforma que es popular entre los gamers, la gente que juega en redes. Nuevamente, no el submundo de los hackers.

      Esas imágenes muestran documentos arrugados dispuestos sobre revistas y otros objetos domésticos para tomarles fotos. La ocurrencia sería que quien los robó, los dobló, se los metió en el bolsillo y los sacó para fotografiarlos y dispararlos a las redes por un canal imprevisible de juegos en línea. No sabemos si sabía con exactitud lo que se había llevado al bolsillo.

      Esa es la versión que los funcionarios de la comunidad de inteligencia compartieron con los periodistas de The New York Times.

      Bellingcat rastreó la fuga hasta un servidor Discord ahora desaparecido. Su investigación sugirió incluso que los documentos habían aparecido en las redes en marzo. Pero también hay evidencia de que algunos de esos materiales se publicaron ya en enero también en Discord sin que nadie advirtiera su existencia e importancia.

      Los contenidos

      Uno de los temas más delicados que revelarían los archivos es que, a pesar de la declaración de Biden de que “no enviaré militares estadounidenses a luchar en Ucrania”, habría más de 150 comandos especializados de EE.UU. y de otras naciones aliadas en el país. Nada que pueda sorprender a la parte rusa. Pero también, algo difícil de ocultar.

      Otro dato significativo, quizá el más importante, sería el reconocimiento de que Ucrania no está en posibilidades para lanzar la muy promocionada contraofensiva de primavera destinada a retomar las áreas ocupadas por Rusia. Esa observación revelaría dudas ocultas de la Casa Blanca sobre el estado real de la guerra.

      No hay detalles sobre fechas de esa eventual ofensiva, o indicaciones más específicas sobre su estructura y diseño. Se la cita como una colina difícil o imposible de ser tomada.

      The Washington Post, que investigó estos materiales, consigna que constituyen una admisión de “deficiencias importantes en la generación y el mantenimiento de la fuerza militar ucraniana" y, por lo tanto, la probabilidad de que tal operación en cualquier caso solo brindaría “modestas ganancias territoriales”.

      El influyente diario de la capital norteamericana sugiere que, en tal caso, la Casa Blanca habría estado mintiendo sobre el conflicto y los éxitos ucranianos.

      ¿Que dice Kiev? Después de volver a desestimar la semana pasada la información como ficticia, negó que haya una planificación contra reloj ahora para anticipar esa eventual contraofensiva.

      La pregunta pueril y obvia interroga, imaginemos en caso de tratarse de una construcción, si estamos frente a un intento para confundir al enemigo respecto a un asalto descripto como crucial para el destino de la guerra. Es lo que sugieren los rusos.

      El vocero del Pentágono, Chris Meagher, a la vez que admitió que las imagenes  “parecen mostrar documentos de formato similar” a los proporcionados a los líderes militares del Estado Mayor, insistió sobre las dudas respecto a algunos contenidos. 

      Si bien los funcionarios estadounidenses se han mantenido callados sobre qué partes pueden haber sido manipuladas, uno de los archivos secretos muestra que las estimaciones de las muertes del personal militar ruso en Ucrania son significativamente más bajas que lo indicado hasta ahora: poco más de 40 mil contra 200 mil.

      Por el contrario, el número de muertes de militares ucranianos sería muy superior a las cifras conocidas. Los analistas de inteligencia creen que esos datos fueron manipulados para subestimar las bajas del lado ruso y exagerar las del lado ucraniano. Para qué, quién, cómo?, no lo aclaran. 

      Kiev alertó que buena parte de la información provendría de “fuentes abiertas”, un concepto en inteligencia (OSINT, siglas en inglés de Open-source intelligence) que refiere a la colección de información a disposición y no secreta que, al analizarse y combinarla con cierto criterio, construye un contexto.

      Presidente ucraniano Voldomimir Zelenski. Una de las víctimas de la filtración que alude con graves dudas a la ofensiva de primavera ucraniana. Foto ReutersPresidente ucraniano Voldomimir Zelenski. Una de las víctimas de la filtración que alude con graves dudas a la ofensiva de primavera ucraniana. Foto Reuters

      El material desvelaría además algunas picardías, que probablemente confirmen la presencia de una mano ingeniosa en los documentos. Revelan una enorme penetración de la inteligencia norteamericana en el ministerio de Defensa ruso y en la escuadra mercenaria Wagner, el corazón concreto de la guerra y de la estrategia militar del Kremlin. 

      Un dato que si se constatara marcaría un bochorno para la estructura supuestamente cerrada e impenetrable construida por el ex agente de la KGB, Vladimir Putin. Pero desde ya su difusión alcanza para evidenciarlo.

      También parece haber un guiño entre profesionales de estos submundos. Se revela,, por ejemplo, que los colegas israelíes del Mossad, el célebre servicio de contraespionaje externo de ese país, son parte de quienes impulsan las multitudinarias marchas contra el gobierno de Benjamin Netanyahu y su iniciativa para destruir el Poder Judicial en ese país. Notable.

      El Mossad no ha dicho nada. Solo sabemos que Biden ha repudiado con claridad esa propuesta. Son detalles.
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      Marcelo Cantelmi
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