Maridajes

Esta es la propuesta del sommelier para las salsas de la nota de tapa. Para la de parmesano y tomillo, con ravioles de calabaza, el vino elegido es un Mendel Semillón 2009, $85, especiado y tropical, con algo de madera, porque buscamos volumen alto y buena densidad, para hacerle frente al plato sin quedarse atrás. La intensidad y picor de la salsa, más el perfume del tomillo requiere un vino que no tape el herbáceo, sino que lo realce. Su carga frutal armoniza con el dulzor de la calabaza.

Con la salsa romesco con tostada de ricota va bien un Luigi Bosca Reserva Sauvignon Blanc 2009, $55, expresivo e intenso, seco, con intensidad alta que ayudará a realzar las hierbas del plato. Cuando tenemos mucha carga aromática un tinto con taninos marcados nos daría gusto amargo, por eso elegimos un vino de buena acidez. Pasando a la salsa de coñac y pimienta verde que llega con el bife de Casa Cruz y unas papas fritas especiales, el vino recomendado es un Monteviejo Bicentenario Segui 2007, $116, un corte de Malbec y Syrah, muy profundo, sin llegar a ser ni duro ni pesado. Es un vino con cuerpo, de gran estructura y voluminoso, de carácter frutado y algo “animal”, ideal para acompañar el lomo y su salsa especiada, fresca y untuosa, sin tapar sus sutilezas.

La salsa de queso blanco con finas hierbas que acompaña al Parmentier de salmón se lleva bien con un Escorihuela Gascón Viognier 2009, $47. Se trata de una uva no muy popular pero con excelentes resultados, de carácter frutado tropical, algo especiado y cuerpo medio; es un vino fluido, con buen volumen en boca, que ayudará a resaltar el herbáceo del plato y su textura, cualidad que quiero resaltar al elegir un vino: que tenga densidad parecida, y algo de frescor, con complejidad media y fácil de tomar.

Dato: www.casacruz-restaurant.com