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      El afecto inoxidable

      El afecto inoxidableOrgullo y prejuicio. Fotograma de la película basada en la novela de Jane Austen, que reserva papeles esenciales a las tías en la historia de amor de Elizabeth y Darcy, los protagonistas.

      De todos los parientes que nos tocan en suerte, los tíos tienen un aura especial. Son los adultos con pase libre para ser discretos ángeles de la guarda en la niñez, compinches de juventud y amigos sabios con los años. Descartados los tiros al aire que todo clan padece, manejan el arte de la corta distancia. Menos formales que los padres pero más firmes que los abuelos, marcan límites sutiles cuando cuadra y siempre suman alguna anécdota familiar que te hace sentir parte feliz de una historia más grande.

      El de los tíos es un afecto inoxidable que crece con vos. Le ponen el cuerpo a los actos escolares; asilan las mascotas que desalojan de tu casa; ofrecen "bed and breakfast" en tiempos turbulentos y consejos de urgencia ante corazones rotos.

      No los asustan las lágrimas, así que cuando te mudás de provincia detrás de un sueño, te hacen pata hasta que aprendés qué colectivo te trae de regreso en ese mapa.

      Motivadores natos, te leen toda la vida con fervor groupie, viéndote siempre mejor de lo que sos. Por eso, a esta columna hoy le faltás vos, querida tía Rosa, gracia y garbo sin fin, los que Sandro le cantaba a tu nombre. Tu amor no muere.    

      2.

      Tías de novela

      Vida y literatura se cartean. En las novelas de los siglos XVIII y XIX los tíos son personajes esenciales, que la alta mortalidad de las madres durante el parto explica parcialmente. En un ensayo sobre la importancia de estos roles, el irlandés Colm Tóibín destaca cómo en la ficción inglesa de ese tiempo las tías permiten un reemplazo simbólico de la figura materna y habilitan "la existencia moral independiente de la heroína". Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, es un ejemplo recargado: las tías son dos, una de cada lado del romance entre Darcy y Elizabeth.



      Sobre la firma

      Raquel Garzón
      Raquel Garzón

      rgarzon@clarin.com


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