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      Un elefante en el bazar (¿con un plan?)

      Trump está decidido a que China no se adelante en el desarrollo de tecnología de punta.

      Un elefante en el bazar (¿con un plan?)Donald Trump, en Washington, tras su encuentro con Vladimir Putin en Helsinki. (Foto: AFP)
      17/07/2018 20:22

      ¿Es Donald Trump el ignorante político que entra a un bazar en un elefante una y otra vez? En Helsinki, desautorizó a la Agencia Nacional de Seguridad, la CIA y el FBI. Le dio más credibilidad a Vladimir Putin que a sus instituciones clave en seguridad nacional. Luego, atento a la ola de críticas en su país, dijo lo contrario: creía en las conclusiones de su inteligencia sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016. Lo más suave que le dijeron fue que era un traidor.

      Putin eligió la primera versión. Y sentenció: es hora que dejemos de ver a Trump como un hombre de negocios; ya es un político.


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      La cumbre con Putin fue el final de una gira en la que el presidente norteamericano no se ahorró nada. Primero descalificó a Theresa May, la premier británica, por inclinarse por un divorcio demasiado amistoso con la Unión Europea. Y elogió la línea dura de Boris Johnson, el ex canciller que abandonó a May reclamándole un Brexit drástico. Después hizo la gran Trump: puso paños fríos apara atenuar la urticaria provocada por sus críticas a May.

      En su segunda escala, le dijo a sus aliados militares que Estados Unidos no seguirá pagando la defensa de Europa. Lo hizo de una manera sencilla: reclamó a Alemania porque mientras recibe su ayuda para “contener” a Rusia, le compran gas a empresas de ese país.

      Con Putin, fueron todas mieles. En ese afán de agradar se puso a su comunidad de inteligencia en contra. El presidente ruso, hábilmente, ofreció que el fiscal que investiga las interferencias rusas en la elección de 2016 fuera a Moscú a interrogar a los 12 funcionarios acusados del hackeo.


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      Pero volvamos a Trump. Ya no hay dudas que detrás de este tour de force existe una estrategia. No es simplemente un festival de panzazos, peleándose hasta el insulto con los viejos aliados de la UE, la OTAN, el G7 y Canadá. Parece algo más que estar despidiendo gente como lo hacía en su programa El aprendiz con su famoso “ you are fired”. Está repartiendo aumentos de aranceles por todo el mundo, pero principalmente en contra de China, desajustando el comercio mundial.

      Económicamente le está yendo bien en su país. Crece a buenas tasas y absorbe dólares sin descanso. Acaba de hacer un gigantesco recorte de impuestos. Son datos que la oposición hace como que ignora. Todavía sus peleas proteccionistas no tienen gran reflejo en su país, pero nunca son gratis.

      Ocurre que China está entrando a toda velocidad en el terreno que ni Trump, que lo dice, ni Putin, que lo evita, más preocupa a ambos jefes: el desarrollo de la tecnología de punta. Y tecnología de punta no son sólo supercomputadoras, sino también supercomputadoras militares. Con sus misiles de largo alcance Corea lo llevó a Trump a Singapur. China está barriendo en el terreno de las supercomputadoras: tiene más de 200 de las 500 que hay en el mundo.


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      Trump ha dicho que no quiere más traslado tecnológico de alto nivel desde su país a China. Es que ya se vio lo que hizo con la industria de todo tipo en muy poco tiempo. Reagan usó la tecnología para doblegar a la ex URSS demostrándole que como en la carrera del espacio, no podrían igualar a EE.UU. en ese terreno. ¿Es este un posible punto de acuerdo estratégico entre Trump y Putin?

      Las hipótesis son terreno tan resbaladizo como la subestimación a Trump, cuya torpeza y grosería van todas juntas.

      La historia muestra que las consecuencias de las acciones más juiciosas como de las más irreflexivas no son siempre las que se esperan.


      Sobre la firma

      Ricardo Kirschbaum
      Ricardo Kirschbaum

      Editor General de Clarín rkirschbaum@clarin.com