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      Miguel Wiñazki
      Miguel WiñazkiIdeas al paso

      La ESMA, la propaganda y la memoria robada

      El afiche de la muestra "Neoliberalismo nunca más", con funcionarios del gobierno de Mauricio Macri.

      Alguien dio la disparatada orden de restringir el ingreso de periodistas al Espacio de la Memoria de la ESMA. Fue después de que el diario La Nación exhibiera los detalles de la muestra en la que desde una estética militante anómala se compara a Videla con gobiernos democráticos y en la que se enuncia en el pórtico de su cartelería: “Nunca Más Neoliberalismo”.

      “Si llega algún periodista hay que derivarlo a un funcionario, hacerlo esperar pero no dejarlo entrar a la muestra”, fue la disposición impartida oralmente.

      Afortunadamente, el personal de la ESMA no se dio mayormente por enterado y no impidió la entrada de los ciudadanos.

      Entrar es emocionarse porque, como explicó Oscar Wilde, “allí donde hay dolor hay terreno sagrado”. La sacralidad laica de la ESMA, en donde desde la real memoria se oye en silencio la resonancia de los suplicios, no se destruye con consignas oportunistas y triviales.

      Apenas uno atraviesa el pórtico central aparece un longilíneo cartel del ERP. Es vertical, con una estrella negra y el acrónimo del Ejército Revolucionario del Pueblo en Rojo. El ERP es parte de la historia y de la memoria sin dudas.

      ¿Pero esto es una reivindicación?

      El estandarte era una convocatoria a “formar comandos de apoyo al ERP” y proclamaba como en un grito de guerra “A vencer o morir por la Argentina”.

      Un cartel sobre el ERP en la antesala de la muestra sobre neoliberalismo en la ex ESMA.Un cartel sobre el ERP en la antesala de la muestra sobre neoliberalismo en la ex ESMA.

      También es cierto que se observa en un video a Ernesto Sabato leyendo las denuncias del Nunca Más y luego, en una salita tan escueta como intensa la iconografía apologética de Néstor y Cristina, y la Biblia con el calefón aunado a Macri con Videla, al menemismo con la Alianza. Y al kirchnerismo como el arribo de toda razón y justicia.

      En la ESMA se desnudó otra vez el cinismo, ahora como tantas veces , y así los atormentados no son redimidos sino vejados otra vez por una militancia cada vez más elemental.

      Por esas propagandas rastreras navega un instinto de apropiación absoluta. Ya no solo del dinero que no les pertenece a los corruptos, sino también de todo; de la historia, de la memoria, y hasta de las lágrimas.

      Han robado hasta las lágrimas.

      Pero también han robado la sangre de los otros.

      Han vampirizado a tantos muertos en aquellas tragedias vituperadas ahora por la superficialidad más cerril.

      Cuando el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, anunció la muestra consideró que se trata, a través de ella, de “visibilizar” y “reflexionar” acerca de “los retrocesos en materia de Derechos Humanos que provocaron los gobiernos neoliberales en nuestro país”.

      El afiche contra Mauricio Macri y los exfuncionarios de Cambiemos.El afiche contra Mauricio Macri y los exfuncionarios de Cambiemos.

      Esas palabras pueden y quizás deban leerse de manera inversa. Aquí, en rigor, se trata de encubrir por el inequívoco camino de una malévola chabacanería, la complejidad del pasado y el reinado de la muerte como prioridad “política”· Y también como si fuera lícito en este caso, se execra a opositores políticos y se aplaude a sí mismo, el oficialismo salvador, según sus propios exégetas más radicalizados.

      Lejos, en los mares que bordean Ucrania, el buque insignia ruso Moskva fue hundido por los leales a Zelenski. El Estado ruso concentrado en Putin no ha brindado información de los muertos. Están “desaparecidos”, denuncian los reportes internacionales.

      Esa palabra tan cruel: desaparecidos. Esos jóvenes que fueron a matar, desaparecen ahora porque el gobierno del autócrata de Moscú no informa sobre sus destinos.

      La desinformación intima con la desaparición.

      Los envió Putin a matar y a desaparecer.

      Les quitaron entidad. Qué tremendo: ni muertos ni vivos.

      Las madres rusas los lloran y los reclaman sin respuestas.

      Aquí, en la Argentina, los desaparecidos cayeron a manos de otros sátrapas y en otras circunstancias muy diferentes.

      El fragmento de un discurso de Cristina Kirchner en la muestra "Neoliberalismo, Nunca Más", en la ex ESMA.El fragmento de un discurso de Cristina Kirchner en la muestra "Neoliberalismo, Nunca Más", en la ex ESMA.

      El periodista José Ignacio López tuvo el coraje de preguntarle a Videla en 1979 por los desaparecidos. El dictador respondió mintiendo, aludiendo al amor al prójimo y otros cinismos, contestó que “los desaparecidos eran una incógnita”.

      Desinformar es liquidar historias de vida, malversar hechos, exaltar ladrones o criminales.

      Desinformar es trastocar el presente y la memoria.

      Sin embargo: La Memoria está en la Memoria.

      No es tan simple hacharla y hacerla totalmente a un lado.

      Las baratijas de los mentirosos se burlan de los tormentos, del dolor y de todos.

      El daño es inmenso.

      Pero, lo lamento, la ESMA es de todos.

      La memoria no se roba.

      No habita en las cajas fuertes de los desquiciados.

      Vayan a robar a otros caminos.


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      Miguel Wiñazki
      Miguel Wiñazki

      mwinazki@clarin.com

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