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      La excepción y la regla

      Genialidad y virtuosismo, más una cuota de sacrificio son motivo de aplauso; aunque, tal vez, ciertas normalidades serían deseables.

      La excepción y la reglaDiego Maradona, en tiempos de los Cebollitas.

      El titular dice así: “Un argentino participa de la excavación de ‘Fiona’, el único fósil completo de ictiosauria con embriones extraído en el mundo”. Y cuenta la actuación destacada en el Glaciar Tyndall del técnico paleontológico argentino Jonatan Kaluza. Esa es la noticia: la excepcionalidad argentina.

      Julio Bocca en el Bolshoi de Moscú, camino a la consagración, junto a Raquel Rosetti, en junio de 1985.Julio Bocca en el Bolshoi de Moscú, camino a la consagración, junto a Raquel Rosetti, en junio de 1985.

      Y hay que reconocer que hay un prodigio nacional casi para cada disciplina. Jorge Luis Borges es universal. También lo son el niño nacido en Fiorito al que sus padres llamaron Diego Armando y otro niño, nacido en Rosario, que emigró en plena crisis (una de tantas) por su talento y por ver si en España podía acceder a un tratamiento médico. Leo, le dicen.

      Otro niño, llamado Julio, creció en Munro: le faltaba el padre pero le sobraba fascinación por las clases de ballet que su madre impartía en un garaje. Brilló en los escenarios de todo el mundo y por estos días dicta cursos en la Ópera Garnier de París.

      René Favaloro, Martha Argerich y Daniel Barenboim, Guillermo Vilas, Quino, César Pelli, Carlos Gardel, Les Luthiers, Astor Piazzolla... no es una lista sino apenas el inicio de una. Y siempre esa combinación épica entre un don y una vida consagrada a ese regalo, tantas veces contra viento y marea.

      Épica y sacrificio

      Porque la épica, para lucir mejor, demanda sacrificio: Julio Bocca ha contado en loop los apuros que pasó para viajar a Rusia, donde se consagró en 1985, casi sin recursos y ante verdaderas locomotoras de la danza.

      Las penurias económicas de la familia Maradona son conocidas en el planeta, pero son menos famosas las limitaciones que debe sortear la arqueóloga argentina María Constanza Ceruti, que a sus 26 años, halló en 1999 y cerca de la cima de un volcán en Salta tres cuerpos que habían sido sacrificados hace 500 años por los Incas: los Niños del Llullaillaco, las momias mejor conservadas de todo el mundo.

      María Constanza Ceruti en febrero de 1999 en el volcán Llullaillaco junto a una de las tres momias halladas. FOTOS: CONSTANZA CERUTI.María Constanza Ceruti en febrero de 1999 en el volcán Llullaillaco junto a una de las tres momias halladas. FOTOS: CONSTANZA CERUTI.

      Sigo trabajando ‘a pulmón y a dedo’ (literalmente, hago dedo en muchas de mis expediciones), viajando cuando se puede gracias a invitaciones de universidades internacionales, que valoran el carácter pionero de mis investigaciones”, dijo el año pasado en una entrevista esta científica.

      Porque la épica, para lucir mejor, demanda sacrificio. Pero tal vez, un poco menos de épica y un poco más de condiciones para todos aquellos que las necesitan, ayudarían a ampliar la lista de notables argentinos, sin dejar talentos por el camino sencillamente porque no pudieron con tanta adversidad.


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      Débora Campos
      Débora Campos

      Editora en Revista Ñ decampos@agea.com.ar

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