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      Diana Baccaro
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      El hombre que habla con el corazón en un puño

      Lo trasplantaron hace 15 años y se le atreve a Javier Milei: "Queremos seguir el modelo de Irán?"

      "Yo soy la prueba viviente de que la donación de órganos funciona". Jorge Rodríguez Kissner, en su casa de Berazategui.

      La muerte es para él una vieja conocida. Sobrevivió a 25 paros cardíacos y, como paciente, es un muy buen médico. Cada mañana prepara con pasión su maletín de cuero negro y en lugar de ir a recorrer hospitales, primero va a golpear escuelas para hablar sobre su vida. “Yo soy la prueba viviente de que la donación de órganos funciona”, repetirá hasta que los chicos se cansen de escucharlo, porque la ignorancia -está convencido- se combate con educación. Luego sí, entrará a su consultorio para ayudar a traer bebés al mundo.

      Hace justo 15 años, al ginecólogo y obstetra Jorge Rodríguez Kissner lo trasplantaron del corazón y desde entonces lleva una vida más o menos tranquila, hasta que a veces lo sobresalta alguna “mentira” que escucha por televisión. El domingo pasado, por caso, luego de tomar las pastillas de la noche -su rutina de trasplantado-, creyó que necesitaba tragar algo más fuerte, pero para los nervios. Su esposa, siempre cariñosa, le bajó la furia con un té caliente. Fue luego de que el candidato Javier Milei dijera en el debate presidencial que el sistema de donación “no funciona” y que “genera un montón de corrupción”.

      “En la era de la posverdad yo soy la prueba de la posvida”, dice en el living de su casa de Berazategui, dispuesto a pedir mayor empatía con los pacientes que están en lista de espera del INCUCAI, que son más de 7.000.

      Hasta los 47 años, el doctor Kissner llevaba una vida normal, con tres hijos de 5, 7 y 10 años. Pero una madrugada empezó con palpitaciones y dolor en el pecho. Enseguida quedó en emergencia nacional: de la noche a la mañana le diagnosticaron una miocarditis rarísima de células gigantes.

      Lo que siguió fue una novela dramática transmitida en vivo y en directo desde la Fundación Favaloro: 15 días conectado a una máquina esperando un corazón y un aluvión de amigos y pacientes con sus bebés, haciéndole el aguante en la puerta. Cuando ya casi no tenía esperanzas, apareció su “héroe” donante.

      A partir de la difusión de su historia, empezó a crecer la cantidad de trasplantes. Hoy el país busca acercarse con esfuerzo a los 22 donantes por millón que tienen los países de la Unión Europea, donde la venta de órganos está prohibida. “Si los candidatos quieren ayudar a los que esperan un trasplante, que muestren su voluntad de ser donantes”, propone el doctor. Y pregunta: “¿Sabés qué país permite vender órganos en forma legal?”. Traga una dosis de saliva y fuego para responder: “Irán. ¿Ese modelo que queremos seguir?”.

      Luego dirá que los improvisados podrían causar en el país un desastre sanitario y que España es el espejo para mirarnos: “Tiene la mayor tasa de donantes en el mundo y no importa si gobiernan los socialistas o los de derecha, porque siempre existe la misma política de estado”, aclara como si estuviese dando cátedra en una escuela. Habla de alturismo, de solidaridad, de pasión por ayudar. A los 62 años, lleva 15 ofreciendo su corazón como prueba.



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      Diana Baccaro
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      Editora Jefa. Mesa Central dbaccaro@clarin.com

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