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      Sin lugar para el desánimo

      Escribe Francisco Cabrera, Ministro de Producción de la Nación. 

      Sin lugar para el desánimoEl consumo privado en 2017 creció 3,6%, sostenido por bienes durables como motos y autos. (Guillermo Rodríguez Adami/Archivo).
      24/03/2018 21:57

      La Argentina está viviendo una transformación sin precedentes. Estamos en el medio de un cambio tan profundo que nos cuesta verlo.

      Todos los días, escuchamos (o repetimos) algunas de estas frases:

      La economía está estancada.

      Sin embargo, en 2017 el PBI creció 2,9%, el año de mayor crecimiento desde 2011. Es crecimiento real, sin cebadores artificiales de la demanda sino basado en el aumento de las inversiones y las exportaciones. 13 de los 15 sectores de la economía crecen.


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      Las inversiones no llegan.

      Pero la inversión creció 11,3% en 2017 y se proyecta un crecimiento de 13% en 2018.

      El crecimiento es en detrimento del consumo.

      No es así. El consumo privado en 2017 creció 3,6% motorizado sobre todo por bienes durables como autos (creció 27% en 2017), motos (45% en 2017) e inmuebles, que en enero de 2018 tuvieron su máximo en 10 años. Algunos productos o canales pueden caer, pero son mayoría y de mucho impacto económico los que crecen.

      No arrancan las exportaciones.

      Por el contrario, también crecieron. Entre 2011 y 2015 las exportaciones habían acumulado una caída de 32%, y en 2016 y 2017 volvieron a crecer. En los primeros 2 meses de 2018 este crecimiento es más robusto, 10,7% mayor al registrado en enero y febrero de 2017. No es sólo el campo: las exportaciones de manufacturas de origen industrial crecieron 11% y las de servicios basados en conocimiento (SBC) ya son nuestro tercer complejo exportador.

      Hay una avalancha de importaciones que destruye a la industria nacional.

      Es incorrecto: la industria lleva 10 meses de crecimiento sostenido y las importaciones en 2017 estuvieron por debajo de las de 2011, 2012 y 2013. Casi 80% de lo que importamos son insumos para la producción y piezas o accesorios para bienes de capital. Importamos más para producir más.

      No pueden controlar el déficit.

      Pero en 2017 bajamos el déficit y sobrecumplimos la meta. Es la primera vez desde 2004 que suben los ingresos por encima del gasto. Este año seguirá bajando el déficit a 3,2% del PBI y el próximo año un punto más para estar muy cerca del equilibrio fiscal.

      Y siguen subiendo los impuestos.

      Al contrario: la presión fiscal subió de 26,2% del PBI en 2007 a 32,0% en 2015. Pero ya logramos bajarla a 30,4% en 2017 y vamos a seguir en esa línea para fomentar la inversión, la producción y el empleo.

      Todos los días hay más despidos.

      Es falso. En el último trimestre de 2017, 433.000 personas consiguieron trabajo. La tasa de desempleo es 7,2%. Es la mayor recuperación de empleo en los últimos 14 años. Es la mejor noticia que confirma (y da sentido) a todas las cifras de la economía.


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      ¿Por qué repetimos la mala onda si los datos muestran otra cosa? Tal vez tenemos miedo por las decepciones del pasado. Durante décadas vivimos en una montaña rusa económica y emocional. Pasamos una y otra vez de 0 a 100 kilómetros por hora en segundos. Esa droga hizo daño: un tercio de los argentinos en la pobreza.

      O tal vez creemos que ser optimistas es ser oficialistas.

      Sin embargo, la realidad es contundente.

      Mientras hacemos la mayor inversión social y en infraestructura de nuestra historia, crece la economía, baja la inflación, baja el déficit fiscal y la presión tributaria. No es más de lo mismo. Nunca habíamos hecho algo así, y lo volveremos a hacer este año. Y el próximo.

      Muchos ya lo viven: lo sienten en el empleo, nos lo cuentan en sus decisiones de comprar bienes durables, de tomar un crédito para su primera vivienda y de invertir en el futuro.

      También sabemos que el cambio cuesta. En medio de este proceso, hay sectores que todavía no despegan. Son PyMEs y trabajadores que necesitan nuevas oportunidades y todo nuestro esfuerzo está enfocado en conseguirlas.

      En los últimos 2 años trabajamos en los cimientos de una economía sana. Sobre esa base, vamos a construir 2 décadas de crecimiento económico sostenido como nunca antes logró la Argentina.

      Abandonemos el miedo y encaremos juntos el futuro. Competitividad, inversión, impacto de la tecnología, integración, nuevos empleos y nuevas capacidades productivas.

      Es la primera vez que los argentinos nos atrevemos a hacer cambios profundos para tener resultados graduales mirando el mediano y largo plazo. Estamos construyendo un país integrado, con vocación global que crece y brinda oportunidades. Que avanza día a día y paso a paso.

      Los dirigentes no podemos dejarnos conquistar por el desánimo. Políticos, empresarios de todos los sectores productivos, líderes sociales y periodistas tenemos la oportunidad de salir del pantano de discusiones viejas y convertirnos en protagonistas de un país en transformación.


      Sobre la firma

      Francisco Cabrera
      Francisco Cabrera

      Ministro de Producción de la Nación