Mariana Enriquez y ese terror conocido

Decía días atrás un editor periodístico con años, además, de labor editorial, que los grandes éxitos literarios siempre se explican con el diario del lunes. Niños magos hubo antes y habrá después de la saga de Harry Potter. ¿Quién iba a pensar que los policiales escandinavos serían tan seductores? Nadie en su sano juicio habría previsto el suceso de El infinito en un junco, la tesis de doctorado de la española Irene Vallejo Moreu, publicado en 2019 y que lleva vendidos un millón de ejemplares en todo el mundo. La argentina Mariana Enriquez es el nuevo cisne negro en busca de una explicación.

Antes de ganar el 37º Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche (2019), que disparó su proyección internacional, Enriquez tenía eso que se define como una obra. Una obra, además, de lo más coherente y seductora, incluso para quienes no son lectores de terror.

A su primera novela escrita cuando tenía apenas 21 años, Bajar es lo peor (1995), le siguieron Cómo desaparecer completamente (2004) y Este es el mar (2017); los cuentos de Los peligros de fumar en la cama (2009) y Las cosas que perdimos en el fuego (2016); Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios (2013) y La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo (2014), entre otros textos.

La potencia de lo oscuro

Pero fue esa tenebrosa historia argentina enlazada con la vida de Juan y su hijo Gaspar, un libro de casi 700 páginas por las que circulan desaparecidos, familias poderosas e impunes, la potencia del deseo y de lo oscuro, el que se abrió camino en todo el mundo.

Para el diario El País, la repercusión de Enriquez es "abrumadora, mundial e imparable". Dijo el The New York Times en estos días que Enriquez es como una estrella de rock. Pocas definiciones del éxito más apropiadas.

"El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, y el miedo más antiguo y poderoso es el temor a lo desconocido", escribe H.P. Lovecraft en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura.

La propia Enriquez recuerda el exacto momento en el que leyó, a los 10 años, Cementerio de animales, de Stephen King: se lo había regalado un tío un poco despistado sobre lecturas infantiles.

"Ante una página particularmente brutal, arrojé el libro al suelo. Es mi recuerdo de lectura más vívido, iniciático y definitivo", ha contado la autora.

Las historias de Mariana Enriquez, además de estar particularmente bien escritas, retratan un horror cercano (demasiado). Cualquiera se asusta con un conde aficionado a la sangre humana que vive en Transilvania (¿dónde queda Transilvania?), pero la oscuridad propia, la que habita en nuestros barrios, la que vosea, la que conoce las villas o se toma el 152 a La Boca, esa aterra sin límites.

El 16 de marzo, Mariana Enriquez leerá historias de terror propias y ajenas en el Teatro Coliseo. Las entradas se evaporaron en un suspiro. ¿Por qué? Tal vez porque los tiempos oscuros que nos tocaron en suerte se vuelvan un poco menos tenebrosos si los miramos reflejados en un libro. De todos modos, es una hipótesis. Habrá que esperar al diario del lunes.