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      Plazos de la Corte, Lijo en campaña y los Caputo, entre la intriga y el “No money”

      Abril se agota sin que gobierno de Milei haya conseguido aprobar ninguna ley en el Congreso. Un récord inédito: tanto Macri como Fernández lograron importantes leyes en los primeros meses.

      Nicolás Posse y Luis Caputo, junto a subsecretario del Tesoro de EE.UU. en Washington. El FMI le dijo "No hay plata".

      La Corte tiene hasta el 1º de octubre para elegir su presidente. Hoy lo es Horacio Rosatti que, junto con Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, conforman la mayoría del cuerpo. Ricardo Lorenzetti, a quien se señala como el verdadero mentor de la postulación de Ariel Lijo para el tribunal, está en minoría. Y en soledad. Esa situación, sin embargo, no lo amilana, sino todo lo contrario. Su indisimulado afán es volver a ser lo que fue, más que presidente de la Corte, su voz cantante.

      Es una cuestión de tiempos y algo más. La actual mayoría puede, en cualquier momento de aquí hasta ese límite de octubre votar su nuevo jefe, y decidir sobre tantos delicados temas en sus manos que si el gobierno (o el propio Lorenzetti) temen algo de esos tres jueces poderosos e inapelables que esos pocos meses pueden convertírseles en una eternidad. Siempre recordando que Maqueda se retira el 29 de diciembre, dato no menor, y que en el 30° aniversario de la Constitución del ´94, que él contribuyó a reformar, hará una gira de despedida que algunos imaginan como el prolongadísimo adiós de “Los Chalchaleros”.

      La Corte mandó, además, un mensaje al gobierno al rechazar dos recursos contra el DNU presidencial. Milei había dicho que la mayoría de los cortesanos estaba en contra del decreto y en esos procelosos ámbitos se asegura que fue Lorenzetti el que llevó a Olivos esa información sesgada como parte de su estrategia para proponer a Lijo. La versión no es inocente y tampoco es un dato cualquiera que se sospeche que los impulsores del juicio político contra Rossatti, Maqueda y Rosenkrantz recibieron información directa -y sensible- que solo se podía obtener internamente en Talcahuano 550, asiento del máximo tribunal. Y que el diputado Moreau, ex cronista, ex candidato a presidente de la UCR en la peor elección de su historia, y hoy furioso cristinista, habría sido junto con Taillhade, receptores de esas filtraciones. Recordemos: teléfonos pinchados, mails internos, etcétera. Es decir, espionaje, descubierto y en investigación.

      Este trasiego político tiene como trasfondo la propuesta oficial de encumbrar a Lijo y a García Mansilla en la Corte. Conseguir los dos tercios de los votos se ha convertido en una tarea personal del propio Lijo. En la cosecha parece irle mejor de lo que sus adversarios creen. La propia Patricia Bullrich, cómoda en su nuevo papel de ser más mileísta que Milei, acaba de decir que Lijo es expeditivo y rápido, un verdadero oxímoron.

      El silencio de los senadores ante la postulación puede obedecer a que ya tienen el voto decidido pero no quieren pagar el costo de adelantarlo en público. Cristina aún no destapó su juego, pero se calcula que apoyará si cambian a García Mansilla, un jurista ultracatólico al que todos consideran muy apto, pero sin adscripción política. Se lo considera más cerca de la actual mayoría que de Lorenzetti. Tiene a mano argumento: faltan mujeres en la Corte.

      A su vez, el peronismo provincial tiene sus temas y temores. Los formoseños, por ejemplo, saben que en la Corte está todavía la madre de todas las batallas para Insfrán, seis veces reelecto, siete períodos seguidos como gobernador: el cuestionamiento a la reelección indefinida que establece la constitución provincial y que la pone, según varios juristas, en contradicción con la Constitución Nacional. De ahí que hayan moderado el entusiasmo público por Lijo pese a que el juez fue muy favorable a Insfrán en la obscena “consultoría” de Boudou a través de Old Fund (un sello de goma) de la deuda externa formoseña.

      Los radicales no votarían en bloque como los del PRO. La solitaria senadora larretista Guadalupe Tagliaferri apoyaría a Lijo.

      El juez está consiguiendo respaldos de rectores universitarios del conurbano y ahora hasta apareció con el activo embajador de Israel, Eyan Sela, el mismo que fue vocero del comité de emergencia del gobierno argentino reunido por el ataque de Irán. Pero ese capítulo, que determinó otro ataque de Milei al periodismo, particularmente contra a Jorge Lanata por informar lo que ocurrió, recayó justo en el juzgado de Lijo. Curiosidades de la tómbola.

      Dato aparte: en su campaña proselitista, Lijo llegó al despacho del embajador Sela, donde posó junto a la foto de los rehenes israelíes de Hamas apresados en el sangriento ataque del 7 de octubre, de la mano de Mario Montoto, el presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí, un empresario polifacético y ubicuo que militó activamente en Montoneros.

      Mientras, el gobierno actúa como si la propuesta de Lijo-García Mansilla no fuera de él. Deja hacer porque además su capacidad de acción en el Senado es más que acotada: tampoco se opuso al brutal aumento de sueldos que se autovotaron los senadores. Si el oficialismo se hubiera opuesto, lo que deberían haber expresado su desacuerdo de viva voz para que quedara testimonio. Tampoco pidieron votación nominal.

      Todo esto hace suponer que la sorpresa de Milei por el voto de la “casta” fue una reacción calculada. Le votaron todos sus embajadores, incluido su rabino y en la Casa Rosada hubo aumentos de sueldos que se disimulan con ascensos y reasignación de partidas.

      La realidad está poniendo límites aun cuando el gobierno se esfuerza por desconocerlos. La orden fulminante a las prepagas para retrotraer sus enormes aumentos hizo recordar, por un momento, a Guillermo Moreno, aunque seguro que no fue esa la intención libertaria. Lo curioso, como lo reveló Ricardo Roa ayer, fue que la decisión se adoptó después que el ministro Caputo le mostró a Milei cuánto pagaba de cuota de su prepaga.

      Precisamente, se lo volvió a mentar en la crisis con las universidades. Se dice que el acuerdo para evitar la gran movilización del martes se trabó de repente porque Santiago Caputo quiere forzar la renuncia de Alejandro Alvarez, subsecretario de Políticas Universitarias. ¿Será cierto? Un interlocutor del asesor dice que lo escuchó de su propia boca.

      La movilización promete ser importante porque la crisis presupuestaria afecta a docentes, no docentes y muchas organizaciones vinculadas a la universidad. Será también claramente política y se pondrá en escena, también, qué cantidad de estudiantes engrosan las columnas ese día.

      Hay un ministro que cree que el tema real es que las universidades se escudan en su autonomía y autarquía, que tienen rango constitucional ( artículo 75, inciso 19) para evitar ser auditadas en sus gastos. Carlos Zannini aportó lo suyo para “blindarlas” pero, sin embargo, quienes han conocen muy bien esa entretela sostienen con convicción que las cuentas públicas universitarias pueden ser auditadas sin impedimentos por los organismos existentes.

      El caso es que abril se agota sin que gobierno de Milei haya conseguido aprobar ninguna ley en el Congreso. Un récord inédito: tanto Macri como Fernández consiguieron importantes leyes en los primeros meses. Por eso, Milei proclama a los cuatro vientos que en la elección legislativa del 2025 arrasarán. Es un puente demasiado lejos: antes, mucho antes, habrá colinas por conquistar para Milei, comenzando con pagar la primera cuota de 1.666 millones de dólares del préstamo chino de 5000 millones que obtuvo de urgencia Sergio Massa, después que el FMI le dijo al Toto Caputo: No money (No hay plata).


      Sobre la firma

      Ricardo Kirschbaum
      Ricardo Kirschbaum

      Editor General de Clarín rkirschbaum@clarin.com

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