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      ¿Pobreza? A Cristina lo único que le importa es la jueza Figueroa y salvarse de las causas de corrupción

      Tras 16 años de sesudas investigaciones por la valija de Antonini, absolvieron a De Vido y Echegaray. Y la CGT simula ser massista de la primera hora.

      Cristina Kirchner, el jueves en el Senado de la Nación. En la sesión, se aprobó el pliego de la jueza Figueroa, desplazada por la Corte. Foto: Martín Bonetto.

      País de paradojas. Feas y en aumento. Para extrañeza (o no) podríamos decir que porque somos un país rico los argentinos somos pobres. De tan rico que es el país, que le sobra soja, vacas muertas, minerales, y, sobre todo talento humano, nos damos el lujo de una decadencia interminable. Nos dicen y nos decimos: la Argentina, un país que fue entre los más ricos del mundo, es hoy casi el único que va para atrás. Esta semana que pasó fue de lo más rica en ejemplos.

      Cristina saludó, irónica, a los senadores: qué tal, cómo les va… tanto tiempo? Tenía todo calculado justito, justito, lo que la oposición ni se molestó en calcular. Hasta se dio el lujo de no encabezar la sesión que después de dos votaciones empatadas, su kirchnerista de emergencia, la senadora antes radical Ledesma, esposa del gobernador antes radical Zamora, le desempató para que ella insistiera en reponer a su jueza amiga Figueroa.

      Kirchnerismo y asociados se dieron el lujo de dejar afuera a Lucila Crexell, opositora por Neuquén. Juntos saltó para atrás más casilleros aún de los que lleva perdidos en su competencia con Milei: recién se dieron cuenta de que perdían la simbólica votación… cuando la perdieron.

      Hay una casta atenta y otra distraída y una tercera, la de Milei, que se hace la que no tiene nada que ver con esa familia sencillamente porque las otras dos se encargan de evitárselo. Milei primereó y descubrió ante las redes lo que antes debió haber descubierto Bullrich y asociados: la conveniente ausencia de Crexell para Cristina y sus maniobras de pura casta.

      Para colmo, la ausente senadora, tan atenta a los grandes problemas mundiales, como Alberto Fernández, estaba afuera, en un importantísimo panel o algo así sobre geopolítica de los recursos naturales, de modo, que quiso explicar/justificar que “no estaba de vacaciones ni escondiéndome”.

      Cristina, más que la impunidad, porque reponer a su exjueza amiga después de que la Corte la echó será algo bien raro (no imposible), lo que busca es mostrar fuerza. Como a Massa el aumento de la pobreza, le importa muy poco qué se piense de su corrupción. La pobreza no es vecina sino pariente directo de la corrupción. ¿Qué escándalo se habría producido con esta pobreza del 40 por ciento, que son 18 millones y medio de argentinos en la mishiadura, si fuera otro y no el peronismo el partido de gobierno?

      A otra exministra, Batakis, que le tiraron el cargo sin estar preparada y duró sólo una veintena de días, el gobierno la premió con la presidencia del Banco Nación. Le acaban de descubrir, junto a su gerenta general, una serie de contrataciones no sólo de familiares, por supuesto con sueldos muy convenientes, sino de una numeróloga para que con tan singular ciencia complemente la bancaria, demasiado difícil de comprender por abundancia de lógica. Cosas pasan en un país al que le sobran vacas vivas y muertas. Tranquilidad, ya van a dar leche.

      Se ve: la casta no se rinde. Está muy lejos de rendirse. Después de 16 años de sesudas investigaciones, multitud de testimonios, de páginas, de palabrerío, aquella resonante muestra de corrupción de las valijas de Antonini Wilson tuvo su ejemplar castigo: absueltos el exministro De Vido y Echegaray, el resbaladizo exjefe de la aduana y la AFIP, y ejemplarmente castigado Uberti, con 4 años y unos meses.

      Hay fallos que de tan castos hacen reír por no llorar. Repasemos rápido la historia.

      - Kirchner y Chávez lanzan en Caracas un fideicomiso para financiar negocios. Y ponen a De Vido a su cargo. Durante los 11 años en que funcionó, mueve unos 2.500 millones de dólares.

      -Sobreprecios, desvío de dinero, lavado son la marca. Y algo más: el financiamiento permite a amigos comprar dólares al precio oficial de 4,30 bolívares y en un pase de magia venderlos a más de 7.000 en el mercado negro. En esa Venezuela saudita de Chávez, con el barril de petróleo en las alturas, existe un súper cepo que hace millonarios a jerarcas y funcionarios. Nada que no hayamos visto por aquí. Que no hayamos creado o copiado.

      -Al general Manuel Antonio Barroso, hombre de confianza de uno de los líderes del régimen, Diosdado Cabello, se le descubre una fortuna de más de 100 millones de dólares, parte de ella depositada en Uruguay.

      -La empresa argentina ascensores Servas desvía fondos a Panamá y países caribeños después de que el embajador Sadous denuncie que funcionarios de nuestro país cobran sobornos para autorizar las exportaciones a Venezuela en el marco del fideicomiso.

      - Antonini Wilson llega a Aeroparque con funcionarios de su país y de la Argentina, en un charter contratado por Uberti, que depende de De Vido. Es de madrugada. Ninguno espera que en ese ingreso VIP, por el que entraron mil veces, una agente de la PSA les pida que abran sus equipajes de mano. Wilson dice que trae libros en su valija. Error: hay 790.550 dólares. Ataque de pánico hasta que Echegaray, el jefe de la Aduana, dice desde su casa: es una simple infracción aduanera. La justicia avala el disparate. Lo dejan ir, al día siguiente visita la Casa Rosada y regresa a Caracas. No pasó nada.

      - El el ex jefe de inteligencia militar de Chávez, Hugo “El Pollo” Carvajal, revela que esa plata era parte de un total de 21 millones enviados a Cristina Kirchner.

      - Wilson, que tiene ciudadanía estadounidense, es detenido en Miami. Decide colaborar con la Justicia y confirma: la plata era para el kirchnerismo. Acá, pasa de amigo a enemigo mortal. En Estados Unidos es juzgado y condenado. Ahora vive en la lujosa Key Biscayne.

      La simulación es de esta familia de las paradojas. También somos el país de la simulación. En los casos en los que no se puede simular honestidad, se simula lawfare. La CGT simula ser massista de la primera hora, tanto, que no nota pobreza, inflación y dólar a 800, el mismo que a 50, cuatro años atrás era hambreador. Le hace un acto que es otra demostración de fuerza pero que no añade un voto, como el gesto de Cristina con la Corte. Milei apenas apareció esta semana: se recluyó preparándose para el gran-debate-gran del domingo.

      Pero, … ¿no es que hace rato están los resultados cantados?


      Sobre la firma

      Ricardo Roa
      Ricardo Roa

      Editor General Adjunto

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