Tachame la doble pestaña

“Aquí está el ser humano”. Así se presentó Lady Gaga hace 10 años en Londres ante una audiencia que asistió en vivo y en directo a su strip-tease capilar. Y al mostrar su verdadero pelo, la reina indiscutida del disfraz confesó su secreto: para escribir sus canciones tenía que sacarse todas las pelucas y barrer de su cara todo rastro de maquillaje, tal cual nos enseñaron nuestras abuelas antes de acostarse.

Muchos quisieron creer entonces que las máscaras comenzarían a correrse para ir hacia un nuevo código de belleza, más austero y natural. Ese envión sobre el supuesto fin de los excesos de artificio tomó fuerza durante la larga cuarentena, con miles de rostros pixelados y pelados a través de las pantallas. Y con una nueva apuesta al juego de la seducción: tachame la doble pestaña se imponía para que la persona -por fin- fuera más importante que su fantasía. ¿Fue un verdadero cambio? ¿O solo un lavado de cara?

Al ver las imágenes que nos devuelve el Instagram de Sofía Clerici en un yate junto al ex jefe de gabinete bonaerense Martín Insaurralde, parece que de la pandemia salimos peores. ¿O acaso no sigue el carnaval?

Mi abuela Asunta era una de esas abuelas que nos enseñaban a sacar el maquillaje antes de ir a dormir. Y repetía un dicho que no entendíamos, pero nos hacía reír: para desnudar a una persona antes hay que sacarle todo el bling bling.

Elijo creer que mi sabia abuela se refería a descubrir al ser humano detrás del disfraz, en cuerpo y alma. ¿Qué diría hoy de los estrafalarios personajes que circulan por redes y de los políticos que sobreactúan arriba de un escenario donde se lanzan ideas sobre el futuro del país? Cabezas batidas en peluquerías, cosplayers, discursos guionados, slogans impuestos a base de encuestas.

¿Quién podría decir “aquí está el ser humano”, como Gaga? ¿Y quién podría creerle? En todo caso, habría que seguir la receta de la abuela e imaginarlos con la cara lavada sobre la almohada. Ahí es donde se caen los artificios. Y las caretas. ¿Nos gustará lo que queda? Una pegunta para hacernos mañana al poner el voto en la urna.

Tras su strip-tease capilar en Londres, la compositora neoyorquina intentó poner sobre la mesa el sueño de un nuevo Romanticismo, con los códigos regidos por la pureza. De ahí que Stefani Germanotta -su verdadero nombre- se inspiró en el cuadro de El Nacimiento de Venus para confeccionar la imagen de su álbum Artopop. Y podría decirse que después, con su espectacular actuación en Nace una estrella, siguió corriendo su velo. ¿Quién no le creyó acaso cuando cantó a cara lavada con Bradley Cooper? We’re far from the shallow now/In the sha-ha, sha-ha-llow now (estamos lejos de lo superficial ahora).

Apenas una tentación romántica del regreso a la naturalidad. Porque al menos por acá seguimos navegando en un mundo de bisutería. Como las muñecas y peleles de plástico que viajan por Marbella en naves piratas. Rumbo a Neverland.