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      La obsesión por romper los límites

      Tras su iconográfica obra en el Museo Xul Solar, Pablo Beitía busca expandir su oficio hacia las escalas más dilatadas y el tratamiento del paisaje trasladado al territorio.

      Redacción Clarín

      En el barrio de Palermo, el estudio de Pablo Beitía ocupa un PH con sus ambientes organizados en torno a un patio, sólo a una cuadra del Museo Xul Solar. Casualmente, la obra que marcó un punto de inflexión en su carrera y que lo motivó a expandirse hacia nuevos rumbos. “El museo fue el final de mi etapa de arquitectura de lote. Me sentía aislado, alejado de mi eterna motivación por el paisaje y por las escalas más dilatadas”, sentencia. Y explica que hacia ahí es adónde va.

      Beitía cuenta que entró a la arquitectura a través del teatro . “Estoy en bambalinas desde la panza de mi mamá, que era escenógrafa”, comparte. Según dice, ese origen le aportó una fuerte sensibilidad, decisiva a la hora de elegir su camino. Así, ingresó en la FADU-UBA en el 72 y se recibió en marzo del 78, en los albores del Mundial. Según recuerda, un tiempo de perturbaciones y conflictos . Cita a maestros como Osvaldo Moro, Oscar Lepera y Jorge Gazzaneo. Recuerda, por un lado, a Gazzaneo hablándoles de la tradición moderna, de Mackintosh y la Escuela de Arte de Glasgow. Por el otro, el escenario Nac & Pop y sus movidas de base social impulsadas en ese entonces por Berdickevsky y Moscato. En sus palabras, “algo exquisito mezclado con una especie de corriente de magma que, en conjunto, producía inestabilidad absoluta, una sensación de vértigo”.

      Desde el 95 conforma el estudio Beitía y asociados junto con Marcelo de Simone y Fabián Galarza (los tres, docentes en la Universidad del Salvador). Hace dos años se sumó el ingeniero hidráulico Juan Ignacio Recabeitia.

      La propuesta para construir el Museo Xul Solar, sin embargo, le llegó mucho antes de la conformación del estudio, a través de la viuda del artista. “Teníamos una buena relación porque yo le alquilaba un espacio en su casa”, recuerda. Beitía concibió al museo interpretando la cosmovisión pictórica de Xul Solar. Por fuera, mantuvo intacta la fachada de la casa centenaria. En cambio, en el interior planteó una arquitectura que reformula la espacialidad y las interacciones entre escala y materialidad. Así, la versatilidad lograda en el salón para actividades permite, gracias a sistemas móviles, generar un escenario para representaciones teatrales y, con la misma rapidez, ocultarlo para liberar el espacio.

      Como un proyecto heredero del lenguaje espacial planteado en el museo, vale citar a “Casa y mesa AGN”, la remodelación de un piso en una torre de Palermo. El pedido del comitente había sido más que claro: “Lo que vi en el museo es lo que quiero para mi casa; me interesa tener espacio”. La propuesta, en la que el estudio trabajó asociado a la arquitecta Adriana Ten Hoeve, borra los límites internos del departamento para reinventarlo con elementos de proyecto de paisaje, como las aperturas visuales y las secuencias espaciales. El tratamiento del espacio se refuerza con la mesa principal , que muta en una gama de formas y usos, según las necesidades.

      Otro proyecto que investiga los modos de habitar , esta vez, en una región anegable, fue el de la restauración de la Casa Xul Solar en el Delta, en la que el estudio trabajó junto con Sebastián Weisz y la escenógrafa Luciana Stecconi. Junto a la casa, el plan es construir, además, un pabellón para las obras del artista, cuyo acceso se da a través de una serie de sendas vehiculares, peatonales, o fluviales , que permiten el ingreso según la altura de las crecidas. “Así, la arquitectura se acomoda al sitio, y no al revés”, destaca.

      En un mismo camino, orientado a la búsqueda de la arquitectura como “una unidad de paisaje, extendido al territorio”, Beitía trabajó en un proyecto urbano para conectar a la costanera de San Martín de los Andes con otros dos itinerarios turísticos de la ciudad. La propuesta genera un recorrido de 8 km con bicisenda y circuito de gimnasia, que atraviesa el casco urbano. Lo interesante es que, en los sectores del recorrido donde no hay espacio para hacer una senda, se la dispone en voladizo sobre el acantilado.

      El último proyecto del estudio es el desarrollo del master plan para el ordenamiento territorial de la Reserva Natural Municipio de Pilar, en el que se está trabajando con arquitecto Luis Novoa. Contempla la construcción de un centro de información e interpretación ambiental, con un deck de observación suspendido de 34 m de diámetro. “El centro estará ubicado en el corazón de la reserva, en el punto preciso desde donde monitorear el comportamiento del cauce del río y sus variaciones de línea de ribera por las sudestadas y crecidas”, culmina Beitía.


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