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      Los cambios en la cara y el cuerpo, según pasan los años

      Redacción Clarín

      Un grupo de investigadores de la Universidad de Gazi, en Turquía, analizó la percepción de las mujeres a medida que pasan las décadas. Según el estudio, publicado en la revista de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica y Estética, a los 20 años la nariz y la piel son el foco; mientras que la piel y el área alrededor de los ojos son las principales preocupaciones entre los 30 y los 40. Las de 50, por su parte, se fijan en la zona de los ojos y en el reborde mandibular.

      El dermatólogo Sergio Escobar aclara que no pueden extrapolarse exactamente los resultados de la investigación a la sociedad argentina: “Se hizo con mujeres turcas que tienen narices mucho más prominentes. En Buenos Aires, las chicas de 20 están más obsesionadas con la cola, la celulitis y las estrías”. Según el experto, las argentinas entre los 30 y los 40 se preocupan por las arrugas dinámicas en el entrecejo, la frente y las patas de gallo. Y entre los 40 y 50, por el contorno facial, las arrugas por daño solar, los párpados caídos, los surcos nasolabiales y el cuello.

      “La percepción de la mujer a distintas edades es un tema sociológico más que estético. La idea común en todas ellas es verse siempre mejor: las más jóvenes destacando sus atributos y las mayores retrasando los efectos del paso del tiempo”, opina el doctor Francisco Famá.

      Más allá de la percepción, ¿cómo cambia el rostro al compás de las décadas? El cirujano plástico Sergio Korzín explica que a los 20 las expresiones faciales, como sonreír o enojarse, podrían empezar a dejar rastros de arrugas, primero en la frente y después alrededor de los ojos, en forma de “patas de gallo”.

      A los 30, el colágeno y la elastina de la piel, proteínas que la mantienen tersa, empiezan a degradarse más deprisa de lo que el cuerpo puede regenerarlas. En consecuencia, la piel puede empezar a parecer cansada y menos radiante. Cuando se pierde elasticidad, aparecen las arrugas, patas de gallo marcadas, un par de líneas verticales entre las cejas y una sombra en la zona triangular delimitada por la nariz y las comisuras de los labios.

      A los 40, el efecto del sol y la flacidez provocan que la piel parezca menos lisa y radiante. Pueden formarse líneas alrededor de los ojos, la boca y la frente, puede que se reduzcan los labios, la piel puede volverse laxa en algunos puntos y las comisuras de la boca curvarse hacia abajo. Las manchas de sol se vuelven oscuras y pueden aparecer vasos sanguíneos dilatados.

      Por último, a partir de los 50, la degradación del colágeno y de la elastina está en su apogeo, haciendo que la piel se vuelva laxa. Este problema empeora a los 60, produciendo arrugas profundas. La piel se vuelve más delgada y translúcida; se decolora y se hacen visibles los vasos sanguíneos. Pueden aparecer líneas finas en mejillas, líneas que van de la nariz a la boca suelen profundizarse y las líneas de marioneta –que se extienden hacia abajo, desde las comisuras de los labios– se hacen más pronunciadas.


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