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      El chico que fue a robar a un restaurante de Las Cañitas y consiguió trabajo para su hermano: así fue el primer día

      "A mí me cambió la vida", dice el dueño del local que le dio empleo al hermano de un adolescente que arrebató un celular.

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      Martin Maschioni recibió al adolescente que entró a robar a su bar y le dio trabajo a su hermano.

      Dentro del local gastronómico ubicado en Las Cañitas, los empleados y los clientes observan la escena que se desarrolla en el pasillo, a escasos metros de la cocina. Martín Moschioni, el dueño del restaurante llamado Dalchemist, es quien le pone el delantal a Lucas ante la atenta y orgullosa mirada de Martín, su hermano menor. Todos aplauden, mientras Moschioni abraza a ambos chicos y los contiene, como viene haciéndolo desde hace dos días.

      Porque hasta el lunes la vida de Martín de 15 años, y la de toda su familia, era otra. El 18 de abril, el chico de José C. Paz, en el oeste del Conurbano, se llevó un celular de la mesa de una clienta del restaurante Dalchemist. Y la historia podría haber terminado ahí, como una más de tantas que quedan en un arrebato o en la detención de un delincuente, pero no. Porque Martín Moschioni decidió que esta vez fuera distinto y le tendió una mano que el chico jamás pensó recibir, y que lo hizo llorar: un ofrecimiento de trabajo.

      Martín se fue a la Comisaría con la promesa de volver apenas lo liberaran de su detención. A esa promesa el otro Martín nunca lo olvidó, aunque en un punto dudó de que se cumpliera. Sin embargo, el chico de quince años volvió el martes 19 junto a su padre y su hermano Lucas a tocarle la puerta a Moschioni, con un pedido de perdón y un mensaje claro: "Vengo por el laburo".

      Moschioni asegura que todavía "no cae" por todo lo que ocurrió debido a su decisión de brindarle trabajo a Martín. Él reconoce que aquella noche lo que lo motivó es que sabía que era el momento de hacer algo por ese chico que acababa de entrar a robar a su negocio y a quien de pronto vio débil, asustado y pequeño: "Este pibe no tenía maldad, ya cuando lo vi quejarse del dolor en el piso tuve miedo de haberle quebrado algo cuando me tiré sobre él, pesa 55 kilos".

      Martín le puso el delantal a Lucas, en su primer día de trabajo, al hermano de un adolescente en en situación de vulnerabilidad. Foto Rafael Mario QuinterosMartín le puso el delantal a Lucas, en su primer día de trabajo, al hermano de un adolescente en en situación de vulnerabilidad. Foto Rafael Mario Quinteros

      "Cuando pasó lo del robo y lo detuvieron, la barista se acercó a preguntarle la edad y el nombre, y después vino y me dijo: ‘tiene quince años, se llama Martín como vos’. Eso fue terrible. Después dudé tres veces en salir, hasta que me animé. Salí y lo vi sentado y esposado y le dije: ‘escuchame, vos cuando necesites laburo yo te voy a abrir la puerta, o si necesitás un plato de comida vení y pedímelo'". 

      "Ahí él se puso a llorar y me dijo: ‘mañana cuando salgo, lo vengo a ver’. Yo le respondí: ‘dale, te espero’. Mi primer pensamiento fue el de ‘bueno, con esto ya está, quiere escaparse y que nadie lo vea’. Pero el martes a las cinco de la tarde, cuando todos los medios se fueron, apareció él con su papá y su hermano".

      Moschioni se emociona mientras recuerda el momento en el que reconoció al joven que lleva su mismo nombre: “El papá me dice ‘Martín’ y yo le digo ‘sí, soy yo’. Y él me repite ‘no, Martín’, y ahí me doy cuenta de que estaba con el chico. Lo vi, lo abracé y no lo podía creer. Me puso muy feliz que volviera. Él me pidió perdón, y yo a él. Ahí le dije que era difícil darle el trabajo por su edad, pero apareció la idea de dárselo a Lucas".

      Así fue cómo Lucas, de 17, próximo a ser padre, tomó el trabajo vacante que dejó su hermano. Desde este miércoles, él es el nuevo bachero de Dalchemist. 

      Martín y sus hermanos con el dueño del bar Dalchemist. Foto: Rafael Mario QuinterosMartín y sus hermanos con el dueño del bar Dalchemist. Foto: Rafael Mario Quinteros

      Hoy, los dos jóvenes llegaron al local en compañía de su hermano mayor, Walter. Todos están presentes para acompañar a Lucas en su primer día de trabajo y ninguno de ellos se despega de Moschioni. El cariño entre los chicos y el dueño del local gastronómico es palpable: sobran abrazos, palmadas en la espalda y sonrisas. 

      Martín y Lucas se llevan casi tres años, pero dicen que son "recontra" unidos por un tema de edades. Por eso, Martín está más que contento con que sea su hermano mayor quien tome ese puesto: "Como yo no podía agarrar el laburo, se lo di a Lucas, porque él va a ser papá, le va a servir mucho más que a mí esto". 

      Lucas se ríe y se agarra la cabeza, no puede creer lo que cambió su vida en tan solo 48 horas: "Estoy contento. Aunque mi hermano se haya mandado una macana terminó siendo algo bueno. Estoy muy contento y nervioso también por el primer día de trabajo, y además porque hoy me entero si mi bebé va a ser nene o nena. No sé si con este trabajo puedo darle un mejor futuro a mi hijo, pero sé que le voy a dar todo lo que a mi no me dieron".

      "Esto va a ayudar a toda la familia" los hermanos de Martin en el bar Dalchemist en Las Cañitas.
Foto: Rafael Mario Quinteros"Esto va a ayudar a toda la familia" los hermanos de Martin en el bar Dalchemist en Las Cañitas. Foto: Rafael Mario Quinteros

      ​El hermano mayor de Martín cumplirá un horario de trabajo part-time de 6 horas por su condición de menor, y se muestra agradecido con Martín Moschioni por la oportunidad que le brindó tanto a él como a la pequeña familia que conforma con su novia y su futuro hijo.

      "Nuestras vidas cambiaron mucho en poco tiempo, fue todo muy rápido. Martín (dueño) es muy copado, fue muy buena onda con nosotros, porque aunque pasó ese robo acá en su bar él nos recibió muy bien. Él nos ayudó mucho, y mis compañeros me recibieron muy bien todos", cuenta Lucas.

      Él dice que no terminó el colegio, pero que el día de mañana sí lo quiere retomar, aunque ahora está enfocado 100% en trabajar: "Voy a venir todos los días desde José C. Paz para acá, porque tengo que cumplir, es mi trabajo. Esto va a ayudar a toda la familia". 

      Abrazo entre Walter y Martín, luego del hecho que terminó con final feliz. Foto Rafael Mario QuinterosAbrazo entre Walter y Martín, luego del hecho que terminó con final feliz. Foto Rafael Mario Quinteros

      Martín asegura que él sí, que se va a enfocar en volver a la escuela, ya que dejó de ir hace un año: "Yo voy a retomar la escuela, así como le prometí a Martín. El lunes voy a ver cuándo puedo empezar, y voy a conseguir los útiles, todo lo que me falta. Voy a ir para adelante, para terminar el colegio, aparte me falta poco. Estoy muy emocionado por eso, y aparte cuando pueda voy a venirme para acá a acompañar a Lucas". 

      Lucas y Martín cuentan que en Las Cañitas la gente los trató bien, y que hasta llegaron a recibir donaciones por parte de muchos vecinos y transeúntes que pasaron por el local en la mañana y la tarde del miércoles: desde botines a ropa para ellos y para el futuro hijo de Lucas. Además, ambos hermanos se muestran muy agradecidos con el dueño del local que les cambió la vida.

      "Estoy tan feliz que no me salen las palabras. Estoy muy agradecido con Martín, con todo lo que hizo por mi familia, por mi hermano al darle trabajo. Por lo que hizo conmigo, que me está ayudando mucho. Es un héroe. Además, mi viejo está re orgulloso, está muy contento, ahora le volvieron a dar trabajo", comenta Martín, casi entre lágrimas.

      "Cuando llegué acá al otro día de lo ocurrido, él no me reconoció, pensó que iba a entrar a vender. Ahí le dije 'soy yo Martín, al que le ofreciste trabajo, al que se lo llevó la policía', y ahí me abrazó y se puso a llorar. Yo también me puse a llorar. Estuvo mal lo que hice, le pedí una disculpa y él me dijo que no vuelva nunca más a hacer eso. Y yo no lo voy a volver a hacer, ya está, yo voy a volver al colegio"

      Martín mira con orgullo a su hermano Lucas, mientras los dos se ríen y se preparan para una vida que, a partir de ahora, podrá ser mejor. "Yo les diría a los chicos que están en la misma que no hagan más eso, que se porten bien. Siempre hay otro camino, otra oportunidad. Y yo espero que ellos vayan por el mismo camino que yo estoy eligiendo ahora, porque a mí me cambió la vida", concluye Martín.

      MG



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      Malena Nazareth Martos

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