La mataron hace ocho años en un conocido punto turístico de Córdoba y ahora creen que fue víctima de un violador serial

El calor del verano todavía se hacía sentir en Carlos Paz aunque faltaran pocos días para la entrada del otoño.

El 11 de marzo de 2015, tras dejar a sus dos hijos en el colegio, Andrea Castana (35) caminó a paso firme un par de cuadras hasta la base del Cerro de la Cruz, ubicada en el Complejo Aerosilla, uno de los hitos turísticos de la ciudad.

Era la hora de la siesta de ese miércoles cálido. Andrea recibió el mensaje de un amigo que le decía que no podía acompañarla en la travesía de subir hasta el monumento de La Cruz en la cima del cerro.

En un sendero señalizado, los habitantes practican ascensos y descensos rápidos para hacer actividad física. Los turistas llegan para apreciar el paisaje y las imponentes vistas de la ciudad desde la altura. Y cada Viernes Santo, cientos de creyentes católicos recorren las estaciones del Vía Crucis para evocar el camino de Jesús hasta el Monte de los Olivos.

Andrea llegó hasta la cima y se sacó su última selfie para enviársela al amigo que no pudo acompañarla. Minutos después emprendió el descenso. Pero nunca llegó a la base. No volvió. Su cuerpo apareció dos días después de una frenética búsqueda en la que participó buena parte de la ciudad. El asesino la violó por vía vaginal y anal y la asfixió hasta matarla. Luego, aprovechó la corteza seca de un viejo tronco para esconder una parte del cuerpo y enterró la otra parte.

La tarde del 13 de marzo, una pareja de amigos de la familia se sentó a descansar en medio del rastrillaje en cercanías de la Novena Estación. Notaron que la tierra debajo de ellos estaba floja. Empezaron a escarbar y encontraron el cuerpo.

Unas horas antes, por casualidad, un grupo especial de la Policía provincial había hallado el cuerpo del fotógrafo Hernán Sánchez, que estaba desaparecido desde el 19 de diciembre de 2014 y cuyo caso todavía es un misterio.

Fue la jornada más dura y compleja de la historia policial y judicial de Carlos Paz. La ciudad de las marquesinas luminosas y el paisaje bonito mostraba su lado más oscuro y peligroso.

Ahora, más de ocho años después, un giro en la causa de Andrea Castana puede dar una pista del autor de ese crimen atroz que sigue impune.

Novedades de último momento

En 2015, la causa recayó en la Fiscalía del Segundo Turno de Villa Carlos Paz, a cargo de Ricardo Mazzuchi, y desde un primer momento hubo muchos cuestionamientos al manejo de la prueba. La ciudad entera buscó a la mujer de 35 años que había desaparecido y en ese frenetismo colaborativo se borraron pruebas de inmenso valor.

Los años pasaron y la familia de Andrea, junto a sus mejores amigas, organizaron marchas en cada aniversario y se mostraron presentes en distintas instancias de la investigación. Pero hasta hace algunas semanas no se observaron avances significativos.

La novedad de último momento es que después de un trabajo lento y pormenorizado que se inició hace más de un año, personal abocado exclusivamente a esta investigación encontró tres hechos ocurridos en 2004 en los que se observan características similares a la violación y asesinato de Andrea.

En uno de esos casos, una mujer que caminaba por el sendero, entre las estaciones Octava y Novena, fue sorprendida por un sujeto que la amenazó con un arma de fuego y le pidió que le entregara sus pertenencias. Luego, la obligó a caminar hacia la zona de bosque que circunda al sendero y la violó.

El hecho sucedió un miércoles a la siesta. La mujer lo denunció y se le extrajeron muestras de semen para llegar a determinar el ADN del atacante.

Ahora se logró determinar que el violador de esta mujer, que también atacó a otras dos chicas en el mismo sector del Cerro, es quien abusó y mató a Andrea 11 años después. No hay dudas: el perfil genético es el mismo.

Daniela Pavón, representante de la familia Castana, aseguró que el avance es significativo aunque planteó sus críticas hacia el fiscal del Primer Turno de Carlos Paz, Gustavo Marchetti (hoy retirado), por no haber continuado con las investigaciones de los casos de abuso o de intentos de violación que sufrieron tres mujeres en 2004 y de este modo advertirle a la población lo que estaba sucediendo.

“Si se hubiera advertido a la gente que en un lugar tan transitado y turístico ocurrían estos hechos, yo creo que se hubieran tomado otras medidas de seguridad por parte de la comunidad”, advirtió la abogada, que incluso planteó que el ataque que terminó con la vida de Andrea se podría haber evitado.

Lo mismo aseguró Luis Castana, el padre de Andrea: “Si hubieran hecho algo, muchas mujeres se hubieran salvado”, aseguró el hombre, quien cree que el violador puede haber atacado más veces de las que se lo denunció.

Ahora, con los testimonios de las otras tres víctimas, la Justicia tiene más elementos de búsqueda, como el aspecto físico que tenía el atacante. Según esos testimonios, el hombre tenía entre 25 y 30 años en esa época, tez trigueña, una altura aproximada de 1,75 metro y cabello negro. En dos de los tres ataques, el agresor no logró cometer el abuso porque las mujeres consiguieron huir.

Desde esta semana y hasta fin de año, personal de la Policía Judicial de Córdoba tomará muestras de ADN a vecinos y comerciantes del área del Cerro de la Cruz para trazar un banco de datos que permita avanzar en la investigación. Desde la Fiscalía del Segundo Turno se convocó a los interesados en participar de la toma de muestras a presentarse en sus oficinas para que se le tomen las muestras a través de un hisopado.

La idea es conformar un banco genético que permita achicar el universo de posibilidades en este caso tan trágico y conmovedor para Córdoba.