Noticias hoy
    En vivo

      Arde el Partido Obrero: un “congreso bolchevique”, la expulsión de Jorge Altamira y la pelea por un modelo anticapitalista

      Quienes ahora manejan el PO dicen que su líder “no está más”. El histórico dirigente y sus aliados prometen resistir. De qué se acusan.

      Arde el Partido Obrero: un "congreso bolchevique", la expulsión de Jorge Altamira y la pelea por un modelo anticapitalistaJorge Altamira y Néstor Pitrola, en un corte de tránsito en el Obelisco, en junio de 2015. Diego Díaz

      "Nosotros hicimos un Congreso como los grandes congresos que se hicieron en la historia de la socialdemocracia o de los tiempos de Lenin. Un Congreso de debate profundo, de ideas, de organización, con miles de militantes de todo el país, como hacían los bolcheviques. Y se tomó una resolución. ¿Qué pasó? Que Altamira perdió y no aceptó el resultado. Y perdió por 80 por ciento a 20. Ha roto la unidad de acción propia de un partido de lucha, ellos difunden públicamente posiciones diferentes y han establecido incluso finanzas propias, desviando aportes de simpatizantes del partido. Hizo dos plenarios clandestinos con Marcelo Ramal y un grupo que los sigue. Renunciaron a sus lugares de dirección. Han roto con todo, se colocaron afuera".

      El que habla es Néstor Pitrola, uno de los principales referentes del Partido Obrero y que muchos años atrás lideró el Polo Obrero, el brazo piquetero de la fuerza. Su posición es la misma que la de un amplio sector para el que no hay dudas: Jorge Altamira, el fundador de la organización, el mítico dirigente de la izquierda argentina, se autoexcluyó y está boicoteando la campaña del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que el PO integra junto al Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Izquierda Socialista, Poder Popular y el Movimiento Socialista de los Trabajadores. La disputa estalló en los últimos días, pero viene de lejos. A Altamira lo acusan de “haberse borrado” después de su derrota con Nicolás del Caño (del PTS) en la interna de 2015 y de pensar que “puede volver cuando quiera y manejar la conducción partidaria como un patrón de estancia”.  


      Mirá también

      Es cierto que Altamira es sinónimo del PO y viceversa. Cuando fundó el partido, en 1964, José Wermus ya era Jorge Altamira, el seudónimo con el que llegó a la vida política. Quienes lo conocen desde aquellos años siempre dijeron que era el militante más preparado. “El hombre programa”, lo llamaban. Pero algo cambió drásticamente y la agrupación, virtualmente, se rompió. 

      -¿Qué pasó, Altamira?, le preguntó Clarín al jefe disidente.

      -Mirá, te voy a hacer un análisis descarnado. Esto tiene un origen electoral. Está escrito por ellos mismos. Los que me quieren echar dicen que hay que apostar todo a las elecciones. Y nosotros creemos que no, que el plano electoral sólo sirve para agitar a los trabajadores. No sólo somos Ramal y yo, somos más de mil militantes que pensamos así. La elección no conduce a ningún lado. ¿Qué importancia tiene que la izquierda diga que hay que romper con el FMI? Esto es un callejón sin salida. Nosotros apostamos a la rebelión popular para un cambio revolucionario.

      - ¿Cómo sería eso?

      - Hay que explicarle al pueblo que estas elecciones no sirven y que las candidaturas no resuelven nada. Hay que pelear por la revolución anticapitalista. Entiendo que no lo vamos a hacer mañana o el viernes. Pero hay que explicarlo. Cambiemos no existe, Cristina puso a un operador, nadie cree en la Justicia ni en el servicio de Inteligencia. Hay que disputar un cambio en el poder. Hay que reclutar trabajadores y orientarlos hacia la rebelión popular. Planteamos una Asamblea Constituyente soberana para que asuma el poder político, revoque los actuales poderes del Estado y gobierne.

      El desafío abierto a Altamira es toda una rareza en el PO, aunque las internas en el trotskismo argentino abundaron desde la década de 1930, cuando aparecieron las primeras agrupaciones que admiraban a León Trotsky. El Grupo Obrero Marxista (GOM) se constituyó a fines de 1953. Desde su fundación, Nahuel Moreno decidió la publicación de boletines de discusión y en 1946 imprimió  por primera vez el Frente Patriótico. Ya había otros sectores que se reivindicaban trotskistas, como el Partido Obrero Trotskista (cuyo líder Posadas era un ex jugador de fútbol), y Octubre (Jorge Abelardo Ramos, que después derivó en el Partido Socialista de la Izquierda Nacional y el FIP).


      Las diferencias entre esas agrupaciones y otras que fueron conformadas con el correr de los años (el PRT y el MAS) se suscitaban en torno al desarrollo de la revolución permanente que proclamaba Trotsky, al fenómeno del peronismo y luego con relación a la revolución cubana, a la aparición de la guerrilla en Argentina y al rol del Che Guevara. Eso llevó, por ejemplo, a Moreno a romper su alianza con Mario Roberto Santucho. Moreno se había declarado castrista, pero advirtió que en el país no se daban las condiciones para la lucha armada. Santucho sí lo creía y no tardaría en avanzar. Y Moreno -seudónimo de Hugo Bressano- se presentaría en las presidenciales de 1973. La división del trotskismo, además, estuvo signada por la misteriosa explosión de un departamento en la calle Posadas, cuyo origen algunos atribuyeron a los servicios de inteligencia y otros a la manipulación de explosivos por parte de militantes.

      Néstor Pitrola, Jorge Altamira y Marcelo Ramal, en 2013, en la jura de este último como legislador porteño.Néstor Pitrola, Jorge Altamira y Marcelo Ramal, en 2013, en la jura de este último como legislador porteño.

      Casi medio siglo más tarde, el sector enfrentado a Altamira asegura que su agrupación se rige por una única consigna (“Fuera Macri”) y que esa posición perdió en el Congreso del PO porque era funcional a la fórmula Fernández-Fernández. Pero el ex candidato presidencial no se quedó de brazos cruzados. Sesionó junto a sus aliados y decidieron crear una Fracción Pública (así la llaman) para hacer oposición desde adentro.

      “Creamos una tendencia: una corriente dentro del PO que actúa y hace conocer posiciones críticas. Esto fue rechazado por nuestros adversarios. No entienden que hay una crisis y que hacemos esto para salvar la unidad del partido. No nos fuimos ni nos vamos a ir”, se suma Marcelo Ramal.

      Sus nuevos rivales, sin embargo, no sólo creen que "eso va en contra de los estatutos" sino que Altamira, Ramal y el resto de sus adherentes no comprenden que hubo un final, una ruptura definitiva. "Ya está, ellos se fueron -dice Gabriel Solano, actual candidato a jefe de Gobierno porteño-. Altamira no está más. Eligió ser cabeza de ratón para dirigir a un grupito. Él es el fundador del Partido Obrero, pero eso no le da derecho a manejarse individualmente. No puede querer dirigir el partido de un modo personal. Acá hay una gran construcción en todo el país, un partido anticapitalista, revolucionario y trotskista. El partido trotskista más importante del mundo. Y Altamira está buscando un golpe para afectarnos".

      La raíz de la crisis hay que buscarla detrás del XXVI Congreso del PO que se hizo en Semana Santa. De un lado y de otro coinciden en que se llegó al Congreso después de casi cuatro meses de deliberaciones, plenarios en todo el país y de la publicación de más de 300 textos en el boletín interno. En esos escritos se discutió el rol de la juventud, la organización partidaria, el feminismo, las líneas de acción y hasta los nombres para las listas. 

      Esa fue la previa de la discusión final que mantuvieron 330 militantes en el Congreso y que duró cuatro días en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Los que ahora manejan el partido aseguran que la votación fue esclarecedora: que la posición que lideraba Altamira perdió abrumadoramente. "Y como perdió, decidió fundar otra agrupación, falseando que lo expulsamos para engañar a incautos", asegura Solano.

      Quienes caminan a la par de Altamira no pueden creer semejante desplante. "A Jorge lo idolatraban. Se les caía la baba cuando daba discursos. Era el gran referente en todos los sentidos y ahora lo quieren callar", sostiene un vocero de la agrupación que prefiere no polemizar en público.

      Ramal niega la versión que Pitrola, Solano y Romina del Plá, entre otros, exponen en documentos y declaraciones. "Altamira fue censurado -denuncia-. Violaron la democracia interna. Sus textos no fueron difundidos y esto es contrario al socialismo y al comunismo internacional, a las polémicas públicas que tienen más de cien años y que se han desarrollado en folletos y libros. Se malversó un método político. Le pusieron sordina a un debate que les interesa a los trabajadores. Pero no nos van a expulsar y no nos vamos a ir".

      Pitrola dice estar dolido: "Siento vergüenza por lo que pasa. Con Altamira tengo 50 años de militancia. Pero están mintiendo. Nadie los expulsó: ellos se fueron. Como dicen los chicos: se fueron al pasto".

      El final está abierto. Ya dijo Altamira que a él no lo sacarán ni a tiros del PO. "Fue una metáfora -explica- Pero es lo que siento. Ya renové mi energía y voy a dar batalla para impedir lo que sería un desastre para la clase obrera argentina: la destrucción del Partido Obrero. Este partido atravesó dictaduras, logró un montón de conquistas, se metió en los sindicatos y todo eso lo voy a defender a muerte. Yo fundé y desarrollé el PO. ¿Pero sabés qué? Yo no los juzgo desde lo personal. Nunca. Los juzgo desde su alineamiento político. Es mi formación marxista".


      Sobre la firma

      Santiago Fioriti
      Santiago Fioriti

      Editor sección El País sfioriti@clarin.com

      Bio completa