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      “Se me cae la cara de vergüenza al decir que se me hundió un buque”

      Puricelli insistió con la teoría del sabotaje y ordenó al jefe de la Armada que termine rápido con la investigación.

      Redacción Clarín

      El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, se sinceró respecto al hundimiento de uno de los buques emblemáticos de la Armada en la guerra de Malvinas, el Santísima Trinidad, que estaba amarrado en la Base Naval de Puerto Belgrano.

      El funcionario aceptó que quedó en una situación de debilidad política con la Casa Rosada: “Como ministro de Defensa, cuando la Presidenta me pregunte, se me va a caer la cara de vergüenza, sinceramente, de decirle que se hundió un buque amarrado en el puerto ”.

      Puricelli admitió también que “si hay una responsabilidad” sobre lo sucedido es “del “Ministerio de Defensa”, pero insistió con la teoría de que el Santísima Trinidad haya sido víctima de un boicot impulsado por sectores no identificados de la Armada: “No es un problema presupuestario. Este es un problema de negligencia o es un sabotaje”, dijo en declaraciones radiales.

      La posición del Ministerio de Defensa afecta entonces a la Armada. Ayer el propio Puricelli contó que le pidió al jefe de esa fuerza, el Almirante Daniel Martín, que “acelere todos los tiempos en el marco de una planificación correspondiente para rápidamente darle una explicación a la sociedad”. Dijo que espera que espera recibir de parte de los marinos una “explicación sólida” sobre lo que pasó.

      Sin aportar pruebas concretas, Puricelli explicó por qué cree que el hundimiento del buque pudo haber sido “un posible atentado”: “Nosotros no descartamos bajo ningún aspecto la posibilidad de un sabotaje.

      Es raro que un buque de esa envergadura, fabricado para la guerra y estando amarrado a puerto, se pueda hundir en cuestión de horas y sin una razón aparente”.

      El funcionario -que admitió no ser un experto barcos del estilo del Santísima Trinidad-, arriesgó más en su hipótesis: dijo que alguien pudo “abrir la válvula para producir un naufragio”.

      Según dijo, la tripulación que cuidaba el buque era “mínima” porque solo debía “garantizar la flotabilidad y que nadie entre a sacar algo”.

      En este contexto, Puricelli volvió a embestir contra los medios, ya que, según él, “usan a las Fuerzas Armadas para criticar al Gobierno”. El funcionario habló de la “cadena del desánimo” para quejarse por las informaciones que la prensa independiente del Gobierno difunde sobre el hundimiento del Santísima Trinidad: “Se les terminó el discurso de la Fragata Libertad, que regresó al país tras superar un embargo judicial”.

      Durante sus exposiciones mediáticas de ayer Puricelli repitió que descarta de modo tajante que el naufragio del buque de la Armada se haya sido producido por la desidia estatal, algo que, sin embargo, deja trascender la Armada: “No es posible que un buque fabricado en la década del ‘70, hace 40 años, se esté hundiendo por obra del azar o por falta de mantenimiento”, dijo, y puso como ejemplo a “la Fragata Sarmiento, que está en Puerto Madero, tiene más de cien años y no se hunde”.

      El buque Santísima Trinidad ti vo una participación protagónica en la Guerra de Malvinas pero dejó de navegar en 1989, afectado por la falta de repuestos.

      El domingo, una avería aun no identificada provocó que empiece a hundirse, de modo lento, pero inexorable.