El Corán, Confucio y cómo ganarle a Cristina: las últimas lecciones de Durán Barba a los candidatos de Cambiemos

-Entendimos todo, Jaime, pero dígame una sola cosa: ¿Le ganamos a Cristina?

Anda ansioso Jaime Durán Barba, según cuentan quienes lo ven seguido. Es esta una elección distinta para el estratega ecuatoriano. Ya no dispone de un candidato central, como ocurría con Mauricio Macri o con Horacio Rodríguez Larreta o, si se quiere ir más lejos en el tiempo, tampoco hay un Francisco de Narváez. Ahora, como le gusta decir a María Eugenia Vidal, hay “un pool de candidatos”. Es extraño: el electorado conoce más a Durán Barba que a la mayoría de los postulantes de Cambiemos. Una anécdota habla por sí sola. El martes, cuando Clarín pidió ver a Gladys González en el búnker macrista para entrevistarla, la recepcionista giró su cabeza y le preguntó al encargado de seguridad del edificio si sabía quién era. El hombre miró al periodista y preguntó: “¿La candidata?”.

Pero el tema no es Gladys González, sino las elecciones y el rol de Durán Barba. El asesor se viene reuniendo con cada uno de los candidatos, a solas y en reuniones grupales, para darles tips y responder inquietudes sobre la campaña. También para bucear sobre cómo potenciar cada uno de los perfiles. No es lo mismo un ex juez y ex ministro de Seguridad como Guillermo Montenegro que el fundador de una cooperativa con base en La Matanza, como Héctor “Toty” Flores. La mayoría, sin embargo, espera pacientemente un hueco para preguntarle si los números hablan de una victoria en la provincia de Buenos Aires, la única obsesión electoral del Presidente. Jaime responde que es “poco probable” que Cristina se imponga a la lista que encabeza Esteban Bullrich, pero no lo descarta. Y pide concentrarse más en el votantes y menos en los rivales:

- El voto no se decide por lo que ustedes piensan. Ninguna de las cosas importantes de un ser humano se definen por lo que uno piensa. Todo lo importante en la vida se define así: ustedes no son católicos porque leyeron el Corán. Tampoco porque leyeron los libros de Confucio. Nada de eso. Ustedes se hicieron católicos y después averiguaron en qué hay que creer. Son relaciones de sentimiento. Como candidatos acuérdense de eso: los electores deben quererlos, no entenderlos. Si lo entienden, no sobra, pero no es importante. Lo vital es que les crean: deben decir, “este tipo parece un ser honesto, este tipo parece que puede solucionar mis problemas. Es un ser apreciable”. Si ustedes no toman en cuenta esto pueden perderse. Que los comprendan no es lo central.

Primero en Parque Norte y luego en las charlas más reservadas que mantuvieron en el piso 19 del Banco Provincia, en el centro porteño, y también en su casa Durán Barba le bajó el tono a las apariciones por TV. Al menos a las que apuntan a que los candidatos de las distintas fuerzas políticas confronten entre sí.

-Ustedes debaten con un adversario y quieren ganarle la discusión. ¿Para qué? ¿Qué sacan? Salen con su ego inflado de la televisión porque creen que ganaron. No hablen para los periodistas. Piensen más bien en esto: “En esta discusión si yo digo tal cosa, ¿puedo perder votos? ¿Los que me escuchan van a reaccionar mal? ¿O puedo ganar votos porque los que me escuchan van a reaccionar bien? No presten atención al periodista. Cada vez que hacemos algo, cualquier cosa, desde ir a un acto o a la televisión hagan algo elemental. Pregúntense:“¿Esto que quieren que haga sirve para ganar votos?” Si ustedes se hacen esa pregunta van a ver que más de la mitad de las cosas que hacen, no sirve”.

El ala con mayor orientación política del Gobierno suele mirar con alguna desconfianza que los candidatos sigan puntillosos los planteos del estratega. Y Elisa Carrió, directamente, lo cuestiona y pidió no verlo durante la campaña en la Ciudad. Aunque en las últimas semanas, hizo una concesión: Santiago Nieto, el socio de Durán Barba y coautor de sus libros, mantiene diálogo con ella. Carrió tomó la misma distancia de Jaime que el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, hoy marginado de las decisiones electorales, pese a que fue uno de los actores clave en el armado que condujo a Macri a la presidencia.

“Mientras el truco funcione, este hombre seguirá siendo nuestra profeta”, dice uno de los dirigentes que mantiene diálogo frecuente con Monzó y con la propia Carrió. El macrismo ha logrado, de todos modos, que no haya roces demasiado evidentes en la campaña: nadie cuestiona la estrategia. Aún aquellos que no tienen diálogo con el asesor estrella del Presidente saben que equipo que gana no se toca. Por ahora el equipo electoral viene ganando.Se verá después de las PASO del 13 de agosto.

La pelea con Cristina mantiene en estado de máxima tensión a la cúpula de la Casa Rosada. Las encuestas hablan de que podría darse una elección voto a voto. Eso explica por qué Vidal convocó a Carrió a recorrer los distritos más grandes del interior bonaerense, donde gobierna Cambiemos, pero con intendentes que, como mínimo, están bajo la lupa por su gestión. Creen que la líder de la Coalición Cívica podría seducir a los votantes que en 2015 apostaron por Cambiemos sin estar muy convencidos.

Otras de las máximas que oyeron los candidatos de boca de Durán Barba: “No traten de convencer a los que ya están convencidos”. La recomendación vale para los votantes de Cristina y para los de Macri. “Se pierde el 50 por ciento de la energía en eso -les dice el asesor-. Ustedes pueden, en cambio, hacer algo inteligente con quienes están convencidos de votarlos. Les pueden decir ¿vos vas a votar por mí? Ayudame un poquito: ¿Podés hablar con tu tío? Tomemos en cuenta que el 60 por ciento de los votos se deciden por el entorno de las personas. No por la propaganda ni por lo que dicen los candidatos”.

¿Y la polarización? “No nos metamos en ese lío”, dice Durán Barba en sus charlas. Tal vez porque ese escenario empezó a dividir aguas: no falta quien piense que, de tanto fomentarse la polarización, se terminó potenciando a la misma Cristina.