Daniel Salvador recibió el apoyo del radicalismo para repetir como vice de María Eugenia Vidal

LA PLATA. Corresponsal

Era un almuerzo para festejar el resultado político exitoso del acto por el monumento al ex presidente Raúl Alfonsín, en la Plaza Moreno de La Plata, y antes del plato principal, en un salón de la avenida 44 de la capital bonaerense, los comensales ya hablaban de la instalación de candidatos de las UCR en 2019, aún con la eventualidad de competir en las PASO con sus socios del macrismo. Toda estrategia electoral siempre dentro de Cambiemos, ”el espacio electoral irrenunciable”, según explicaron en la reunión.

Varias cuestiones quedaron en claro antes de los postres: a nivel nacional , la UCR intentaría ampliar la base de sustentación con alguna otra gobernación (Córdoba, Santa Cruz y Entre Ríos fueron citadas). Conceden sin remedio la vicepresidencia en la fórmula con Mauricio Macri. Allí reeditaría una mujer (¿la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley?) pura PRO.

En cambio, si la negociación global no debilita el planteo, los radicales pugnarían por mantener el esquema de acuerdo para la vicegobernación bonaerense. En ese caso repetiría Daniel Salvador. Hace un mes el vice fue plesbicitado para postularse nuevamente al cargo por la dirigencia de la sexta sección electoral. El condicionante es la interna partidaria, con distintos actores, que por ahora cuece otros caldos menos conflictivos. Recuerdan que los radicales también deben gestionar, como obligación primaria, en gran parte de los 66 municipíos que tiene Cambiemos.

Si explicitaron que, además de mantener preeminencia en distritos del iInterior "chacarero" de la Provincia, en distritos de más de 100 mil habilitantes expondrán la necesidad de ir por alguno de esos municipios. El ejemplo es Mar de Plata, donde el macrismo ya anticipa a Guillermo Montenegro para suceder al intendente Carlos Arroyo. La UCR provincial propondría a Vilma Baragiola para competir en la interna. Máximo Abad, presidente del bloque Cambiemos es el muletto radical. Reclaman mejor posicionamiento de sus candidatos. En Avellaneda, las encuestas dirimirían antes que los votos. Ese mecanismo determinaría como queda instalada la senadora Gladys González, esposa del presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Mosca, y el locutor Luis Otero, sostenido por los radicales con insistencia verificable en el último acto de la Juventud Radical. En La Plata mantienen vigilia. Hasta ahora, el jefe comunal Julio Garro lleva delantera.

Hubo más miga en la mesa bien servida. Sentados, entre otros, el anfitrión Salvador, el titular del Comité nacional y gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo; de Jujuy, Gerardo Morales, y de Corrientes, Gustavo Valdés. Estuvieron Abad, el senador Carlos Fernández, los diputados Diego Rovella y Miguel Bazze. Completaron dirigentes, legisladores y una delegación de intendentes bonaerenses. “Comimos a lo radical”, diría un asistente en relación a la carne asada del menú.

¿Qué procuró este mini plenario gastronómico?. “Mayor equilibrio en la Coalición gobernante". Es un planteo blanqueado por el propio Cornejo. Sostienen que la actual etapa es de “diversidad para construir fortaleza”. En ese proceso mencionan las intervenciones de Elisa Carrió (CC) y de Cornejo ante el Ejecutivo nacional en el tema tarifas. Con algo de pretensión académica explican después de acto de Alfonsín, como ratificación de identidad, que en 2015 la UCR ayudó a construir Cambiemos “para sacar a la Argentina del populismo” y en 2017 el objetivo fue “fortalecer Cambiemos como opción de República nuevamente o vuelta al populismo”.

Definido que es “diversidad”, los radicales plantean el salto cualitativo. El diputado Federico Storani, suelde decir que Cambiemos no es estrictamente una “coalición” de gobierno. Sería, en todo caso, una especie de comunidad de intereses tácticos volcado a lo electoral y de espacios institucionales comunes. Cohabitación. Por eso el “equilibrio” que pide Cornejo. No obstante, como entre las naciones, los equilibrios funcionan por gravitación de fuerzas, y el radicalismo, hasta hace poco, era un ejército en desbandada.