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      Horacio Jaunarena: “Poner en pie el sistema de defensa sería un homenaje a los marinos del San Juan”

      Horacio Jaunarena: "Poner en pie el sistema de defensa sería un homenaje a los marinos del San Juan"Historia viva. En sus oficinas de Santa Fe y Callao, cuadros y otros objetos testimonian la vida política de quien fue ministro de Defensa de tres presidentes. Guillermo Rodriguez Adami

      -¿Cree que la Armada ocultó información de lo sucedido con el ARA San Juan?

      -No me consta. Yo creo que hay que separar dos temas importantes. Uno es la tragedia del submarino, cuyas causas no conocemos, y hay que ser muy cuidadosos en atribuir responsabilidades; el otro, las carencias presupuestarias y el estado actual de las Fuerzas Armadas. No podemos vincular ambas. Sí podemos decir que la combinación de adiestramiento insuficiente, obsolescencia de material, y dificultades de mantenimiento, son una combinación potencial para que puedan producirse desgracias. Respecto del adiestramiento, según las cifras de 2015 que tengo, el Ejército, sobre las horas mínimas adecuadas, se hacía 29%; en la Armada, días de navegación, 31%; y de las horas de vuelo que tenía la Fuerza Aérea para un adecuado adiestramiento, se hacía 12%. Esas cifras producen un cóctel perverso.

      -Cuando el día 1 se habló de incendio, la Armada salió a decir que era un “rumor”. Recién el día 5 admiten un cortocircuito y averías en las baterías, y el día 11 difunden el último mensaje del submarino, reconociendo un principio de incendio. ¿No tenían información que no dieron a conocer?

      -Es probable. Pasa que quiero ser prudente en asignar responsabilidades, porque son 44 muertes. No me consta que se ocultó, puede haber habido un déficit de información. Pero hay que separar el manejo de la crisis, de la tragedia en sí.


      "Hay que separar el manejo de la crisis de la tragedia en sí. A mí no me consta que se ocultó información”


      -En los últimos diez a quince años, por reparaciones, los submarinos pasaron varios sin navegar.

      -Un tema importante para tratar de saber qué pasó es seguir no sólo el proceso de la reparación de medio término, sino si hubo algún incidente posterior, que nos de una pista.

      -¿Cuánto influye en esto los problemas del presupuesto militar?

      -Bueno, el presupuesto desde la época de Alfonsín iba de 2 a 2,5 del porcentaje del PBI; con Menem se bajó de 1,5 a 1%; con Kirchner fue del 1% del PBI; y con Cristina Kirchner, 0,8%. De ese presupuesto, que es el más bajo de América, el 85% se destina a salarios del personal, y queda el 15% para mantenimiento. Chile tiene 2% del PBI, Brasil 1,4%, Ecuador 3%, por dar algunos ejemplos. Y la media admitida en Europa es 1,5%.

      "Defensa y seguridad son dos caras de una moneda. No se puede pensar en seguridad ciudadana sin Defensa”


      -Es una situación que lleva décadas. La ley que usted impulsó en los 90, de reestructuración de las Fuerzas Armadas, nunca se cumplió.

      -Incluso se derogó del capítulo referido al Presupuesto. El objetivo era llegar (escalonadamente) al 1,5% del PBI. Se aprobó en 1998. Fui diputado hasta 1997, presenté el proyecto pero se sancionó cuando ya había dejado la Cámara. Creo que la reconstrucción de las capacidades de la Defensa tiene que ser consensuada en el tiempo. Porque dura más que un período presidencial. Es un deber de los argentinos, la defensa es un problema de todos.

      -Sin embargo, pasan los años y se escucha siempre la misma frase: para qué queremos fuerzas armadas.

      -Exacto.

      -Cada gobierno que llega dice: vamos a mejorar, equipar, y al final terminan priorizando otras cosas, nunca la Defensa. ¿No lo vivió usted como ministro primero de Alfonsín, luego de De la Rúa, y después de Eduardo Duhalde?

      -Sin duda. Hay varias causas. La primera, el desastre de la represión de la dictadura, que provocó una profunda grieta entre la sociedad y los militares. Cuando se aplaca eso, porque la antinomia sigue, desaparecen también las hipótesis de conflicto tradicionales: con Brasil, con la integración del Mercosur; y con Chile, por la resolución del conflicto por el Canal de Beagle. ¿Para que FF.AA., dice la gente? Pero no se percibe que tenemos un drama, que es la pérdida del control de nuestros espacios soberanos territoriales. La Argentina no controla su espacio aéreo, porque no tiene radares; sólo tiene el 20% radarizado, contra 95% de Brasil, 90% de Chile, 90% de Uruguay, 85% de Bolivia. No tenemos aviones interceptores tampoco, ni una ley adecuada contra aquellos que invaden nuestro espacio aéreo. Control marítimo tampoco hay, son insuficientes los elementos de la Armada y la Prefectura para impedir la depredación de la riqueza ictícola, y no están definidas además sus competencias. Y el espacio terrestre también está con dificultades porque la Gendarmería, ante la inseguridad, está en el conurbano y deja las fronteras. Todo repercute sobre la seguridad individual.

      -¿Entonces?

      -Hay una situación de colapso de las Fuerzas Armadas. Porque teniendo un presupuesto muy inferior a las necesidades, un año, dos años, se aguanta. Cuando van diez, se colapsa. Hay que revertir esto en una situación compleja porque hay requerimientos de otros lados, en salud, educación, con un presupuesto que no puede satisfacer a todos. ¿Qué nos ha pasado, con esta hambruna presupuestaria? Venía un ministro y le decía al jefe de la Fuerza Aérea, le compro aviones para acrobacia. Y el jefe que no tiene nada, ¡sí, que venga! Y después se ponía a inventarle la misión, la justificación. Debe ser a la inversa: hay que establecer prioridades y después definir el equipamiento. Si se entiende esto, con consenso político amplio se puede empezar a pensar en recuperar este sector. El mejor homenaje que le podemos hacer a estos marinos es si nosotros ponemos de pie nuestro sistema de defensa.

      -¿Sigue pensando en vincular defensa y seguridad de otra manera?

      -Defensa y seguridad son dos caras de la misma moneda. Es imposible pensar en la seguridad ciudadana si no tenemos defensa. En todo el mundo la frontera entre seguridad y defensa es más lábil, difícil de distinguir. Siempre se termina en el ejemplo de la lucha contra las drogas, y si los militares se deben involucrar o no. El caso de México, fue un desastre lo que pasó. Pero hay que plantear el problema completo porque lo anterior también fracasó. Ortega y Gasset decía, muchas veces un problema no tiene solución porque está mal planteado. La hipótesis de empleo de las Fuerzas Armadas deriva de la Ley de Defensa de 1988, que dice que se emplean ante agresión externa. O por la materia: si se trata de una guerra convencional se pueden usar, si se trata de narcotráfico, no. Lo que define la respuesta a la agresión no debe ser la localización geográfica o la materia. Eso es un error.

      "El tema mapuche está armado por ellos, pero hay que actuar con el elemento represivo como corresponde”



      -Usted sabe que hace un planteo polémico, que corre las fronteras de lo que se puede hacer, por la división que establecen las leyes de Defensa, y de Seguridad Interior.

      -Sí. Pero hay una paradoja. Los que plantearon más firmemente la distinción entre defensa y seguridad, fueron los gobiernos Kirchner. Pero bajo la ministra Garré se hizo el (operativo) Escudo Norte, contra el narcotráfico.

      -¿No se supone que la Fuerza Aérea actuó en la parte logística, el límite que le pone la ley?

      -Habría que verlo... Ahora, está claro que no se puede poner al Ejército a disolver una manifestación, porque no saben de eso. Pero ante una agresión terrorista como se da en algunos países, hay que pensar otras respuestas. Quién iba a pensar que en las Torres Gemelas iban a utilizar aviones repletos de civiles inocentes para estrellarlos. Como se ha dicho, cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas. La Ley de Defensa se hizo en un mundo que ya no existe, el de la Guerra Fría.

      -Volviendo al submarino, aunque el Gobierno luego le bajó el tono, se dio por hecho el relevo de la cúpula naval. ¿Es el camino lógico en estos casos?

      -Yo quisiera que este episodio sirva para que todas las fuerzas políticas converjan en una respuesta y consensuar políticas de defensa. Los nombres no cambian nada. De todas maneras, era vox populi que el Gobierno había decidido el relevo de los jefes de las tres fuerzas. Ahora es el peor de los infiernos porque los jefes sabían que iban a ser relevados pero esto se posterga, y quedan como el pato rengo.

      -Con la conflictividad con sectores mapuches, el tema RAM, hay una corriente de opinión que dice que detrás hay otros objetivos y riesgos de soberanía en la Patagonia. ¿Qué opinión tiene?

      -No, el tema mapuche hay que prestarle atención, creo que está armado artificialmente por los propios mapuches, hay que actuar con el elemento represivo como corresponde, a través de quienes tienen la capacidad para eso.

      -El senador Miguel Pichetto dijo que con la RAM hay “tufillo a Sendero” Luminoso.

      - No me atrevería a tanto. Existe, me parece, un reflejo de lo que pasa en Chile, donde el problema es más profundo. Pero es un fenómeno que hay que atender y no dejarlo crecer.

      -¿Le gusta ver a la UCR dentro de Cambiemos?

      - Lo analizaría así: si no hubiera participado el radicalismo en Cambiemos, Scioli sería presidente. Y quizás a esta altura por renuncia de Scioli y del vice, que iban a durar poco tiempo, Cristina Kirchner sería presidenta. Se pudo terminar con ese régimen. Este es un Gobierno con el que podrá haber disidencias, pero se parece más a la tradición del radicalismo. El radicalismo prestó un gran servicio sumándose a este esfuerzo por derrotar al kirchnerismo. Está lo que viene después: el radicalismo tiene para aportar y ser oído. Un enemigo de la política es la soberbia, no lo digo por el Presidente, que es un hombre abierto, pero hay funcionarios con poca experiencia política y mucha soberbia.

      -Sin embargo les va muy bien, ganan elecciones...

      -Siempre es más fácil saber ganar que perder. Haber ganado las elecciones, me pone muy contento, pero que sirva para hacer las reformas estructurales que hay que hacer. Ahí están las dificultades, entre otras con esta política, la de Defensa. Tenemos que ser socios en lo regional con Chile y con Brasil. Pero hay que aportar porque es difícil que acepten como socia a la Argentina si no puede aportar nada.



      Con pergaminos políticos y pasión por la música lírica

      Plaquetas del avión Pampa, un lustroso casco de los artilleros del “General Iriarte” -el regimiento escolta del ministro de Defensa-, y un cuchillo de comando, objetos regalados por sus pares de otros países en alguno de los tres períodos en que fue ministro, decoran el estudio jurídico de Horacio Jaunarena en Callao y Santa Fe. En las paredes, las fotos infaltables: pelo renegrido y bigote (que ya no usa) cuando en 1986 juró como ministro ante Raúl Alfonsín. Uno de sus grandes recuerdos es el día de 1983 en que Raúl Borrás, de Pergamino como él -e íntimo de Alfonsín, con quien fundó Renovación y Cambio- le dijo que lo llevaba a Defensa, que era una brasa ardiente. Tras la muerte de Borrás y de sus sucesores Roque Carranza y Germán López, Jaunarena asumió como ministro, con apenas 43 años. En la biblioteca está apoyada la patente “D 55” de su abuelo materno Martín Migliaro, diputado provincial por el radicalismo, preso sin causa del peronismo en 1949. En la pared están enmarcados dibujos que lo retratan de Hermenegildo Sábat en Clarín; el “Sí” de Kipling (“Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor, han perdido la suya y te culpan de ello..”) y otra foto de 1987, entre Alfonsín y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Teodoro Waldner, previo a que el ex presidente se subiera al púlpito de la capilla Stella Maris para replicar la homilía crítica (“achicar la Patria”, “coimas”, “negociados”) del vicario castrense José Miguel Medina. “¡Qué calentura tenía Alfonsín! Le dije al oído a Waldner: le va a contestar, desde ahí! Y señalé el púlpito. ‘¡A la mierda!’, me dijo Waldner”. A Jaunarena le tocó ir a buscar a Alemania al ARA San Juan, en 1985. “En 1986 con Germán López ministro, hicimos un viaje. Al salir de Mar del Plata va mucho en superficie, rolando, nada cómodo, hasta poder ir a inmersión en profundidad. Estuvimos media hora apoyados en el fondo”.

      -¿Le gustó la experiencia?

      -¡No! No sería submarinista...



      No todo en los oídos de Jaunarena fueron marchas militares. Una de sus pasiones es la lírica. Hace 19 años con su esposa Ana -directora de ópera, al igual que María, la hija de ambos- fundaron Juventus Lyrica, “una institución para dar espacio a los jóvenes cantantes. Antes sólo se cantaba en el Colón, en la ducha, o la salida era por Ezeiza”. Cuando era ministro le pidieron que Ana escuchara a un masajista del Ministerio, cantor en peñas folclóricas. Ayudaron a formarlo y hoy se gana la vida con la lírica. La ópera favorita de Jaunarena es “La Traviata”, de Verdi. No suele viajar demasiado, prefiere la paz del verano en Punta del Este. ¿Amigos? “La política es muy absorbente, te transforma en una persona unilateral. Trato de que haya otros mundos”. Un concierto, el arte, pueden ser un remanso. “En tiempos de Alfonsín, en momentos muy complejos, salía a caminar. Veía tanta gente, en sus cosas, que me ayudaba a dimensionar las angustias”. Fue concejal en Pergamino hasta el golpe del 76. Un telegrama de un teniente coronel del regimiento de zapadores de San Nicolás lo conminó el 24 de marzo al arresto domiciliario “hasta nuevo aviso”. “Juré como ministro aún arrestado, porque nunca me levantaron la medida”, recuerda con una sonrisa.

      ITINERARIO

      Nació en Pergamino el 29 de noviembre de 1942. Abogado (UBA), fue ministro de Defensa de tres presidentes: Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa, y Eduardo Duhalde. Un récord. Los años con Alfonsín, los de la restauración democrática, lo marcaron a fuego por “la cuestión militar”, las secuelas de la represión, el fantasma de los golpes y los alzamientos carapintada, hasta el sangriento ataque al cuartel de La Tablada por el MTP (1989). Fue electo dos veces diputado nacional. En 1969 se casó con Ana María D’Anna. Desde 2015 integra la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. En 2011 plasmó sus memorias en “La casa está en orden”, la célebre frase de Alfonsín para dar por superado el alzamiento de la Semana Santa de 1987.

      AL TOQUE

      Un proyecto: Volver a poner de pie nuestro sistema de defensa.

      Un desafío: Conseguir el mayor consenso para estas políticas.

      Un sueño: Un país mejor para nuestros hijos.

      Un recuerdo: El día en que el ministro Raúl Borrás me pidió que lo secundara en Defensa .

      Un líder: Raúl Alfonsín.

      Un prócer: Manuel Belgrano.

      Una sociedad que admire: La uruguaya.

      Una persona que admire: Mi mujer, Ana.

      Una comida: La paella.

      Una bebida: Vino tinto, malbec.

      Un placer: Conversar con amigos, con quesos y buen vino.

      Un libro: "Cien años de soledad"

      Una película: "Muerte en Venecia", de Luchino Visconti.

      Una serie: "Downtown Abbey".


      Sobre la firma

      Guido Braslavsky

      gbraslavsky@clarin.com