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      Las horas más oscuras de Mauricio Macri

      Por primera vez, Vidal, Rodríguez Larreta y Peña opinan diferente de cómo resolver la crisis.

      Las horas más oscuras de Mauricio MacriMauricio Macri, en la Quinta de Olivos. (Foto: AFP)
      05/07/2018 23:20

      Una de las películas más interesantes de los últimos años es “Las horas más oscuras”. Un filme de imágenes opacas, diálogos extensos e intrigas políticas sin descanso. Un genial Gary Oldman, al que le dieron el Oscar por su actuación, interpreta a Winston Churchill, elegido primer ministro de Gran Bretaña en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y presionado para negociar un acuerdo de paz con la Alemania de Adolf Hitler.

      Pero Churchill, un hombre terco, fanático de los habanos y que tomaba un vaso hasta el tope de whisky junto con el desayuno, desconfiaba de hacer un acuerdo con “un tigre que tiene tu cabeza entre los dientes”. El hombre prefirió mandar a la muerte a 4.000 soldados británicos en Calais para rescatar a su tropa de 300.000 efectivos en Dunkerke. Echó por la borda el acuerdo que tenía al poco confiable Benito Mussolini como mediador y le prometió a su país “luchar en las playas, en los campos y en las calles”, en un discurso por radio que aún sorprende como rebelde trending topic en YouTube.


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      Las horas más oscuras de Mauricio Macri no tienen la gravedad de la amenaza nazi en la Segunda Guerra Mundial. Su karma apenas se trata de enderezar la economía argentina y de quitar su cabeza de las fauces del peronismo, un tigre que suele cebarse cuando lleva demasiado tiempo fuera del poder. Dispone de un año para hacerlo. Tiene en su equipo a varios dirigentes que, como Neville Chamberlain y el vizconde de Halifax presionaban a Churchill, le juran que no hay otra salida que acordar con la variante más prolija del peronismo. La que intentan liderar Juan Manuel Urtubey, Miguel Angel Pichetto y Sergio Massa. Y que contrasta con la hostilidad opositora de Cristina. El Presidente no está convencido del acuerdo pero el dólar sube, la inflación también y los vientos de la recesión soplan cada vez más fuerte. El callejón sin salida de Macri señala que debe profundizar el ajuste y reducir el déficit fiscal, como le prometió al FMI a cambio de 50.000 millones de dólares. Y, mientras enfría la economía para contener la inflación, debe ganar las elecciones del año próximo. Dos objetivos que, a primera vista, lucen contradictorios.

      Mauricio Macri por Hermenegildo Sábat.Mauricio Macri por Hermenegildo Sábat.

      No es fácil intentar un acuerdo con un peronismo que, en menos de tres meses, cambió sus hipótesis derrotistas por una expectativa inesperada de victoria. Todo sería más sencillo si tuviera resuelta su ecuación de liderazgo pero, entre el belicismo kirchnerista y las dudas de los sectores más dialoguistas del movimiento, lograr que el Presupuesto 2019 tenga los votos suficientes para ser aprobado en el Congreso hoy suena a quimera. De a ratos, Macri se entusiasma con episodios como los del miércoles en el Chaco, durante la inauguración de un tramo del tren Belgrano Cargas. “Contra viento y marea lo estamos haciendo bien”, insistió con aire de campaña. Y disfrutó a continuación la respuesta del gobernador peronista, Domingo Peppo. “Vas a encontrar a alguien acá que te va a acompañar…”.

      Macri, junto a Peppo y Dietrich (Casa Rosada)Macri, junto a Peppo y Dietrich (Casa Rosada)

      Pero los discursos bonitos de los gobernadores peronistas se chocan una y otra vez con la dureza de sus senadores y de sus diputados. “Si implica un ajuste para la sociedad, no vamos a acompañar el Presupuesto”, avisó este jueves Graciela Camaño, jefa del bloque del Frente Renovador en la Cámara baja y referente del sector más duro del massismo.


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      En la misma línea discursiva se mueve el diputado Diego Bossio, quien mantiene la sintonía legislativa con el inasible senador Pichetto. Son las mismas señales que anunciaron el triunfo peronista en el Congreso con la ley para frenar la suba de tarifas. Aquella vez, Macri tuvo que acudir al recurso amargo del veto. Por eso, el Gobierno ya trabaja en la hipótesis de la prórroga del Presupuesto de este año si no consigue el consenso parlamentario. Es lo mismo que tuvo que hacer Cristina durante su último año de gestión.

      El martes, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, le aseguró al Congreso que la inflación de este año será del 27% y que el crecimiento no pasará del 1%. Para el 2019 duplicó la proyección para llevar la actividad económica hasta el 2%. Ese pronóstico tan conservador enloquece a María Eugenia Vidal y a Horacio Rodríguez Larreta, quienes deben apuntalar las elecciones en territorios clave como la provincia de Buenos Aires y la Ciudad. Desde hace un par de semanas y como lo anticiparon en este diario los periodistas Marcelo Bonelli y Santiago Fioriti, los dos máximos referentes políticos del macrismo evalúan críticamente el día a día junto a Nicolás Caputo, el influyente empresario al que el Presidente llama “su amigo del alma”. Para ellos, los ingresos de los ministros Dante Sica y Javier Iguacel al gabinete fueron necesarios pero no suficientes. Creen que el cambio debe ser aún más profundo. Y esa percepción los ubica en un plano diferente al de Marcos Peña. Los cuatro dirigentes representan la génesis y el presente del macrismo pero, por primera vez, sostienen criterios disímiles de cómo resolver el desafío de la gobernabilidad con este viento de frente.

      El jefe de Gabinete, Marcos Peña. (Foto: Marcelo Carroll)El jefe de Gabinete, Marcos Peña. (Foto: Marcelo Carroll)

      Es Macri quien debe resolver el modo de transitar estos tiempos de definiciones. El Presidente debe elegir las herramientas y determinar la profundidad de los cambios en medio del temporal. Y el panorama es de incertidumbre. Como si no fueran suficientes las complicaciones financieras y las de la economía real, aparecen dentro del Frente Cambiemos algunos imponderables de la interna difíciles de controlar. Con los socios de la UCR cultivando un silencio comprensivo en las últimas semanas, la verborragia mediática de Elisa Carrió se ha convertido en otro dolor de cabeza. La diputada está anotada entre quienes le insisten a Macri sobre la inconveniencia de acordar con el peronismo pero su pedido a la clase media para que no deje de dar propinas como herramienta de reactivación económica cayó en el ojo fatídico de la tormenta de las redes sociales.

      “Quizás no elegí el ejemplo adecuado pero lo que yo le advierto al Presidente y a los sectores medios es que durante los meses de recesión no se corte la cadena de esa economía informal que funciona con el peluquero, el plomero o el jardinero que va a tu casa”, explica Lilita, a quien no amilana ninguna polémica. Se ríe de sus enemigos, a los que califica de “progresistas estúpidos” y les endilga no saber nada acerca de la pobreza real. Mientras tanto, el macrismo la sufre pero le teme demasiado como para criticarla públicamente. “Es la Pipita Higuaín de Cambiemos; antes la embocaba de todos lados y ahora van todas afuera”, afirma un macrista que la quiere y que todavía no se puede despegar de las metáforas futboleras del Mundial.

      Elisa Carrió, en Diputados.Elisa Carrió, en Diputados.

      Precisamente, era el Mundial de Rusia la última barrera de contención para el comienzo de las campañas electorales. Y la eliminación prematura y triste de la Argentina está haciendo crecer la ansiedad. No es casualidad que Sergio Massa haya estado este jueves en La Pampa junto al gobernador Carlos Verna, hablando de gestión de gobierno. Ni que el salteño Juan Manuel Urtubey se encuentre este viernes con Barack Obama en Madrid, para compartir un seminario internacional y una charla de intercambio de experiencias. Uno de ellos dos tendrá que enfrentar y vencer a Cristina si quieren convertirse en la opción presidencial del peronismo para desalojar a Cambiemos del poder el año que viene.


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      La semana de Macri termina con el dólar algo más apaciguado, la Bolsa intentando otra recuperación y con un discreto rescate de Lebacs que podrían parecerse a un respiro antes del fin de semana patrio. Pero cada día es un sufrimiento y cada semana es un examen para un Gobierno que, hasta hace tres meses, marchaba confiado hacia la triple reelección en la Nación, la Ciudad y la Provincia.

      Las horas más oscuras de Macri, de todos modos, no pueden compararse con las de Winston Churchill. Es una dificultad circunstancial contra la enormidad de una tragedia. Pero no está mal prestarle algo de atención a las señales perturbadoras de la historia. Aquel hosco líder inglés se negó a acordar con el enemigo; comandó la resistencia para llevar a su país a la victoria en la guerra más sangrienta aunque debió entregar un tesoro a cambio: la misma sociedad a la que salvó del desastre votó en su contra en 1945. Increíblemente, los británicos le negaron el premio mínimo y humano de la reelección.


      Sobre la firma

      Fernando Gonzalez
      Fernando Gonzalez

      fergonzalez@clarin.com