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      Insólita polémica con la jueza K Ana María Figueroa

      Se presentó a un acto institucional como presidenta de la Cámara de Casación pese a que ese cargo lo ocupa otro magistrado. Aunque cumplió la edad para jubilarse, se niega a renunciar a la espera de que el Senado prorrogue su mandato.

      Insólita polémica con la jueza K Ana María FigueroaLa jueza Ana María Figueroa participó en representación de Casación de un evento en Bahía Blanca y hubo cuestionamientos internos. FOTO La Nueva Provincia

      La jueza Ana María Figueroa, la magistrada de la Cámara de Casación que aguarda que Cristina Kirchner obtenga el quórum necesario en el Senado para extender cinco años más sus funciones pese a haber cumplido la edad límite para jubilarse, participó la semana pasada de los actos por el 92° aniversario de la Cámara Federal de Apelaciones de la ciudad de Bahía Blanca.

      La situación generó sorpresa y despertó polémica en los Tribunales porque la convocatoria institucional para participar del evento había sido cursada al juez Mariano Borinsky, quien justamente asumió la presidencia de la Cámara Federal de Casación Penal (CFCP) en reemplazo de Figueroa, que decidió no ejercer más el cargo a la espera de que el Senado apruebe la prórroga de su mandato. 

      Según confiaron fuentes judiciales a Clarín, el martes pasado desde la Cámara Federal de Bahía Blanca, que al día siguiente celebraba su 92° aniversario, llamaron por teléfono a Borinsky para cursarle la invitación formal al acto conmemorativo, en su rol de presidente del máximo tribunal penal. Como el juez tenía audiencias fijadas de antemano, no pudo asistir al evento.

      Pero el día del acto, que fue encabezado por el juez Pablo Larrieta, presidente de la Cámara de Bahía Blanca, llamó la atención la llegada de Figueroa, quien justificó su presencia en carácter de presidenta de la Cámara de Casación, pese a que ella misma había dejado formalmente ese cargo el 9 de agosto.


      La jueza de casación penal Ana María Figueroa en el Senado. Foto Federico Lopez ClaroLa jueza de casación penal Ana María Figueroa en el Senado. Foto Federico Lopez Claro

      Clarín pudo reconstruir de fuentes allegadas a la organización del acto en Bahía Blanca, que el personal de protocolo y ceremonial quedó desconcertado con la presencia de la magistrada. Incluso no sabían cómo anunciarla ni tampoco qué rol asignarle durante el evento.

      No obstante, Figueroa se presentó como la presidenta del máximo tribunal penal y dio un breve discurso ante los presentes: "Desde que este año asumí la presidencia, mi mayor preocupación fue federalizar nuestra actuación, por eso estuve en distintos lugares del país para contactarme con colegas y posibilitar vehículos de comunicación más directa", expresó ante la sorpresa de muchos.

      Continuó hablando y dijo: “El derecho internacional de los Derechos Humanos no puede ser vulnerado, por eso Argentina, luego de la trágica historia de la dictadura militar, fue el país pionero en el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad".


      La inédita situación de Figueroa

      La noticia de su presencia en el acto al que Borinsky no pudo asistir, no tardó en llegar. Y la sorpresa fue generalizada para quienes habían concurrido al evento y también para aquellos que se anoticiaron después del acto. "Esta situación es propia del limbo en el que se encuentra su situación, donde decidió no ejercer como jueza sin dejar de serlo, cuando por ley debería haberse jubilado”, explicó un juez de Comodoro Py.

      La magistrada entiende que hay voluntad del Senado de dar tratamiento a la prórroga en su cargo, lo que expone que el trámite parlamentario no está concluido, y por ese motivo resolvió que no se jubilará a la espera de la definición de los senadores.

      Algunos magistrados esbozaron que Figueroa se colocó como una suerte de "jueza provisional" hasta tanto el Senado dé tratamiento a su pliego. Algo sobre lo cual no hay aún mayores certezas. "No existe en el andamiaje jurídico la figura que contemple a un juez provisorio, cuál sería su función, viene a Comodoro Py pero no hará nada, qué rol va a cumplir”, señaló de forma retórica un integrante de la Casación.


      La jueza de casación penal Ana María Figueroa en el Senado. Foto Federico Lopez ClaroLa jueza de casación penal Ana María Figueroa en el Senado. Foto Federico Lopez Claro

      Están quienes administrativamente, además, consideran que esta situación en la que se ubicó la jueza, puede "comprometer muchas cosas que podría abrir múltiples interpretaciones, como el uso de los bienes que provee el Poder Judicial a quienes son jueces y juezas, en este caso no renunció pero no cumple las funciones que atañen a su cargo".

      La situación de Figueroa es definida por los pasillos de Comodoro Py como "inédita". "Las resoluciones firmadas son el ejercicio del cargo, de las responsabilidades inherentes a un juez. Si no firma, entonces ¿en qué situación de revista está?", apuntó un magistrado ante Clarín.


      A la espera del Senado


      El 9 de agosto la magistrada cumplió 75 años, la edad límite que establece la Constitución Nacional para que los jueces y juezas se jubilen. La excepción es solicitar una prórroga al Poder Ejecutivo. Fue lo que hizo y el presidente Alberto Fernández se la concedió. El trámite no concluye ahí: debe pasar por la Comisión de Acuerdos del Senado y ser aprobada el pliego por la mayoría del cuerpo legislativo.

      El trámite parlamentario concluye cuando esa decisión afirmativa es remitida nuevamente al Poder Ejecutivo para que la publique en el Boletín Oficial.

      Nada de esto ocurrió. Cristina Kirchner, en su carácter de presidenta del Senado, fracasó en dos ocasiones para obtener el quórum necesario y realizar la sesión para tratar un total de 74 pliegos de jueces y juezas de diversos fueros. El único cargo de Comodoro Py incluido en ese extenso listado era el de Figueroa.

      Con los plazos vencidos y con el Congreso sin sesionar, la jueza resolvió comunicar a sus pares que no iba a firmar resoluciones ni a ejercer la presidencia de la Cámara de Casación, que asumió a comienzos de este año. Pero tampoco iba a tomarse una licencia ni a renunciar a su puesto. Es decir: no iba a ejercer las funciones inherentes a su cargo, pero tampoco deja de ser jueza.

      Ante este panorama se abrieron diversos interrogantes en Comodoro Py. Lo primero que se resolvió fue cubrir la presidencia de la Casación para garantizar el "funcionamiento administrativo", como explicaron fuentes judiciales. El cargo quedó entonces en manos de Borinsky, que hasta ese momento ocupaba la vicepresidencia de la Cámara.

      De la Casación dependen los 77 tribunales orales federales de todo el país, que cuentan con un 30% de vacancias, pero también todo lo que atañe a la logística de Comodoro Py, desde las cuestiones edilicias, los dispositivos de seguridad, y todo lo concerniente al edificio por el que diariamente circulan cerca de 1.500 personas.

      También de la Cámara de Casación dependen los sorteos de las causas y un dato no menor: el Presidente del máximo tribunal penal tiene rango de conjuez ante la Corte Suprema de Justicia.

      Todas estas funciones estaban bajo la responsabilidad Figueroa. Su decisión fue no ejercer la presidencia, pero en los papeles sigue siéndolo.


      Sobre la firma

      Lucía Salinas
      Lucía Salinas

      Redactora de la sección Política, especializada en noticias judiciales lsalinas@clarin.com

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