Cristina, en su última reunión del Mercosur como Presidenta

En lo que probablemente será su última cumbre del Mercosur, Cristina Kirchner se topará, entre hoy y mañana, con un clima económico y político decepcionante: los últimos datos del FMI indican una reducción del crecimiento regional, sin superar el 0,5% de suba del PBI, donde Argentina y Brasil aportan la peor parte (ver nota aparte).

La Presidenta aterrizará esta tarde junto con su colega boliviano Evo Morales, que debe firmar por segunda vez, ahora en presencia de Paraguay, el tratado que lo habilita como miembro pleno. La acompañarán el vicecanciller y el ministro de Hacienda Axel Kicillof.

Todo sugiere que la entrada de Evo al bloque, que todavía debe ser ratificada por los parlamentos de Brasil y Paraguay, será uno de los pocos anuncios “vistosos” a mostrar en esta mega conferencia de jefes de Estado, la número 48.

Otra habría sido la historia si se hubiera cumplido la ambición de los anfitriones brasileños de anunciar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Pero esa iniciativa quedó para el “último trimestre” del año, según indicaron ayer fuentes diplomáticas. En principio, hay un nuevo encuentro del mercado común sureño previsto para agosto, donde los socios (menos Venezuela) deben afinar los últimos detalles; y en octubre próximo se harían las presentaciones de ofertas ante los europeos.

Sobre las relaciones externas del bloque, subsiste todavía una discusión no saldada y es cómo negociar con terceros países o con otras regiones. Una de las posiciones es la de liberalizar esa cláusula que obliga a los miembros a negociar en conjunto. Ayer en Brasilia, el canciller Mauro Vieira aclaró que el plan apunta a profundizar y no a flexibilizar la región: “Vamos a avanzar en medidas que permitan ir a la unión aduanera”, sostuvo en un intercambio con la prensa. Es precisamente la última fase de un mercado común, que permite entre otras cosas la libertad de circulación de personas y mercaderías. Esto indicaría que la posición brasileña se aleja de la sostenida por Uruguay y Paraguay, que apuestan a un Mercosur más “soft”.

Cristina debe mantener una cita bilateral con Dilma Rousseff, aunque no se especificó el momento. Esta vez no hay grandes roces entre los dos países que puedan enturbiar el encuentro. Temas que representaron roces en el pasado están en vías de solución, entre ellos la exigencia de las declaraciones juradas de importación (DJAI) que servían como freno al comercio mutuo. Claro que en este caso fue una resolución de la Organización Mundial del Comercio, ante las denuncias realizadas por la Unión Europea y Estados Unidos, la que allanó el camino, al comprometer al país a darles de baja en diciembre próximo.

En cuanto al otro gran asunto bilateral, el del intercambio comercial de vehículos, ambos países resolvieron hace un mes postergar por un año más el régimen de regulación de importaciones y exportaciones que venía de antes.
No deja de ser un hecho significativo, y muestra el alcance de la crisis, que vengan a Brasilia varios jefes de Estado sudamericano. Estarán Perú, Chile, Colombia y Guyana, o sea, la Unasur completa. Ocurre que las señales de crisis comienzan a afectar economías hasta ahora en crecimiento, como es el caso chileno y colombiano.

Ambas muestran una tendencia a desacelerarse, según el informe del FMI, ya sea por el retroceso de los precios de las commodities, como también de factores internos (claramente, el caso brasileño).