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      Luciana Jury: melodías para los instantes de soledad

      Mientras prepara un nuevo disco, la cantante habla de su relación musical con Gabo Ferro, con quien volverá a presentar El veneno de los milagros.

      Luciana Jury: melodías para los instantes de soledadLuciana es sobrina de Leonardo Favio e hija del también cineasta Jorge Zuhair Jury.

      Hay canciones que desgarran. Son aquellas que suelen escribirse desde las entrañas más desconcertantes, sin ningún filtro, como si revelaran los rincones inconfesables de la condición humana. Y que, por eso mismo, tensionan y tironean cierto grado de certeza, de conformismo. En definitiva: de cualquier versión condescendiente de uno mismo. Eso siente Luciana Jury cada vez que vuelve sobre el disco El veneno de los milagros, que editó junto a Gabo Ferro en 2014, y el cual tiene una nueva fecha de presentación en el Teatro La Comedia durante un ciclo de Música Popular.

      “Vamos a re-presentar el disco, re-presentar en el sentido amplio de la palabra –cuenta por teléfono Jury, mientras viaja de Capital Federal a Tortuguitas, donde vive actualmente–. Darle una permanente actualidad a un trabajo que ya tiene cinco años es lo que nos une con Gabo, y siempre es grato volver a cantar sus canciones. Y también en el show vamos a sumar el repertorio que cada uno tiene por separado. Esto quiere decir que Gabo interpretará canciones mías y viceversa”.

      Sobrina de Leonardo Favio e hija del también cineasta Jorge Zuhair Jury, “La Jury”, como se la conoce en el ambiente, cumplió 45 años y se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en una referente femenina de la canción argentina. Con una interpretación dúctil y libre de ataduras, capaz de alumbrar una milonga como de reversionar una copla anónima del folclore, en su repertorio conviven el tango, la cumbia, el rock y la música latinoamericana. Y ahora, después de años sin grabar, la nacida en Buenos Aires con impronta periférica –“la Janis Joplin del conurbano”, según el crítico Mariano del Mazo– dice que está por sacar un nuevo disco como tributo a la “Patria Grande”.

      Nunca un buen disco se agota en un par de escuchas ni en una serie de conciertos: da la sensación, por el contrario, de que trasciende la inmediatez del tiempo por la pura potencia de su gesto artístico. En este caso, de la calidad poética de sus letras y de una magnífica interpretación a dos voces. A través de once austeras e intensas canciones concebidas por Gabo Ferro, El veneno de los milagros quizás sea de aquellos discos que no pueden disfrutarse en cualquier momento de la vida. Tal vez haya que encontrar la circunstancia interior para entrar a gemas del calibre de “En el fondo del mal”, “Sin ley, peso ni carne” y “Cuando el futuro se fue”, entre otros temas, donde se escuchan a dúo letras como “fundate tu país/ donde algún viento te sople/ que es ahí donde ya estás”, “cómo puede costar tanto lo que da felicidad/si el miedo a perder algo a romperse o a quebrarse/quien no para de guardarse es a quien le va a faltar” o “¿cómo dejar lo que ya debió habernos dejado?”. Letras cantadas al filo de un quebranto, a veces entre susurros o recitadas con una engañosa serenidad, de las que preceden a una tormenta (“la calma de un mar feroz”, se dice en “El extrañante”); pero, en otros intervalos, interpretadas por un aullido de gritos salvajes y solitarios en la noche.

      Se conocieron en 2012. Fue durante un show de Lisandro Aristimuño, en los pasillos del Gran Rex. Luciana Jury lo recuerda como si hubiera sido una postal familiar. “Fue como encontrar a un pariente que nunca había conocido”, define.

      –Cada uno continúa con una carrera por cuenta propia, ¿dónde creés que radica la unión?

      –Existe una química que sucede o no sucede cuando te juntás con alguien. Y creo que no es solamente lo artístico y la admiración mutua que sentimos sino que nos encontramos en una etapa de nuestras vidas donde compartimos un momento emocional similar. Me encontraba totalmente en su forma de decir, esa palabra que yo no podía escribir. Tocar con Gabo Ferro siempre es una hermosa instancia. Es una persona muy especial en mi vida. Y cantar en vivo con él me carga de una energía particular, lo siento como ese poeta que las intérpretes elegimos como bandera. Su poesía impulsa a hacernos preguntas incómodas, a indagar en nuestras debilidades, en nuestras fallas. Y, aunque no se lo crea, a encontrar respuestas.

      –Dijiste alguna vez que El veneno de los milagros produjo una curación en tu vida…

      –Es cierto. A las canciones de Gabo les debo haberme ahorrado años de terapia (risas). A veces, las canciones tienen ese don sanador, y mi encuentro con él también tiene algo de eso, un toque terapéutico. Cantar juntos es una renovación del espíritu. Y los temas de El veneno... les hablan directamente a esos instantes de incertidumbre que a veces vivimos los seres humanos. Que Gabo me haya convidado de su arte me ha hecho sanar. No lo dudo.

      –¿Y qué tenés para decirle a aquellos que nunca los vieron y ahora tienen la oportunidad de hacerlo?

      –Son canciones que tienen un color estético de canción argentina, rioplatense, folclórica. Hay aires de milonga, construidas por Gabo. Y no es un disco para acompañar livianamente el quehacer doméstico, sino que es para escucharlo con todos los sentidos, toca fibras muy íntimas, emotivas. Supongo que el show contagia esa misma fuerza. Todos, de alguna u otra forma, convivimos con nuestros duelos, y El veneno… es una muy poderosa herramienta para sobrellevar instancias de pérdidas, o aquellas heridas que no pudiste llorar o cerrar. Cuando soltás, te sentís más liviano. Estas canciones hablan de esas pequeñas o grandes despedidas de seres o situaciones que te fueron construyendo y que en algún momento hubo que dejarlos. ¿Qué pasa con uno cuando te encontrás de pronto en ese estado de soledad? Es raro hablar de música como una forma de curación. Pero estas canciones generan eso, una transformación hacia un espacio de libertad y de comunión con las cosas difíciles que se atraviesan en la vida. Uno se termina reconciliando con todo lo que en algún momento pudo ser una cosa pesada.

      –¿De qué se trata tu nuevo proyecto?

      –Estos años fueron muy difíciles. No puedo estar ajena a la situación del país. Y si bien la economía es apremiante, a su vez hay una necesidad en la gente de contenido cultural. Estos años, recorrí el país vinculándome con centros culturales, agrupaciones y movimientos que están resistiendo para llevar una palabra de aliento y esperanza. He recibido mucho cariño y por eso me puse a grabar un disco que ya está en post-producción y se llamará Abrazo. Me refugié mucho en la música latinoamericana, y este material tiene un color muy regional, necesité abrazarme al sueño de la Patria Grande a través de la música, romper con todas las fronteras para volver a unirnos en un solo territorio.

      –Un universo musical que, por otro lado, no está ajeno a tu mundo personal.

      –¡Claro! Te diría que volví a mi infancia cuando mis viejos escuchaban la música latinoamericana que nunca me dejó de conmover: Simón Díaz, Violeta Parra, Los Olimareños, la música cuyana. Es mi historia y esos ritmos y melodías se adaptaron al repertorio de mi nuevo disco con naturalidad. Y todo eso se combina con mi eclecticismo, porque me gusta escuchar de todo. Desde el Chango Rodríguez a Tita Merello, de Canaro a Atahualpa, de Mercedes Sosa a Led Zeppelin, del trabajo que compiló Atilio Reynoso a Janis Joplin. Soy un compendio de todas esas músicas.

      Luciana Jury y Gabo Ferro
      Lugar: Teatro La Comedia. R. Peña 1062.
      Fecha: jueves 26 de spetiembre a las 21.
      Entrada: desde $ 500.


      Sobre la firma

      Juan Manuel Mannarino

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