Noticias hoy
    En vivo

      Ana María Shua, de lo mínimo a lo desmedido

      Publica un nuevo ensayo, Cómo escribir un microrrelato, y reedita su novela Gorda. Este año volverá a integrar el Jurado de Honor del Premio Clarín Novela, junto a Samanta Schweblin y Carlos Gamerro.

      Ana María Shua, de lo mínimo a lo desmedidoSus cuentos breves completos fueron publicados bajo el título "Todos los universos posibles". Foto: Victoria Egurza/Télam

      Del microrrelato a la novela hay un trecho apreciable, pero Ana María Shua salva las distancias desde los comienzos de su historia como escritora. La publicación simultánea de dos libros que remiten a esos géneros permite apreciar su maestría desde la práctica y desde la reflexión sobre el oficio. Y observar, además, una posible clave de su modo de hacer literatura, algo que piensa con un concepto de las artes marciales: utilizar la fuerza del adversario, en este caso el lector.

      Cómo escribir un microrrelato no es un libro de teoría ni un repertorio de trucos. Shua está al tanto de las consideraciones de la crítica y de los colegas, al punto de citar doce definiciones del género entre las mil que pueden encontrarse, según dice. Se queda con la más básica, una idea de entrecasa que tiene la virtud de ser la más operativa y acreditar eficacia comprobada por experiencia propia: “Microrrelato es un texto narrativo que tiene alrededor de trescientas palabras”.

      Shua despliega su manual en diálogo con el lector, un lector al que imagina como recién iniciado en el género. Escribir un microrrelato, dice, es como tallar una piedra en bruto con el fin de obtener un diamante y lo que se propone transmitir es la técnica. Los recursos en juego son múltiples, desde ejemplos y ejercicios hasta debates sobre el nombre del género y su desarrollo histórico.

      La enseñanza tiene un límite, “el gran misterio de la idea original”, algo propio de cada escritor e imposible de transmitir. Shua recomienda lecturas indispensables y advierte sobre estereotipos y errores comunes, como creer que cuanto más breve un texto mejor es. “Comparar Twitter con el microrrelato es algo así como comparar una novela con una resma de hojas de papel”, advierte.

      Distinto del cuento y tan antiguo como él, el microrrelato sería un descubrimiento reciente solo para la crítica literaria. “Por naturaleza lúdico, divertido, irreverente y dispuesto a bromear con todo, incluyendo sus propias condiciones de producción”, dice Shúa, el género comporta como ningún otro un margen de incertidumbre: “Si no se sabe bien de qué se trata, debe ser un microrrelato”.

      En Gorda, publicada en 2007 como El peso de la tentación, no hay duda en cambio de que se trata de una novela. Pero el armado de referencias y de saberes en torno a la comida y a la obesidad es complejo: la ficción se alimenta del conjunto de las ciencias sociales, por utilizar el verbo más apropiado para la ocasión, y hasta roza una filosofía con aire de comicidad (“el hambre es pulsión de vida”).

      Marina, la protagonista, es una profesional de clase media que desde adolescente ha probado dietas, medicamentos y métodos diversos sin bajar de peso. Probó todo, como se dice, y decide internarse en Las Espigas, una especie de clínica que funciona en base a un régimen disciplinario bajo la dirección de un perverso con título de profesor. Al construir la historia clínica del personaje, Shua expone también el desarrollo de un mercado específico donde la ilusión y la estafa suelen circular con las máscaras de los milagros y de la ciencia.

      La clínica evoca aspectos de un campo de concentración e inflige maltratos que los pacientes aceptan como un castigo por estar gordos.

      Sin hacer psicología, la ficción desmenuza representaciones que se asocian convencionalmente con la obesidad y determinan en los personajes el sentimiento del ridículo, la vergüenza y la culpa, como sustrato del verdugueo que padecen y formas de auto denigración que recuerdan a la violencia de género.

      El encierro crea una burbuja, un mundo aparte donde los gordos pierden peso aunque son conscientes de que recuperarán los kilos apenas vuelvan a la realidad. La protagonista tiene una mirada distanciada sobre lo que ocurre y esa perspectiva abre tanto reflexiones de sesgo antropológico, por ejemplo sobre el modo en que las normas y las transgresiones se requieren mutuamente, como observaciones muy graciosas vinculadas al modo en que los trastornos por el brusco adelgazamiento inducen estados como el éxtasis místico.

      En Las Espigas las novelas que celebran la gastronomía están prohibidas mientras el pasaje de la Divina Comedia referido al Conde Ugolino es una lectura de cabecera. Pero entre los internados hay una bibliotecaria que al modo del personaje de Farenheit 451 memoriza pasajes de la literatura referidos a la cocina y deleita a sus compañeros con fragmentos de Gargantúa y Pantagruel. La historia cultural es también un campo de batalla entre gordos y flacos.

      Los pacientes piensan su relación con la comida como los adictos a una droga y se comportan en consecuencia. Los “permisos”, las mentiras, el tráfico de restos y hasta de alimentos para perros configuran así una paradoja: el método infalible para adelgazar es al mismo tiempo un poderoso impulso para estimular las ganas de comer. Pero la irrupción de una nueva generación, la de jóvenes obesos que se reivindican como tales y se plantan al modo de prisioneros políticos, viene a cuestionar las representaciones vergonzantes.

      Ana María Shua llama “teoría del click” al golpe de sentido que ilumina un texto y en particular a “ese efecto de comprensión demorado que se produce en la lectura de un microrrelato”.

      Para que acontezca es necesaria la fuerza del adversario, la intervención del lector con sus conocimientos; algo que su literatura solicita con ingenio, con humor, en cualquiera de los géneros que aborda. Tal vez algo del “gran misterio” se revela en ese procedimiento que va y viene de la novela al microrrelato.

      Cómo escribir un microrrelato, Ana María Shua. Siglo XXI, 160 págs. $4.990

      Gorda, o el peso de la tentación, Ana María Shua. Bajo la luna, 246 págs. $4.800


      Mirá también


      Mirá también


      Sobre la firma

      Osvaldo Aguirre

      Bio completa