“El uso de biológicos empieza a ser una opción masiva”

Uno de los conceptos que sonaron fuerte esta semana en el Congreso de Aapresid fue el de la agricultura regenerativa. Búsqueda de mayor biodiversidad, recuperación de suelos, utilización de insumos biológicos… En ese marco hay una empresa local que saca pecho por haber nacido hace ya 47 años con la impronta biológica. Clarín Rural conversó con Agustín Biagioni, director global de marketing de Rizobacter, para saber cómo ven la evolución de este segmento y su aporte al sistema productivo desde la compañía de Pergamino.

-¿Cómo ven la evolución del uso de productos boiológicos en la Argentina?

-El productor en Argentina tiene mucha avidez por lo biológico. Por ejemplo, con el biocontrolador rizoderma nosotros tenemos más de un millón de hectáreas tratadas en el país, lo cual te marca que en un terreno que está dominado por los químicos, esta alternativa viene creciendo. Ya no es algún productor que lo está usando nada más, de nicho, sino que empieza a ser una opción masiva.

-¿Cuál es la ventaja del biológico?

-La ventaja de los biológicos para empezar es que tienen muchos modos de acción de los microorganismos. Eso hace que la generación de resistencias en las enfermedades sea menor, con lo cual la tecnología va a perdurar por más tiempo, haciendo la función que tiene que hacer. Y al mismo tiempo es complementaria en los lugares donde es inevitable el uso del químico. Los productores cuando ven que pueden usar un biológico y que tienen la misma performance que un químico lo cambian sin lugar a dudas.

-¿Y cuáles son las dificultades que presenta su adopción?

-Espectro de control. Hay productos químicos que incluyen hasta cinco moléculas dentro del mismo producto. Los biológicos en su mayoría son solo microorganismo. El desafío que tienen es poder “stackear”, poder juntar más de un microorganismo dentro de la misma formulación para potenciar el efecto de control. Y después, dependiendo de dónde vayas a usarlo, la practicidad de uso.

-El uso de biológicos se enmarca en una tendencia que apunta a la llamada agricultura regenerativa. ¿Ves un interés genuino por parte de los productores en ese sentido?

-Estamos viendo que este año en Europa se implementaron muchas de las cosas que se vienen hablando. Quieren que los granos que compran vengan de campos libres de deforestación, que tengan medida la huella de carbono. Además se están prohibiendo montones de productos, se habla de que se va a restringir el uso de la mitad de los ingredientes activos registrados en Europa para el 2030. Lo que va a haber es la posibilidad de usar solo cierta cantidad de productos químicos. El productor va a tener que seguir controlando enfermedades, seguir controlando plagas y seguir controlando malezas, y para poder hacer eso va a necesitar recurrir a los insumos biológicos. Todas estas eran apenas intenciones, pero a partir de enero de este año muchas de esas regulaciones entraron en vigencia. Nuestro productor empieza a ver que ya hay ciertas restricciones, ciertos pedidos, y ven que eso se va a incrementar. Entonces se está haciendo exponencial la necesidad de los productores de entender esa dinámica de agricultura regenerativa y otros tipos de requerimientos para poder adaptarse a tiempo, porque va a haber un momento en el cual esto va a ser el día o la noche.