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      El arte de motivar a los alumnos rurales: entre el arraigo y las nuevas tecnologías

      De la crisis sanitaria y educativa, a la oportunidad de crecer con innovación. El proyecto "Veo Veo en el campo" se convirtió en una experiencia pedagógica modelo que cautivó a chicos y grandes.

      El arte de motivar a los alumnos rurales: entre el arraigo y las nuevas tecnologíasEntrenar el ojo artístico. La experiencia pedagógica que vivieron alumnos de escuelas rurales al participar del proyecto "Veo Veo en el campo" partió de una simple captura de fotos con el teléfono celular de sus padres y se convirtió en una obra artística colectiva, que trascendió los condicionantes de la pandemia por coronavirus.

      ¿Quién dijo que los teléfonos celulares perjudican a la educación? Esa no parece ser la experiencia de un grupo de alumnos de escuelas rurales de Azul, en el centro sur bonaerense, que en medio de la pandemia utilizaron estos dispositivos para no estancarse. Todo lo contrario, ese objeto tan masivo en la actualidad, que a veces es “acusado” de antipedagógico, fue la herramienta que les permitió vivir una de esas actividades de la niñez tan enriquecedoras para el espíritu, que quedan en la memoria emotiva durante toda la vida adulta.

      Con las fotografías tomadas por los alumnos rurales, se editó un libro de cuentos alusivos y también calendarios 2021 y 2022.Con las fotografías tomadas por los alumnos rurales, se editó un libro de cuentos alusivos y también calendarios 2021 y 2022.

      De los adultos de hoy fue clave la inquietud de hacer algo, mientras las escuelas permanecían cerradas, durante 2020. “Mientras la pandemia continuaba no entendíamos por qué las escuelas rurales permanecían cerradas, porque tienen baja matrícula y podrían haber continuado. Pensábamos qué estarán haciendo cada uno de los chicos, cada uno solos en sus casas en medio del campo, sin vecinos cerca”, cuenta Verónica Torassa, presidenta de Azul Solidario, la asociación civil que desde hace 16 años impulsa el Proyecto Mejoremos la Calidad de la Educación Rural (PROMECER).

      En ese contexto, se les ocurrió que los chicos, de entre 6 y 12 años, tomaran fotos con los teléfonos celulares de sus padres. Para darle un enfoque más pedagógico, articularon con la Escuela de Bellas Artes local y su cátedra de Fotografía, cuyo titular, Luis Navas, es también presidente del Foto Club.

      Algunos niños, como Javier Ortíz (foto) se subían a su caballo y salían por el campo a capturar imágenes de árboles y de escenografías naturales.Algunos niños, como Javier Ortíz (foto) se subían a su caballo y salían por el campo a capturar imágenes de árboles y de escenografías naturales.

      El especialista en fotografía se entusiasmó con la posibilidad de motivar a sus alumnos con esta acción solidaria, que a su vez les permitió reforzar sus conocimientos. Dicen que una muy buena manera de aprender es enseñando… Así, los estudiantes de fotografía fueron los coachs de los alumnos rurales, vía videollamadas. Los 26 chicos fueron organizados en 6 grupos, con un tutor cada 5 chicos.

      Surgió la idea de que fotografiaran troncos de árboles, sus texturas, las figuras que se forman y que despiertan la imaginación. Algunos chicos se subían a su caballito y salían a recorrer el campo en busca de esas imágenes. Al principio, las fotos salían torcidas y desenfocadas, pero progresivamente fueron corrigiendo las tomas del horizonte y otros detalles estéticos.

      Imagen obtenida por Leonel Sañudo, uno de los alumnos que "descubrió" figuras increíbles en la corteza de los árboles.Imagen obtenida por Leonel Sañudo, uno de los alumnos que "descubrió" figuras increíbles en la corteza de los árboles.

      La coordinadora del proyecto Veo Veo en el campo, desarrollado durante 2020 con escuelas rurales cerradas todo el año, fue Margarita Pagliere, voluntaria de la Asociación Azul Solidario. Como amante de la fotografía, ella coordinó a tutores de la Escuela de Bellas Artes con las familias, cuyos contactos facilitaron las maestras rurales.

      “Nos fuimos asombrando con las imágenes que captaron criaturas de entre 6 y 12 años y así llegamos a hacer un calendario digital, auspiciados por empresas locales, lo cual nos permitió regalarles ejemplares a los chicos”, refleja Torassa, muy emocionada.

      Lucía Balsimelli, 10 años, en plena captura de una fotografía, entre los encantos de un árbol añoso.Lucía Balsimelli, 10 años, en plena captura de una fotografía, entre los encantos de un árbol añoso.

      Finalmente pensaron en darle otra vuelta poética y los organizadores motivaron que adultos pudieran escribir cuentos en relación a esas fotos. Fue un sueño cumplido para todos, y la cara de los chicos al recibir el premio emocionó a docentes y padres”.

      Testimonios de los chicos

      Aunque muy chicos, algunos de los protagonistas pudieron expresar sus sensaciones.

      Los árboles llegan al cielo... una imagen captada por Francisco Navarro.Los árboles llegan al cielo... una imagen captada por Francisco Navarro.

      Guadalupe Celiz Berestain, de 11 años, de la escuela 9 del Paraje Manantiales de Pereda, dijo que “fue algo que me llenó de expectativas y entusiasmo. Fue muy grande la alegría y el orgullo que sentí cuando nos avisaron que mi foto iba a salir en el mes de julio en un calendario y también en un libro !, junto a un cuento titulado "La sorpresa", de Verónica Crisafull. Eternamente agradecida a Azul Solidario y a todos los que hicieron posible esto!

      Walkiria Gonzáiez, hoy de 7 años, leyó el cuento inspirado en su foto y recordó el día que sacó la foto como un momento mágico. como estaba sacada de costado nos gustó mucho pero no creímos que esa quedaría para el cuadrito y el libro.

      Walkiria González, de 6 años, fue la más pequeña de las participantes. Se emocionó al ver su foto en el libro.Walkiria González, de 6 años, fue la más pequeña de las participantes. Se emocionó al ver su foto en el libro.

      Ludmila Fosca, de 13 años, contó: “Disfruté mucho al sacar fotos. A mi me encanta la fotografía y cuando mi mamá anotó a mis hermanos que concurren a la escuela rural me gustó la idea y quise participar. Vivimos en el campo y ahora sigo estudiando secundario en el Centro de Producción Total (CPT) en el paraje Pablo Acosta. Estuvimos muy acompañados por nuestro tutor Pablo Ari, que nos dio muchos consejos sobre cómo mejorar las fotos”.

      Lucia Balsimelli, de 10 años, también participó en el proyecto Veo Veo en el campo. Describe su experiencia como “muy linda ya que estábamos en pandemia y pude entretenerme con esta actividad. Y sentí mucha emoción cuando vi mi foto en el calendario”.

      La foto de árboles tomada por Lucia Balsimelli ilustró el mes de diciembre de 2021 en el calendario que se editó a la par del libro de cuentos e imágenes.La foto de árboles tomada por Lucia Balsimelli ilustró el mes de diciembre de 2021 en el calendario que se editó a la par del libro de cuentos e imágenes.

      A Valentina Mandagaran, de la escuela 32 del paraje La Primavera, también le pareció “muy linda la experiencia de sacar las fotos junto a mí hermano. me divertí mucho”.

      Leonel Sañudo, de la escuela 32, paraje La Primavera, dijo que le gustó mucho participar del Proyecto Veo Veo en el campo, y cómo esas imágenes se enriquecieron con “muy lindos cuentos”.

      Leonel Sañudo, 9 años, de la escuela rural N° 32, en Paraje "La Primavera", uno de los entusiastas participantes del proyecto "Veo Veo en el campo"Leonel Sañudo, 9 años, de la escuela rural N° 32, en Paraje "La Primavera", uno de los entusiastas participantes del proyecto "Veo Veo en el campo"

      Así, lo que empezó casi como un entretenimiento para no perder la dinámica educativa, se convirtió en una experiencia inédita y fenomenal, tan enriquecedora como inolvidable.

      Azul Solidario y “Una historia para contar”

      Cuando “Veo Veo en el campo”, la actividad de las fotos con celulares, se enriqueció con otro tipo de arte, lo narrativo, se sumó el slogan “una historia para contar”, una frase que también aplica a los antecedentes de Azul Solidario, por sus 16 años de fructífera tarea.

      Esta asociación civil surgió casi en forma casual, como tantas iniciativas que luego trascienden.

      Pájaros en el cielo, sobre la copa de los árboles, una instantánea lograda por Javier Ortíz, de la escuela 55, en la zona rural de Azul.Pájaros en el cielo, sobre la copa de los árboles, una instantánea lograda por Javier Ortíz, de la escuela 55, en la zona rural de Azul.

      En un congreso CREA realizado en 2004, que se denominó “Una Argentina nueva es posible”, se firmó un acuerdo con el ministerio de Educación para impulsar la educación agraria. Ahí Torassa se dio cuenta “lo mal que estaba la educación rural en la Argentina. Le dije a mi marido que algo teníamos que hacer. Yo trabajaba en el hospital Materno Infantil zonal de Azul, y siempre me dediqué a la atención primaria de salud, pero ignoraba la problemática de la educación rural: muy pocos chicos y con pocos contenidos curriculares”.

      Verónica Torassa, alma mater de Azul Solidario, al entregarle un libro a uno de los niños participantes.Verónica Torassa, alma mater de Azul Solidario, al entregarle un libro a uno de los niños participantes.

      Se preguntó “por qué no impulsábamos un colegio rural. Poco después me enteré que había 29 establecimientos, todos muy chicos, con una sola maestra y sin materias específicas. Así arrancó Promecer en 2005, con cursos de Plástica, Educación Física, Idiomas”.

      Las madres apoyan con participación y entusiasmo

      Con el correr del tiempo también se dieron cuenta que las madres debían esperar 4 horas a sus hijos: decidieron implementar talleres para ellas. Por eso surgió el proyecto de hilado artesanal de lana de oveja, que denominaron Hilados de Azul, con el cual en 2009 lograron llegar a Caminos y Sabores. “Para ello contamos con el apoyo del municipio y la sociedad Rural de Azul. Fue un trabajo de red muy interesante y luego fuimos mejorando con talleres de danza, de canto, de circo…”, cuenta Torassa, alma mater de esta obra solidaria.

      Imagen de portada del calendario 2021 de Promecer. Para este 2022 se realizó una segunda edición, con nuevas fotos.Imagen de portada del calendario 2021 de Promecer. Para este 2022 se realizó una segunda edición, con nuevas fotos.

      Hoy, Azul Solidario ha demostrado no tener techo y cada vez más enamora a quienes toman contacto. Prueba de ello son también los testimonios de algunas de las madres de los alumnos favorecidos.

      Por caso, Claudia Tobio, mamá de Ludmila, Maximiliano y Brisa Fosca, los tres de sus cuatro hijos que participaron del proyecto, reflejó que “fue una experiencia muy linda porque en las tardes disfrutábamos del monte, divirtiéndonos mientras buscaban plantas que le llamaran la atención y tuvieran formas llamativas”.

      Evaluó que “resultó muy bueno para los chicos, porque estar en pandemia era todo muy raro, y fue una linda forma de pasar tiempo sin pensar en todo lo que pasaba fuera de nuestro lugar: el campo y la naturaleza. El tutor nos daba tips para mejorar las fotografías que ellos tomaban con mi celular y al final aprendimos todos. Estoy muy agradecida con Azul Solidario por esta linda labor que hacen, dándole a los chicos la oportunidad de integrarse a algo nuevo para ellos”.

      El profesor de fotografía, Luis Navas, inspiró a sus alumnos adultos para que sean tutores de 46 niños que concurren a las escuelas rurales y participaron del proyecto "Veo Veo en el campo".El profesor de fotografía, Luis Navas, inspiró a sus alumnos adultos para que sean tutores de 46 niños que concurren a las escuelas rurales y participaron del proyecto "Veo Veo en el campo".

      La madre de Leonel, Jorgelina González, se expresó “muy contenta por la posibilidad que tuvieron los chicos de las escuelas rurales, al participar en este proyecto tan lindo. Muy agradecida por el libro con cuentos que se editó junto con las fotos que sacaron los chicos”.

      Entre los adultos que participaron, quien escribió uno de los cuentos es Mariel Patronelli que fue alumna rural mientras su madre era maestra de la escuela 32 "La Primavera". Mariel hoy es profesora de Literatura y en sus narraciones tiene muy presente sus vivencias de alumna rural.

      En ese sentido, Torassa destaca que “la misión de Azul Solidario es no solamente mejorar la calidad de la educación rural sino también la calidad de vida de estas comunidades, fomentando el arraigo y fortaleciendo su sentimiento de pertenencia”.


      Sobre la firma

      Mauricio Bártoli
      Mauricio Bártoli

      mbartoli@clarin.com

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