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      El argentino que creó un invento en el garage de su casa y revolucionó la medicina

      • Julio César Palmaz es el padre del stent, que 3 millones de personas al año en el mundo.
      • En una entrevista con Clarín, dice que tuvo inspiración, tenacidad y suerte.

      El argentino que creó un invento en el garage de su casa y revolucionó la medicinaJulio Palmaz, el médico argentino que creó un invento revolucionario. Foto Guillermo Rodríguez Adami

      Habla perfecto inglés y, por supuesto, el castellano. Como médico dice que ya está retirado, aunque sigue siendo el mismo padre de siempre, el jefe de familia. Sin embargo, a los 77 años Julio César Palmaz mantiene la humildad, la frescura y el orgullo de ser argentino.

      Desde hace más de 45 años se encuentra radicado en EE.UU., en San Antonio, Texas. Pero valió la pena hacer este viaje relámpago para estar algunas horas en Buenos Aires y reencontrarse con sus colegas y su gente.

      Palmaz fue distinguido con honores en el Palacio San Martín, en Cancillería. Allí, también dio cátedra en la primera celebración por el Día Internacional de la Cardiología Intervencionista, una conferencia magistral organizada por el Colegio Argentino de Cardiólogos Intervencionistas (CACI) para todo el mundo.

      “Todavía estoy interesado en los eventos de la cardiología, particularmente de la cardiología intervencionista, y cómo va evolucionando la lucha contra la enfermedad cardiovascular”, expresó el especialista en radiología vascular.

      Su nombre en medicina jamás pasará desapercibido: Palmaz creó el stent expandible, una malla metálica que se utiliza para mantener abiertas las arterias coronarias. Patentado en 1988, su invento fue aprobado para su uso a comienzos de los ‘90. Gracias a este mecanismo, millones de personas continúan con vida en todo el mundo.

      El doctor Palmaz es toda una celebridad en la cardiología a nivel global: argentino de pura cepa, nacido en La Plata, hijo de un colectivero, hincha de Estudiantes y orgullo de la educación pública en la ciudad de las diagonales.

      De hecho, el stent expandible que diseñó Palmaz está considerado entre las 10 patentes más importantes de la historia, siendo su creador el primer argentino en ingresar al Salón de la Fama de los Inventores en los Estados Unidos.

      Palmaz es el primer argentino que entró al Salón de la Fama de los Inventores en Estados Unidos. Foto Guillermo Rodriguez AdamiPalmaz es el primer argentino que entró al Salón de la Fama de los Inventores en Estados Unidos. Foto Guillermo Rodriguez Adami

      -¿Qué lo condujo a crear el stent expandible?

      -Primero, una motivación general por hacer algo, crear algo. Eso estaba mezclado con el hecho que me moví de la Argentina a Estados Unidos. Lo segundo fue la oportunidad, cuando en febrero de 1978 conocí personalmente al doctor Andreas Grüntzig unos meses después de que hizo su primera angioplastia.

      -Y eso lo motivó.

      -Seguro, porque Grüntzig presentó el problema: explicó las grandes posibilidades y también las limitaciones que tenía el método de angioplastia por globo.

      -¿El motivo por el cual se instaló en EE.UU. fue pura y exclusivamente para desarrollar el stent al ver que en Argentina no había posibilidades para hacerlo?

      -Después de estudiar mi educación y pasar mis boards me fui a Texas exclusivamente para desarrollar el stent. Ahí tenía más tiempo, laboratorios y medios para hacerlo.

      -¿Le costó patentarlo?

      -Como a toda gente joven, es la falta de fe que uno tiene en la necesidad de proteger una idea como propiedad intelectual. En realidad, perdí tiempo pero eventualmente mi patente es en 1985. La idea la tuve en 1978.

      -O sea, estuvo siete años desarrollándolo.

      -Exacto. Más que nada fue jugar con la idea, hacer algunos experimentos en mi casa. Eran trabajos en mi garage (risas).

      El especialista en la Cancillería, donde acaba de ser reconocido. Foto Guillermo Rodríguez AdamiEl especialista en la Cancillería, donde acaba de ser reconocido. Foto Guillermo Rodríguez Adami

      -Fue un precursor, como Mark Zuckerberg y otros universitarios estadounidenses que comenzaron trabajando en un garage, pero mucho tiempo atrás...

      -Exacto. No había dinero, sino un rechazo enorme a la idea. En fin, a mí no costaba nada seguir con la idea. Hoy en día, su uso es masivo, es difícil establecer un número de pacientes que se tratan con stent pero probablemente sea en el orden de los tres millones de personas por año a nivel global. Probablemente, el número total que se han hecho hasta ahora haya superado los 40 millones de personas.

      -¿Al principio estaba trabajando solo o tenía un equipo de colaboradores?

      -Lo hacía solo cuando estaba en mi casa, en mi garage, trabajando en los prototipos crudos iniciales.

      -¿Estaba casado en ese momento?

      -Sí.

      -¿Qué le decía su esposa?

      -(Risas) Mi nena protestaba porque le usaba los lápices de colores para hacer mis primeros geeks, para tejer en los stents.

      -Además del stent desarrolló otras patentes.

      -Después de la aprobación del stent, personalmente tengo más de 300 patentes ahora. Ya no las cuento.

      -¿Por qué le puso el nombre stent?

      -Yo no lo llamé stent al principio sino “Value Expandable Intraluminate Graft”. Graft porque le da la idea de que uno ponía un material sintético dentro del cuerpo humano.

      Cuando mandé mi primer trabajo a la revista American Journal of Roentgenology, el editor sugirió la palabra stent. Yo no la conocía. Miré en el diccionario y decía: stent es un grado bajo en el rango militar. También es una especie de estaca para soportar rosales y otras plantas cuando está creciendo.

      Pero, después, alguien me dijo que stent provenía de Charles Stent (1807-1885), un dentista británico que había inventado una mezcla de ceras para mantener los tejidos en su lugar durante la cicatrización. Ahí se transformó en un concepto genérico y se usó el nombre stent para cualquier aparato o dispositivo que permite la cicatrización en su lugar.

      -¿Hay un antes y un después en la medicina a partir de su creación?

      -Tengo que admitir que la adopción del stent marcada por la aprobación de la FDA en los Estados Unidos marcó un cambio en la tasa de crecimiento en la cardiología intervencionista. Sea por coincidencia o no, a partir de 1994, cuando el stent fue aprobado, la tasa aumentó al doble y el número de todos los recursos humanos y técnicos también se proliferaron más allá de lo que uno podría haber imaginado.

      -El stent vascular expandible con balón fue reconocido como una de las diez patentes más importantes de la historia. ¿Qué siente usted?

      -Fue una calificación muy interesante. Siento agradecimiento por la oportunidad, porque nunca hubiera soñado que esto hubiera sido tan popular. Tampoco puedo tomar crédito por todo: yo fui la punta de la lanza pero no significa que fui una parte importante en el esfuerzo. Hubo miles de personas con gran inspiración que fueron los que llevaron al stent al uso que tiene hoy.

      -El stent cumplió 36 años. ¿Hubo algún nuevo intento de poder desarrollar otro o usted hizo un dispositivo perfecto?

      -No. Existen muchas posibilidades, particularmente en la parte de materiales.

      -¿Intentó hacerlo de nuevo?

      -Sí.

      -¿Lo ha logrado?

      Un joven doctor Palmaz. El médico empezó a investigar en stent en su garage. Foto ArchivoUn joven doctor Palmaz. El médico empezó a investigar en stent en su garage. Foto Archivo

      -Mi compañía (Palmaz Scientific) es un laboratorio de investigación privado en el que estamos estudiando materiales lo más posible a la perfección desde el punto de vista físico-químico para mejorar las propiedades y hacer los stents más compatibles con lo que hoy se considera pureza. Las drogas, por ejemplo, siguen ese curso. Se supone que sean 99,9% puras. En cambio, los materiales de los stents no lo son. Nosotros estamos persiguiendo la idea de la pureza farmacológica del stent.

      -Usted es un producto de educación pública. ¿Qué siente cuando en estos días el sistema educativo y de salud estatal son duramente cuestionados y está latente la posibilidad de que desaparezca el Ministerio de Salud y varios organismos públicos?

      -Espero que no. Para mí, el sistema educativo fue excelente en mis años. Me sentí muy bien preparado cuando me fui a los Estados Unidos. No puedo decir que pasé todos los exámenes de reválidas sin estudiar pero la base de conocimiento que yo tenía era excelente.

      -¿Qué le viene a la mente cada vez que regresa a la Argentina?

      -Me fui de una Argentina que tenía problemas en esa época. Yo nací y me crie en las calles adoquinadas y en los edificios esplendorosos de Buenos Aires y La Plata, mi ciudad. Nada de eso ha cambiado. Me acuerdo de la Argentina potencia. Pero ahora es diferente: espero que algún día Argentina tome el lugar que le merece.

      El stent, la creación de Palmaz que salva millones de vidas cada año. Foto Shutterstock.El stent, la creación de Palmaz que salva millones de vidas cada año. Foto Shutterstock.

      -¿Mantiene el contacto con funcionarios o docentes universitarios?

      -Años atrás traté de mantener el contacto. La distancia es grande.

      -También se lo asoció con el doctor René Favaloro.

      -Lo conocí personalmente a comienzos de los años 70, cuando él recién había llegado de los Estados Unidos. Fue un pionero: creó el bypass, un paso fundamental, uno de los primeros en la terapéutica definitiva para la enfermedad cardiovascular. Eran los ‘70, época de las grandes cirugías. Hoy tratamos de hacer medicina mínimamente invasiva.

      Palmaz en 1986, trabajando en el laboratorio de cateterismo en la escuela de Medicina de San Antonio, en Texas. Foto Archivo Palmaz en 1986, trabajando en el laboratorio de cateterismo en la escuela de Medicina de San Antonio, en Texas. Foto Archivo

      -El stent salvó también su vida, porque tiene colocados tres. No hay nadie como usted que sepa tanto del stent.

      -Como paciente (risas).

      -También como creador.

      -Puede ser. Hace ocho años que me colocaron el primer stent. El segundo fue hace un año. Ahora puedo apreciar en mi propia salud sus beneficios. Espero no defraudar a nadie y seguir sobreviviendo muchos años.

      -¿Qué consejos les daría a los pacientes con stents?

      -El consejo principal es que el paciente tiene que invertir en su propia salud educándose, cómo hacer un estilo de vida saludable. Debería estar interesado en sus niveles de colesterol y glucemia, hacer ejercicios, luchar contra el sobrepeso, ver al doctor seguido y ser parte de la lucha.

      -¿Cómo ve la medicina en el futuro en el corto plazo, sobre todo en su especialidad, la radiología vascular?

      -Hay mucho trabajo para hacer. La batalla contra la enfermedad cardiovascular, el asesino público número uno, no está ganada. Lo que estamos haciendo es progreso en sobrevida: ahora, los pacientes tienen 70 y 80 años cuando antes tenían entre 50 y 60. Hoy los pacientes son más frágiles pero no significa que haya menos, en realidad hay cada vez más.

      -Es elemental lo que ha hecho para salvar vidas. ¿Estaba convencido que podía lograrlo?

      -He tenido una gran suerte. Tuve una inspiración, no hay dudas, pero he tenido una gran suerte: estuve en el lugar adecuado en el momento adecuado. Tal vez no sea demasiado inteligente pero soy muy tenaz. Eso fue lo que me ha ayudado más que nada.


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      Maxi Kronenberg

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