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      Dolor en el entierro de las víctimas del triple crimen de Benavídez

      Dolor en el entierro de las víctimas del triple crimen de BenavídezCLAIMA20120830_0063 Lágrimas. Los padres de Romina, ayer, luego del entierro. Andres D’Elia
      Redacción Clarín

      El calvario de dolor de la familia Martínez no cesa. La abuela Nilda (76), su nieta María Florencia (15) y su bisnieta María Sol (6) fueron enterradas ayer en el cementerio de Benavídez.

      Llantos, abrazos y escenas de consuelo acompañaron la marcha del cortejo fúnebre, que partió a media mañana desde la cochería Del Siglo de ruta 9 y La Rioja, donde los cuerpos de las víctimas del triple crimen ocurrido el lunes habían comenzado a ser velados el martes por la noche.

      Amigos y allegados a la familia acompañaron hasta el predio de México y Sarmiento a Juan Martínez y a sus cinco hijos, al frente de los cuales iba Romina, la ex esposa de Juan Carlos Cardozo (24), que el martes confesó ante el fiscal de la causa ser el autor del homicidio de las tres mujeres.

      En el velatorio, a Romina se la vio tomada de la mano de su pequeña Celeste, de 3 años, con un osito de peluche amarillo y una mamadera. “Sólo puedo sacar fuerzas de mi hija que quedó viva”, le había dicho Romina Clarín en una entrevista.

      Poco después, frente a la vivienda donde sucedió el horror, Juan y su esposa Angélica pidieron, entre lágrimas, que Cardozo reciba “el máximo castigo, porque lo que hizo no tiene perdón”.