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      Habla la argentina que se cayó en Cancún: “Estoy positiva y hoy mi plan es ponerme bien”

      Celeste Cevasco, la joven que se sufrió múltiples fracturas, habló por primera vez. El 8 de agosto volverá al país.

      Habla la argentina que se cayó en Cancún: "Estoy positiva y hoy mi plan es ponerme bien"Celeste Cevasco (27) se aferra a lo que dispuso el destino. "Yo tenía otros planes, pero el de más arribo dispuso esto, por lo que no me puedo poner negativa. Sólo buena energía para salir adelante".

      La voz del otro lado de la línea transmite serenidad y alivio, también algo de enojo y dolor corporal. Sabe que de ahora en adelante el camino de la recuperación es largo y complejo, con una delicada intervención prevista en dos o tres semanas en Buenos Aires.

      Celeste Cevasco, una joven porteña de 27 años, se cayó de un primer piso en su departamento en la isla de Holbox, cerca de Cancún (México), la noche del sábado 13 de julio, y se rompió la cadera y el húmero, además de otros magullones en la cabeza y el rostro. Después de los primeros días de tensión e incertidumbre, el último miércoles la operaron en el Hospital Quirúrgica del Sur, en la ciudad turística mexicana.

      La intervención, provisoria, consistió en la colocación de un clavo para estabilizar la cadera con el objetivo de que pueda viajar a la Argentina y sea operada aquí para reconstruir pelvis y cadera. Si todo marcha de acuerdo a lo que prevén los médicos, Celeste estaría volando a Buenos Aires el jueves 8 de agosto.


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      "Desde que dejé el hospital y me mudé a un departamento en Cancún, las cosas parecen ir acomodándose. De a poco voy notando la mejoría y al menos el dolor se redujo. Tomaba dos pastillas y ahora sólo una... Esto será muy paulatino, yo soy la que tiene que cambiar, la que tiene que armarse de paciencia y entender que hoy me toca estar haciendo reposo en la cama", le cuenta Celeste a Clarín.

      Con alma de viajera, amante de moverse de aquí para allá, la licenciada en turismo y hotelería se convence de que "los planes que tenía, como ir a Australia, se postergan. El único plan que tengo en mente es ponerme lo mejor posible para reencaminar la vida que tenía antes".

      Traumatólogo, kinesiólogo y enfermera visitan a diario a Celeste en el departamento de dos ambientes que renta en Cancún, donde la acompañan su mamá Liliana y su hermano Facundo. "Buena onda y la mejor energía, no me queda otra, esto es lo que quiso el destino para mí, ya no puedo contradecirlo. Nada peor para mí y para los que me rodean que ponerme escéptica y negativa en estos momentos".

      La semana última, Daniel Cevasco, padre de Celeste, desesperado por no saber fehacientemente cómo se encontraba su hija, pidió ayuda económica para solventar los importantes gastos (hospital, médicos, hospedaje y transporte) que tendría que cubrir su familia. "Es invalorable lo que hizo la gente, que nos dio una mano muy grande y pudimos recolectar unos 42.000 dólares". 

      Celeste cuenta que toda su vida se trepó: árboles, rejas, muros. "Esta vez, por la falta de luz, calculé mal. No creo que vuelva a trepar por un buen tiempo".Celeste cuenta que toda su vida se trepó: árboles, rejas, muros. "Esta vez, por la falta de luz, calculé mal. No creo que vuelva a trepar por un buen tiempo".

      Algo tímida e introvertida, poco afecta a verse en la prensa, Celeste aceptó hablar por primera vez y lo hizo con Clarín, con quien recordó aquella noche fatídica del 13 de julio. "Ibamos a salir con mi amiga Florencia (Losada), con quien vivo en Holbox, y esa noche cuando estaba por salir cerca de las once, se corta la luz en todo el barrio. Como se nos estaba haciendo tarde, yo me fui antes que Flor para encontrarme en la Hot Corner (punto de encuentro de la isla) con otra amiga argentina de la facultad que me estaba esperando, y en el apuro olvidé de agarrar las llaves", va relatando Cevasco, que suena lúcida y repasa cada instante.

      "Me encontré con mi amiga, todo estuvo bárbaro, y cerca de las 2 de la mañana le dije que, como al dia siguiente tenía que trabajar temprano (como camarera en una playa), me volvía a mi casa. Cuando llego, advierto que no tenía las llaves y el corte de luz continuaba", hace una pausa y rebobina para saber si no olvida algún detalle.

      La joven viajera enfatiza que, por su pasado deportivo, siempre le gustó trepar: rejas, árboles, muros. Siempre se las rebuscó, se tenía confianza. "Tenía fascinación por colgarme aquí, allá, donde sea. Entonces en vez de buscar a mi amiga Flor, decidí treparme a la terraza y bajar al primer piso donde vivo. Cuando visualicé el lugarcito, como un pedal, donde tenía que poner el pie, noté que le pifié porque casi no lo veía. Yo estaba colgada de mis brazos, y tengo el recuerdo claro de que estaba perdiendo la fuerza y me iba a soltar. 'Ups, me caigo', me dije".

      Nunca perdió la conciencia, remarca Celeste, que recuerda el golpazo contra el cemento, pero también apareció en su mente una profesora de gimnasia de su club porteño, que alguna vez le aconsejó: Si se caen, esperen unos segundos para intentar levantarse. "Esperé casi un minuto y me di cuenta que no podía levantarme. Me vi lastimada y un dolor muy fuerte sentí a la altura de la cadera y el sacro".

      Inmediatamente después del ruido que provocó su caída desde unos tres metros, se acercaron unos vecinos preocupados. "Estoy bien, no se preocupen. Yo estaba inmóvil, pero hablaba con normalidad. Y justo una argentina, de nombre Paz, que andaba por ahí se comunicó con Flor, que llamó a la ambulancia y ahí empezó el calvario".

      La llevaron a una salita de primeros auxilios de la isla de Holbox, muy precaria, donde ni siquiera había gasas, hasta que un amigo la pudo trasladar a Cancún, a unas dos horas de distancia en auto y ferry. Allí la trasladaron al Hospital Quirúrgica del Sur, donde se pudo comprobar, tomografía mediante, que la chica sufría fracturas de cadera, pelvis, sacro y húmero.

      En cuanto a su regreso al país, Cancillería se contactó con Aerolíneas Argentinas, que se hará cargo del traslado de Celeste, quien retornará al país en primera clase para que disponga de mayores comodidades, ya que le cuesta permanecer sentada varias horas.

      Cuando aterrice en Buenos Aires, una ambulancia de Galeno la irá a buscar a Ezeiza y la trasladará a un centro médico para realizar la "verdadera" operación de cadera y comenzar, ahora sí, la rehabilitación. "No veo la hora de llegar a casa y empezar a curarme".

      AS


      Sobre la firma

      Javier Firpo

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