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      Una investigación descubrió que un hospital británico “acortó la vida” de al menos 456 ancianos

      Una médica les prescribía opiáceos sin ninguna razón médica. La cifra de víctimas podría ser todavía mayor.

      Una investigación descubrió que un hospital británico "acortó la vida" de al menos 456 ancianosEl Hospital Gosport War Memorial, situado en el condado de Hampshire (sur de Inglaterra) (EFE).

      Una “práctica institucionalizada de acortar la vida” de al menos 456 ancianos con opiáceos en el Gosport War Memorial Hospital, del condado de Hampshire, fue probada este jueves en Gran Bretaña, tras una investigación que horroriza al reino.

      La cifra de víctimas podría ser de al menos 650, luego de que la doctora Jane Barton fuera considerada responsable de la práctica de prescribir “diamorfina” —nombre médico de la heroína, que actúa como fuerte analgésico— sin ninguna razón médica, con las autoridades hospitalarias sabiendo que la prescribía.


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      Una investigación independiente, realizada por el obispo James Jones, descubrió que 465 pacientes murieron a causa de la droga. Al menos otros 200 habrían sufrido la misma suerte, pero sus historias clínicas se han perdido. Se menciona la posibilidad de que lleguen a 800 las víctimas desde 1988.

      El obispo James Jones en 2017 (EFE).El obispo James Jones en 2017 (EFE).

      Según el obispo, las enfermeras estaban preocupadas por el uso de diamorfina sobre pacientes que no estaban con dolor. La administraban a través de una jeringa y no correspondía a las necesidades del enfermo. La prescribía la médica clínica a cargo, la doctora Jane Barton.

      Cuando en 1988 elevaron sus preocupaciones a Colegio Real de Enfermería, sus colegas les recomendaron no avanzar con esta denuncia. Ellos le habían dado al hospital la posibilidad de rectificar sus políticas, pero nunca lo hicieron. Era entonces el año 1988 y la práctica se extendió por 22 años.


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      El panel de investigación, presidido por el obispo, invitó al secretario de Salud, al jefe de la policía de Hampshire y a otras autoridades a “reconocer el significado de lo que revelan las circunstancias de estas muertes en el hospital y actuar en consecuencia”.

      La doctora Barton fue la médica clínica asistente durante doce años en el hospital Gosport de Hampshire. Era responsable de prescribir las drogas en las diferentes alas del hospital. Pero sus superiores médicos sabían de esta práctica y no la detenían.

      El Hospital Gosport War Memorial, situado en el condado de Hampshire (sur de Inglaterra) (EFE).El Hospital Gosport War Memorial, situado en el condado de Hampshire (sur de Inglaterra) (EFE).

      Según el informe, “las enfermeras tienen la responsabilidad de desafiar las órdenes de la doctora Barton si piensan que las drogas no están dadas de acuerdo a los intereses del paciente, pero nadie la detuvo”.

      El informe muestra que los cuidados de las enfermeras se daban ”por debajo del nivel óptimo y había una evidente falta de interés del personal de enfermería en sus pacientes y su trabajo”.

      Fueron las familias las que se organizaron para hacer una investigación, ante la sospechosa muerte de sus padres y abuelos.

      El obispo Jones, que lideró también la histórica investigación sobre la avalancha de la cancha de fútbol de Hillsborough, denunció que no hubo procesos de escrutinio de las prácticas y se falló ante las familias de los muertos.

      La diamorfina es un opiáceo que acorta la vida de los pacientes, se coloca en la espalda a través de una jeringa especial que asegura una dosis constante de la droga. Paulina Spilka, una enfermera, declaró en 2001 en una investigación de la policía de Hampshire. Dijo que ella nunca había escuchado hablar de esa clase de jeringa.


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      Luego, ella supo que se le daba a pacientes seriamente enfermos. “Era claro que todo paciente que tuviera esa jeringa moriría poco después. Mientras yo estuve allí, no hubo un solo paciente que no muriera cuando le colocaban esa jeringa”, dijo.

      Para ella, uno de los casos más inquietantes fue el de un anciano de 80 años, con cáncer de estómago, pero capaz de bañarse y ducharse solo y con una vida normal. Un día ella llegó y él estaba inconsciente y con una jeringa colocada. Estuvo inconsciente hasta que murió. Ella no se atrevió a hablar con la familia, pero consideraba esa muerte innecesaria.

      Muchos de los pacientes recibían esta droga desde el primer día de hospitalización, aunque no hubieran sido admitidos en el hospital para el fin de su vida. En muchas camas de hospitales británicos, debajo de la ficha del paciente, suele haber una sigla médica que indica a colegas y personal de enfermería: ”No ser resucitado”. Los pacientes ni sus familias son consultados sobre su voluntad ante esta decisión.

      La primera ministra Theresa May dijo este miércoles ante la Cámara de los Comunes que los eventos en el hospital eran “trágicos” y doblemente preocupantes” y denunció “cómo el sector público cierra filas ante el escrutinio”, como sucedió en el hospital de Hampshire .

      El secretario de Salud Jeremy Hunt pidió disculpas públicas ante el Parlamento y la Policía va a considerar cargos criminales contra los protagonistas.

      París, Francia. Corresponsal.


      Sobre la firma

      María Laura Avignolo
      María Laura Avignolo

      Corresponsal de Clarín en París. mavignolo@clarin.com


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