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      El nuevo récord Guinness argentino, visto desde un drone

      El conteo oficial dio un total de 1.941 personas que flotaron durante más de 30 segundos para entrar al libro de los récords. La marca anterior la tenía China, con 650 personas. 

      Redacción Clarín

      El sábado un total de 1.941 personas flotaron juntas durante más de 30 segundos en el Lago Epecuén con el fin de batir un récord Guinness. El objetivo era superar el récord anterior, que había involucrado a 650 personas en China. Y se consiguió por un amplísimo margen.

      La convocatoria de los organizadores superó ampliamente las expectativas, ya que aspiraban a reunir a unos 700 postulantes y se anotaron cerca de 3.000. “Ni en los mejores sueños esperábamos esta repercusión”, reconocieron en la secretaría de Turismo de Carhué, eufóricos con el triunfo y la participación.

      A las 16 comenzó el ingreso al lago de las personas, en grupos de a 50. Todos estaban identificados con un número y pulseras de colores de acuerdo al grado de conocimiento de la natación. Los primeros en ingresaron fueron los especialistas y lentamente se fue incorporando el resto, hasta los que no saben nadar, en un procedimiento que se extendió más allá de lo esperado, debido a la gran repercusión que tuvo el desafío en las últimas semanas.

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      Los participantes llegaron desde varios distritos de la provincia de Buenos Aires, habituales turistas de Carhué, ubicada a unos 520 kilómetros al oeste de la Capital Federal, pero también de provincias lejanas como Formosa, Jujuy y Tucumán, entre otras. En cuanto a las edades, había desde chicos de 10 años, el límite establecido por Guinness, para ser aceptado, hasta mayores de 80.

      Junto a cada grupo ingresó un fiscalizador, encargado tanto de dar las instrucciones para realizar la prueba a cada participante, como de verificar su cumplimiento. Medio centenar de profesores de Educación Física de Adolfo Alsina y distritos cercanos realizaron esa función, bajo la coordinación de la colombiana Natalia Ramírez, enviada por Guinness para fiscalizar el desafío. En cada acceso a la playa, se había instalado un molinete para el conteo de los participantes.

      Todo el proceso fue supervisado y filmado por un drone, encargado de registrar las imágenes que dan fe del batimiento del récord. La secuencia, que debía superar los 30 segundos con los participantes flotando en el agua y tomados de la mano, se complementó con el dictamen de los fiscalizadores, que contaban con pulseras de expulsión, que accionaban en caso de observar que alguien no estuviera cumpliendo con los requisitos.

      La prueba se realizó apenas pasadas las 18 y tras cerca de media hora de análisis, cerca de las 18:30 llegó el anuncio tras esperado. Fue recibido con un rotundo aplauso de quienes aún seguían en el agua (si la prueba daba negativo, había que volver a intentarlo) y otros miles que observaron el fenómeno desde la costa de la playa eco sustentable de Epecuén. “Es para China que lo mira por TV” cantaron varios, mientras se sucedían los abrazos y las felicitaciones por el logro.


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