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      Cumples con toda la onda (verde)

      Frutas, hortalizas y cereales amenazan con desplazar de la mesa a palitos y chizitos. ¿Qué dicen las chefs argentinas?

      Cumples con toda la onda (verde)Cocktail de frutas. Una opción para cortar con tanto empaquetado.

      Papas fritas, palitos salados y maíz inflado, aquellos imprescindibles de los cumpleaños de generaciones pasadas, parecen presenciar la firma de su acta de defunción. Lento pero firme, el cambio de paradigma nutritivo se adueña de estos eventos (siempre que las posibilidades económicas, los tiempos y las circunstancias lo permitan). Los snacks tradicionales le abren paso a las frutas y verduras, y las gaseosas a los jugos naturales.

      “Ni alimentos buenos ni alimentos malos. Moderación y variedad. Esa es la clave”, dice Narda Lepes en su libro Ñam ñam. Manual para alimentar a un pequeño omnívoro. Con esa afirmación, justifica todo lo que luego detalló a Clarín acerca del catering infantil. Para ella, esta costumbre “va en aumento, pero lentamente, todavía te pasa que se festejan cumpleaños en patios de comidas o casas de comidas rápidas”, asegura.

      La cocinera sostiene que lo mejor es no caer en el fundamentalismo: “No me parece que haya que hacerlo extremo y no creo que un niño tenga que sentirse diferente cuando coma. Lo ideal es un equilibrio: es algo festivo y yo sé que, obviamente, es más fácil abrir cuatro paquetes. Además, para hacerlo atractivo, necesitás dos días y medio, y capaz no tenés tiempo de hacer un trencito de tomates cherry, por ejemplo”.

      ¿Qué se le puede ofrecer, entonces a ese pequeño público tan exigente como especial? Lepes pone como ejemplo los festejos de su hija de seis años: “Para los cumpleaños de Leia, hago un equilibrio, pero le dedico tiempo. Compro salchichas alemanas, de las buenas; agarro masa de pan y hago como un perro salchicha. Y lo corto en rodajitas, la porción es una rodaja. Son chiquitos, no pueden comer un pancho entero”.

      Narda destaca, sin embargo, que una fiesta es una excepción en la vida de los chicos y que hay que vivirla como tal: “Algunos están esperando ciertas comidas y tampoco puede ser que no haya nada de lo que ellos consideran de cumple”. Y añade: “En vez de papas fritas pongo nachos. Si hay papas, las hago al horno. Algún pan árabe con espinaca y salsa blanca; pizza que hago de pan árabe, cortada chiquitita; rueditas de choclo, tomates cherry, arvejas, brócoli con queso.” Un tip importante, para ella, es no separar cada opción en una bandeja distinta: “Nosotros lo comemos todo junto, entonces a ellos no hay que subestimarlos”, aclara.

      La organización de este tipo de eventos con todo lo que conllevan son actualmente muy costosos. Consultada acerca del presupuesto como impedimento para armar una mesa más saludable, Narda dice: “La comida que está hecha con materia prima que vale nada es más barata. Pero yo prefiero no ofrecer nada para los grandes y poner un poco mejor para los chicos”. Añade como sugerencia para abaratar costos y ser coherentes con la propuesta no dar al final del festejo la clásica bolsita con cosas dulces: “La golosina hay que acortarla lo mínimo posible o nada”.

      Uno de los problemas, según Lepes, es que “mucha gente alquila el salón donde le solucionan todo y les justifican el ‘saludable’ tirando tres bananas. El salón te da harina-azúcar, harina-sal y carne procesada, nunca hay nada fresco”. Una solución posible sería contratar el servicio básico y llevar el resto: “Pasá por una verdulería y comprás mandarinas, bananas, frutillas, uvas; cortás todo en rodajitas, ponés un bowl con dulce de leche para que mojen y se lo comen”.

      La chef, que aclara no usar jamás la palabra saludable, ni adelante de los chicos ni de los adultos, por parecerle “piantavotos”, sentencia que el menú “no debería pensarse como nutrición, sino como algo digno. ¿Qué tendrías que comer todos los días? La mitad de lo que vos ingerís tiene que ser fruta y verdura. La OMS dice eso, es como la regla más básica”, finaliza.

      Inés De Los Santos, la bartender más reconocida del país, ofrece con Julep un servicio de barras y tragos que rápidamente conquistó el mercado infantil (en este caso, claramente, de opciones sin alcohol). “Nuestra propuesta es buscar materiales nobles, bebidas de buena calidad, todo fresco, almíbares hechos por nosotros, no ofrecer gaseosas ni frutas en lata”, sostiene. Así, le surgen cada vez más pedidos para caterings infantiles, bautismos, cumpleaños, fiestas de 15, Bar Mitzvá y Bat Mitzvah.

      Sin las clásicas bebidas gaseosas, los chicos optan por propuestas que, “con nombres graciosos”, los sumergen en un mundo nuevo: “Pueden elegir un jugo de sandía con cilantro, un falso mojito o una pomelada con un almíbar de tomillo”, por ejemplo.

      De Los Santos asegura que en un festejo para chicos la clave es “no subestimarlos y que las propuestas no sean siempre licuado de frutilla y durazno. Su paladar es un campo fértil para sembrar y darles de probar. Si las cosas que uno le propone están ricas y elaboradas como para un adulto, la mayoría de las veces les gusta”.

      Cuando la diseñadora Valeria Pesqueira organiza los cumples de sus hijos de 3 y 4 años, la mesa muestra un claro cambio de hábitos: “Habiendo viajado varias veces a Japón, decidí hacer un cambio alimenticio sin tanto azúcar y con más vegetales que harinas. En base a esa decisión es que siempre para los cumpleaños opto por presentar más verduras y frutas y tortas sin harina de la mala”, afirma.

      El menú en los festejos de sus chicos depende de la época del año y de lo que la naturaleza ofrezca: “El que es más en verano va a tener más frutas de carozo, frutillas, melones y sandías. El otro es en pleno invierno y las frutas no son tan copadas, entonces armo bastoncitos de zanahoria o bocaditos de garbanzos”. La respuesta de los invitados, asegura, siempre es positiva. Para ello, uno de sus secretos es la decoración: “Generalmente los adorno para que queden más friendly y les hago dibujitos de animales. En general se copan más cuando tienen dibujos de las verduras o las frutas que estoy presentando”.

      De los platos tradicionales, ella prefiere pasar de largo: “Si pongo algún snack, trato de que sea lo más saludable posible. Por ejemplo, pochoclo, que me parece más amigable que las papitas o los palitos. O maní, almendras, nueces, castañas, todo eso que no contiene azúcar”. Sus hijos, según cuenta, “todavía se adaptan muy bien” a estas propuestas cumpleañeras, aunque no sabe “qué pasará cuando corran los años”. Y confiesa que, “obviamente, entre un caramelo y una zanahoria, se tiran arriba del caramelo” Copetín Catering es una de las empresas que ofrece menúes “equilibrados, haciendo cada vez más foco en la buena alimentación”, según afirma Marina Ini, una de sus dueñas. “Para los chicos tratamos de seleccionar productos simples, frescos, nutritivos, sin tanta harina o azúcar y que sean visualmente atractivos en sus texturas y colores”, detalla. Las opciones dentro de su carta son variadas: tomates cherry, mini choclitos, frutas de estación, mini bananas, pinchos de sandía, cereales y chicken tenders rebozados con cornflakes.

      Según Ini, esta tendencia crece, aunque aún con algunas objeciones. “Los clientes se interesan cada vez más en prestar atención al tipo de alimentación que brindan a sus hijos, pero muchos todavía nos piden incluir gaseosas y papas fritas, opciones que no contemplamos”, sostiene. La empresaria destaca como objetivo central que el menú, “además de rico, sea saludable”, cuestión que, según ella, “no altera el precio”.


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      Guadalupe Rivero

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